«Ingeniería agronómica de Palencia era realmente buena»

Carmen Centeno
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Es independiente, defensora de su libertad y de la de los demás, sin adscripción a partidos políticos o sindicatos que le marquen lo que puede o debe decir y hacer; muy trabajadora, y estricta a la hora de preparar e impartir las clases

«Ingeniería agronómica de Palencia era realmente buena» - Foto: Sara Muniosguren

Nació en Villaeles de Valdavia y le pusieron el nombre de la patrona del pueblo, que es la Virgen de los Ángeles. Fue la pequeña de cuatro hermanos y la única palentina, junto al que la antecede, ya que los dos mayores, al igual que sus padres, procedían de Morgovejo (León). No conserva recuerdos de su localidad natal, ya que la dejó con apenas dos años. «Mi padre era sobreguarda del patrimonio forestal  y le mandaron a repoblar a Villaeles, por eso nací allí; más tarde, cambió de destino y nos fuimos a Venta de Baños», explica. Este último sí forma parte de su memoria. «Recuerdo el tren y tener que atravesar la pasarela para ir al colegio de las Doroteas, que estaba al otro lado de donde vivíamos. Iba de la mano de mi padre», rememora.

No olvida tampoco los juegos infantiles al aire libre o las escapadas para cazar ranas con la carabina. Tanto esta, como la bicicleta, eran bienes compartidos entre los hermanos. «No había posibles en casa para que cada uno tuviéramos la nuestra, así que había que turnarse», apostilla. Quizá en aquellas incursiones en la naturaleza, en las largas caminatas a pie y en bicicleta, en las actividades que primaban el contacto con la tierra y sus elementos sobre los juguetes materiales, se fue despertando la curiosidad de María Ángeles por conocer el entorno, desentrañar sus misterios y su esencia, que es química. 

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