Lagares entre mosto, vino y queso

J. Benito Iglesias
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La Asociación Cultural Barrio de Bodegas celebra con éxito las visitas guiadas, la pisada de la uva, el prensado tradicional en el lagar comunal del pueblo y degustaciones gratuitas del producto de la vendimia

Lagares entre mosto, vino y queso - Foto: Sara Muniosguren

Entre el pisado tradicional de 4.400 kilos de uva  procedentes de Herrera de Valdecañas para la degustación del primer mosto, el trabajo previo en el lagar y el descenso a las cuevas subterráneas para conocer dónde fermenta, reposa y envejece la producción  vinícola cerrateña. Así se desarrolló ayer en Baltanás por cuarto año consecutivo la jornada De lagares, una iniciativa de la Asociación Cultural Barrio de Bodegas para mostrar de primera mano el proceso tradicional de elaboración del vino en un espacio de terreno arcilloso adentrado en el impresionante páramo cerrateño, que fue declarado hace casi ocho años años como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Conjunto Etnológico. Algo digno de ver para los cientos de visitantes en un día espléndido -en el interior de las bodegas había entre 11-12 grados y 28 en el exterior a pleno sol al mediodía- disfrutaron al máximo. 

La propia alcaldesa, María José de la Fuente, hizo de guía oficial de uno de los dos amplios grupos que se inscribieron en una de las visitas programadas a la bodega de titularidad municipal. Tras el prensado tradicional en el lagar comunal del pueblo adquirido en el Ayuntamiento, se procedió  a una degustación gratuita de mosto de este año, que completó al final del día con otra de vino del año pasado y unas tapas de queso local y chorizo.

 «Hemos construido un espacio para recrear de forma fidedigna lo que era un lagar tradicional en el barrio de bodegas. La prensa de uva tiene una viga de casi 12 metros y una piedra de 1.500 kilos. Se han prensado 4.400 kilos de uva pero cabría cuatro veces más, lo que hace imaginar lo que llegó a representar la uva y el vino como un alimento más. Era parte de la economía familiar, tanto para consumo propio como para comercializarlo si había suficiente producción», remarcó.

Lagares entre mosto, vino y quesoLagares entre mosto, vino y queso - Foto: Sara MuniosgurenDe la Fuente aludió, además, ante los visitantes, al hecho de que en las laderas cercanas «hoy no existen tantos majuelos y viñas como había en un terreno propicio con una continua exposición al sol». Así, quiso recordar cómo al principio del siglo XX la filoxera acabó con gran parte de los viñedos de la zona. Más tarde, a mediados de los años 60, la mecanización del campo y la concentración parcelaria, contribuyeron al declive del cultivo de la vid en la comarca cerrateña.

TRADICIÓN Y ORGULLO. Julio del Río, presidente de la Asociación Cultural Barrio de Bodegas de Baltanás, se mostró muy satisfecho con la actividad. «Son ya cuatro años con este día señalado al recoger la uva. Somos ya más de 330 personas interesadas en conservar esta tradición, algunos propietarios de bodegas y otros no, gente del pueblo y personas de fuera a las que les gusta la cultura del vino y colaboran con una cuota anual. Cada vez tenemos más visitantes y en un local adecuado cedido por el Ayuntamiento podemos elaborar el vino. Además, hay unos 15 cultivadores con su majuelo en un similar número de hectáreas que lo hacen para consumo propio», explicó.

«El objetivo es seguir dando a  conocer el valor del barrio de bodegas y el sistema tradicional de elaboración del vino de la forma más artesanal posible. Cuando la producción vitivinícola no era rentable se cambió por el cereal. Aún así, el pueblo vive la cultura del vino y la gente sigue arreglando las bodegas y recuperando las que llevaban años cerradas. Actualmente hay catalogadas en el barrio 374 bodegas, aunque algunas que se hundieron y han quedado tapadas definitivamente», expuso Julio del Río.

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Lagares entre mosto, vino y queso
Lagares entre mosto, vino y queso - Foto: Sara Muniosguren
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Lagares entre mosto, vino y queso - Foto: Sara Muniosguren

beneficio económico. Además de no perder la tradición de elaborar vino, Baltanás va notando, cada año más, cómo esta preciada bebida atrae turismo. «Llega mucha gente al pueblo y, aunque se abrió un nuevo restaurante, se necesitaría una mayor oferta en hostelería para poder atenderla. Hay bastantes personas que llegan de Castilla y León y también de fuera, especialmente de Madrid. Ahora mismo contamos con varias proyectos de colaboración con la Universidad Politécnica de Ingeniería y Arquitectura de esta comunidad. Queremos enseñar cómo se construyeron las bodegas, al existir seis niveles de altura, con diferencias entre el suelo de unas y el techo de otras de hasta unos 90 centímetros. Se podrá determinar los espacios que ocupan individualmente y las distancias existentes entre cada edificación», especificó.