Toyi Marcos Sosa

Desde mi ventana

Toyi Marcos Sosa


El poder de la palabra

02/04/2023

En algunos gremios la capacidad de persuasión de aquellos que la manejan, embellece de tal manera la técnica de engatusar y manipular que, en seducción, gana al timo de la estampita. Puede que de momento catequicen. Pero más pronto que tarde, por ejemplo en el hemiciclo, en cuanto las luces se apagan, ¿qué han avalado esas palabras en lugar de debatir proposiciones serias que todos entendamos y con dignidad formemos parte de ellas? Claro que también de vez en cuando se les escapa algún gazapillo. ¡Qué no oiremos en lo que resta del año!  Hay quienes no son conscientes de que el horno no está  para bollos. Algún articulista dice que en la reciente moción de censura el presidente Sánchez salió reforzado del envite. ¿Acaso consiguió abaratar la cesta de la compra? No. ¿Las pensiones  mínimas ya llegan a fin de mes? No.  ¿Los okupas en sosiego abandonan  las propiedades que no les pertenecen? No. ¿Los millones llegados de Europa la población tiene conocimiento de cómo los han distribuido? No. ¿Las colas del hambre ya son historia? No. ¿Las violaciones a niñas y mujeres han cesado? No, pues han crecido. ¿El paro ha bajado y la inflación  también? No. ¿El fraude y la corrupción ya no se tapan? Depende. ¿La vivienda es accesible a todos? No. ¿En Sanidad  hay los profesionales necesarios? No. ¿Se publicarán las auditorias de los ministerios?  ¿En el Gobierno han salido reforzados porque no tienden a reflexionar acerca de las objeciones de sus interlocutores puesto que sus razones siempre serán más válidas y salen por los Cerros de Úbeda?  En suma: que el poder de persuasión de la palabra se aprovecha al emplear frases a tiempo que se identifican con la desesperación de mucha gente, hasta el punto  que dan a entender que su situación les preocupa, y sueltan todo lo que el ansia de salir del atolladero quisiera oír. 
El ambiente es triste y explosivo. Intentan ser lo más convincentes posible al tratar de vendernos la moto pues con claridad ofrecen las cifras del consumo del combustible, pero ocultan cuanto pueden lo caros que salen los repuestos. Y es que, a veces, una de esas icónicas máquinas no las sabe manejar cualquiera.