Robos en pisos y catalizadores en el barrio de Santiago

ALBERTO ABASCAL
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Son los elementos metálicos (el platino, paladio y rodio) que contienen los catalizadores de los vehículos los objetos codiciados por las bandas de delincuentes, la mayoría itinerantes procedente de los países de los Balcanes

Robos en pisos y catalizadores en el barrio de Santiago

Los ladrones están haciendo su agosto en el barrio de Santiago de la capital, según la información aportada a este periódico. El último episodio conocido tuvo lugar ayer cuando los delincuentes penetraron tras forzar la cerradura en un domicilio de la calle Peregrinos y se hicieron con un ordenador, entre otros objetos. Al parecer, no ha sido el único piso de la zona desvalijado en las últimas semanas, aunque, en este sentido, no hay datos oficiales.

Además, los delincuentes también están haciendo acopio de los catalizadores de los automóviles, un proceder que se ha convertido en recurrente no solo en Palencia sino en varias provincias de la comunidad.

Casualmente, la Guardia Civil acaba de desarticular una banda nacional que se había cometido hasta cinco robos de esta índole en el polígono industrial de Villamuriel de Cerrato.

Sin embargo, hasta el momento se desconoce si esta banda está relacionada con las sustracciones detectadas en el popular barrio de la capital.

Hasta ayer, habría que remontarse a mediados de mayo del pasado año para conocer un hecho similar cuando según informaron a este periódico fuentes consultadas, al menos dos turismos aparcados en las inmediaciones de Casado de Alisal sufrieron el robo de este dispositivo.

El catalizador, o conversor catalítico, es una rejilla de cerámica recubierta de platino, paladio y rodio que, al contacto con los gases contaminantes, acelera su proceso de descomposición. Y son precisamente esos elementos metálicos (el platino, paladio y rodio), los objetos codiciados por las bandas de delincuentes, la mayoría itinerantes procedente de los países de los Balcanes. 

En los últimos años, la cotización del platino, paladio y rodio en el mercado de valores se ha multiplicado, ya que son difíciles de obtener. Y es que con  un  gato, una cadena,  una sierra o con una simple patada al tubo de escape, los catalizadores pasan a un nuevo propietario por la vía rápida, especialmente si son de vehículos de gasolina y con bastantes años de servicio en carretera.

Según indicaron a este periódico fuentes de la Comisaría de Policía Nacional en aquellos momentos, se habían venido produciendo en Palencia robos de este calibre, al igual que en otras capitales de la  comunidad de Castilla y León, especialmente en la vecina Burgos. «Nos han dicho que hay gente que incluso no lo ha llegado a denunciar, pero realmente es un fastidio económico muy grande para los propietarios de los automóviles afectados porque una pieza de este calibre te puede costar los 1.000 euros, más la mano de obra, en el taller de reparaciones», llegó a comentar un afectado a este periódico.

Los ladrones de catalizadores van equipados con herramienta específica para retirar estos dispositivos, aunque en ocasiones se limitan a cortar el tubo de escape o arrancarlos de un tirón atando una cadena a otro vehículo. En muchas ocasiones, los principales objetivos de las bandas dedicadas al robo de estos instrumentos son los vehículos industriales porque los catalizadores son de mayor tamaño -tienen más metal- y son más fáciles de retirar. En los últimos tiempos, el robo de catalizadores se ha convertido en un quebradero de cabeza tan grande para las empresas de transporte que algunas de ellas han tomado la determinación de soldarlos a los tubos de escape para dificultar su robo.

Los expertos consultados por Diario Palentino corroboran que el catalizador es una pieza muy valiosa porque contiene metales caros y difíciles de encontrar. De hecho, habitualmente en los talleres de desguace es lo primero que recogen. Añaden los expertos que se trata de un delito que se puso de moda por el efecto de la crisis de 2008, pero que se ha visto incrementado desde el verano de 2013. En este sentido, los delincuentes pueden obtener un beneficio de entre 300 y 3.000 euros en el mercado negro, aunque siempre dependerá del tamaño que tenga el catalizador.

Los usos que se dan a los componentes del catalizador son muy diversos, aunque principalmente se exportan a países de Europa del Este para fundirlos y obtener derivados como joyas y complementos textiles.