«El sistema educativo necesita una reforma increíble»

Pablo Torres
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Las principales líneas de investigación del catedrático Jesús Valero Matas son la sociología de la educación, la sociología de la religión, el análisis y estudio de los aprendizajes científicos y la sociología de los movimientos migratorios

El catedrático en sociología de la Universidad de Valladolid, Jesús Valero Matas - Foto: Óscar Navarro

El pasado 25 de mayo, Jesús Valero Matas obtuvo la plaza de catedrático de Sociología en la facultad de Educación de Palencia. 

Este licenciado en Sociología, Ciencias Políticas y de la Administración ha dirigido a lo largo de su trayectoria múltiples proyectos de investigación y ha colaborado en más de cien artículos especializados. Ha estado también presente en varias universidades extranjeras, como profesor y como investigador visitante. 

¿Cómo definiría la sociología para alguien que no sepa nada del tema?
Es algo tan sencillo como el estudio de las sociedades humanas. El estudio del individuo como miembro de un grupo social, el cual interactúa con el resto.
Si hiciéramos referencia a un plano individual estaríamos hablando de la psicología. La sociología es a nivel grupal, y trata de estudiar los comportamientos humanos en una determinada sociedad, que puede ser cada vez más amplia, como la sociedad española, la europea, la intercontinental, etc.

En su artículo Caminos de la sociología: de la noción de progreso a la interdisciplinariedad menciona algunos de los puntos que han marcado la disciplina. ¿Qué acontecimientos cree que impulsaron el estudio sociológico?
Uno muy importante fue la transformación que tuvo lugar cuando pasamos del Antiguo Régimen a la modernidad. Luego, hay que mencionar procesos como la Revolución Francesa, un hito que cambió ideológica, social y culturalmente la  sociedad.

A partir de ahí se han producido las distintas transformaciones: de la modernidad a la postmodernidad y ahora la globalización. En realidad, aunque lo llamemos globalización, sería más correcto definirlo como una nacionalización económica, ya que, culturalmente, hay muchos pueblos a los que no les llegan esos avances culturales. Sin embargo, la economía le ha llegado a todo el mundo. Antes ibas a la tribu de los masái, les hacías una foto y les dabas alimentos. Ahora, les haces una foto y te piden dinero. Por eso digo que la economía ha llegado a todos los rincones, aunque culturalmente hay grandes desigualdades que todavía no se han solventado.

Son esas transformaciones y los procesos como las revoluciones industriales los que han marcado el estudio de la sociología. No ha sido el hito de la Luna, que también fue importante, sino los procesos socioeconómicos que han marcado la historia, aunque si solo tuviera que decir el más importante diría la Revolución Francesa. Para mí, este ha sido un hecho fundamental en la transformación social y el estudio de la sociedad. A partir de él, surge, impulsado por Auguste Conte, el concepto de sociología.

¿Cómo se sintió cuando recibió la valoración positiva de la comisión para la obtención de la plaza de catedrático?
Fue una satisfacción personal. Ha sido el culmen de mucho trabajo. No soy muy de transmitirlo fuera, pero sí que supone una gran alegría interna. Además, tuve que venir a hacer la oposición desde Estados Unidos, ya que estaba trabajando allí este año, y me volví a marchar puesto que había dejado allí a la familia.

Entre los numerosos proyectos de investigación que ha dirigido, ¿cuáles considera que han obtenido resultados más interesantes?
Ha habido dos. Uno fue financiado por la Aecid (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo), que lo hice sobre la cultura y la inmigración junto a países de Hispanoamérica. Lo coordiné junto a Cuba, Perú, México y España. En este trabajo fue donde encontré elementos de identidad muy importantes de estas poblaciones y la visión que tienen hacia los Estados Unidos.

El segundo ha sido el último que he dirigido. El proyecto, ya finalizado, fue financiado por la fundación Hergar, cuyo fundador procede de Valladolid y es propietario de la Udima, la Universidad a Distancia de Madrid. Este trabajo era sobre los estudios STEM (Sicience, Technology, Engineering and Mathematics), lo que en castellano equivale a (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Los resultados me sorprendieron bastante, ya que existe una descompensación entre las oportunidades que ofrecen las ciencias, necesarias para el desarrollo, y la opinión de los estudiantes, que muchas veces optan por estudios relacionados con las humanidades argumentando que tienen más salidas. Sorprende esa contradicción en la que, a pesar de que el mercado muestre que hay mas posibilidades de empleo para las denominadas ciencias duras, los estudiantes consideren que hay más oportunidades con las humanidades.

Una de sus principales líneas de investigación es la sociología de la educación. ¿Cómo valora el sistema educativo de hoy en día?
El sistema educativo, tanto a nivel universitario como a nivel no universitario, necesita una reforma increíble. Pienso que el plan Bolonia no ha sido nada positivo. Creo que para muchas titulaciones ha bajado la calidad educativa de nuestros estudiantes.

¿Qué cree que se debería potenciar para un mejor aprendizaje?
Hay que fomentar, y cada vez más, la capacidad de comprensión del conocimiento. La creatividad es fundamental, pero, para ser creativo, tienes que tener conocimiento. Si no hay conocimiento es muy difícil ser creativo.

A mí me dicen muchas veces mis alumnos que está todo en Internet. Puede ser, pero en Internet hay tanto verdades como mentiras, y hay que saber seleccionarlas ¿Cómo las seleccionas? Con conocimiento. Alguien a quien tomo muchas veces como referencia es George Soros, un hombre brillante que maneja el mundo. Este señor no estudió en el plan Bolonia, pero entre otras cosas, aparte de su conocimiento, denota una gran creatividad. El conocimiento es fundamental, ya lo decían los clásicos. Solo hay que remontarse al propio Sócrates y su famosa frase «solo sé que no sé nada». Por aquel entonces no tenían Internet y todo era a través del conocimiento.

Internet nos ayuda mucho, pero también nos propicia herramientas como ChatGPT, que puede hacerte fácilmente el Trabajo Fin de Máster. ¿Crees que eso funciona? Si tienes que hacer una presa, puedes decirle al ChatGPT que te la haga, pero luego corre el riesgo de caerse. Tienes que saber la resistencia de los materiales, la presión del agua sobre el tipo de piedra y muchas cosas más. Y aun sabiendo todo eso, cabe la posibilidad de que se caiga.

¿Qué cambiaría del actual sistema universitario?
Creo que lo primero que hay que hacer es que la gente tenga interés por aprender. El sistema también tiene que requerir que la gente se forme y que busque la formación específica para cada cual. Además, es necesario dar las oportunidades pertinentes a la investigación, que hoy en día es muy competitiva. Hay pocos recursos y está especialmente desarrollada en campos muy científicos. Las humanidades se están dejando de lado, y también tienen que investigar. No se puede destinar el 90% de recursos para la investigación en ciencias y solo el 10% para las ciencias sociales y humanidades.

Por otra parte, es necesario incentivar la capacidad, el desarrollo y potenciar los grupos de interacción en la investigación en los que se intercambien conocimientos. Una de las cosas que echo de menos, aunque de vez en cuando lo hago con algunos de mis compañeros, es sentarme a hablar de sociología, de cómo está el mundo. El tema de las personas mayores que viven solas, el por qué cada vez hay más gente single, el por qué del escaso porcentaje de población joven en Palencia, etc. Todo esto tiene una explicación.

¿Cómo cree que la pandemia del covid ha cambiado la enseñanza de nuestro país?
Hace unas semanas estaba hablando con unos profesores de secundaria y coinciden en que los niveles han bajado muchísimo. Si antes el nivel ya era bajo, ahora todavía lo es más. El covid lo que ha hecho ha sido facilitar las cosas. Hay gente que ha aprobado selectividad, por ejemplo, con unos niveles formativos bastante escasos.

Las nuevas leyes educativas lo que hacen es, en lugar de mejorar la calidad, reducirla para que haya menos fracaso escolar. Luego damos datos sobre este descenso, pero el fracaso sigue estando ahí, ya que mucha gente no va a poder encontrar un trabajo porque su formación es cero. Lo que hay que buscar es una alternativa. Para mí una muy importante es la formación profesional. Ahora mismo, tenemos aquí a dos estudiantes alemanes que están haciendo las prácticas en el Departamento de Informática y que son alumnos de formación profesional. Hablan inglés, trabajan, etc. Hay que fomentar en mucha gente que haga estas formaciones. Con ellas, vamos a darles una formación específica más enfocada a la práctica y no tanto al conocimiento. Lógicamente, hay que tener ciertas nociones, pero lo importante es que puedan tener una salida. No podemos tenerlos en casa y que se presenten como mayores de 45 años para recibir una ayuda.

¿Considera que falta pensamiento crítico en el alumnado?
Sí, les falta pensamiento crítico. Todo lo que les digas lo asumen como cierto. Alguna vez les he dicho alguna mentira a propósito y se la han creído. Absorben todo lo que les dices como si fuesen niños pequeños. No digo que tenga que ser en el momento, pero deberían reflexionar sobre lo que están oyendo. En mis clases, a veces, intento decir cosas para incentivarles a que entren en la conversación y crear un debate, aunque a muchos les cuesta.

Ha sido investigador en varias universidades extranjeras. ¿Qué diferencias aprecia respecto a las universidades españolas?
Voy a poner el caso americano, que es quizás el que, de alguna manera, supone una mayor referencia para mí. Lo que son los grados allí son muy fáciles. Una persona que empieza suele acabar. La diferencia radica en los másteres, que se empiezan a complicar. Luego están los doctorados, que se dificultan muchísimo más.

Antes el doctorado duraba unos años. Ahora, acabas la carrera y puedes hacer cuatro años un máster y un doctorado. En América, los doctorados son de gran especialización. La persona que hace un doctorado allí es alguien que tiene una formación muy específica.

¿En qué universidades notó un nivel de enseñanza más elevado?
He estado en Edimburgo, en Escocia, y tenían un nivel bastante potente comparado con el nuestro. Por otra parte, las universidades alemanas también son muy fuertes para todo, aunque en lo referido a los estudios de grado son muy similares a las españolas. Como ocurre en los centros americanos, las mayores diferencias las encuentro en los másteres y doctorados.

En algunos artículos habla de la importancia de ser creativo. ¿Cómo valora la importancia de la creatividad dentro de la docencia?
Es fundamental, porque la creatividad es lo que te lleva a hacer algo distinto y a poder utilizar los recursos que tienes a tu alrededor para ofrecer a la gente una visión mucho más amplia. 

Recuerdo mis años en el centro en el que estudiaba, cuando usar los ordenadores no era tan fácil como ahora. Teníamos las placas para las encuestas, que no se realizaban a través del programa SPSS. Había que machacarlas, hacer agujeros y demás para trabajar con ellas. Había que ser creativo y saber cómo podías utilizar esos recursos que te iban dando junto a la información para tus investigaciones. Nosotros, en las humanidades o en las ciencias sociales, tenemos menos en recursos que los que pueden tener las ciencias puras. 

Hace poco me dijeron en una universidad americana que tenían que ir a entretener a los estudiantes. Yo les respondí que conmigo no contaran. Yo no iba a entretener, yo iba a enseñar. En la universidad española estamos llegando a los mismos niveles. Yo no tengo que entretener a nadie. Lo que ocurre es que hay una diferencia sustancial respecto a América, y es que allí la universidad es privada y aquí es pública. 

¿Cree que el avance tecnológico tiene más consecuencias negativas que positivas en el aprendizaje?
No. Creo que el avance tecnológico tiene mas cosas positivas que negativas. El problema reside en cómo lo utilizamos. Si lo usamos para no hacer nada, para no desarrollar nuestra capacidad cognitiva o para hacer los trabajos de una forma más sencilla, pero sin hacer ningún esfuerzo por nosotros mismos, entonces es negativo. Hay que buscar que haya una ética.

Ante los rápidos avances de tecnologías como la IA o sistemas similares, ¿cree que los humanos se deberán adaptar a este nuevo panorama y aprender a partir de él o que la actividad humana nunca será sustituida?
Tal y como están las cosas nos vamos a tener que adaptar nosotros a estas nuevas tecnologías. 

Esto no significa que estos avances sean negativos. Siempre pueden ser positivos si se les da un buen uso, como a todo. Pongo siempre el mismo ejemplo, el de las células embrionarias. La biotecnología es positiva porque nos puede mejorar nuestra calidad de vida. Sin embargo, el problema surge cuando jugamos a ser dioses y queremos hacer seres humanos a la carta. Puedes pensar en clonar a Einstein, pero Einstein, más allá de su gran conocimiento, tuvo que socializar. Hay gente que se socializó para bien, pero otros que no. La energía nuclear es positiva, siempre y cuando la utilices correctamente, como, por ejemplo, para generar electricidad. Sin embargo, todo puede cambiar si la usas para la destrucción y la creación de bombas.

Otra de sus líneas de investigación es la sociología de la religión. ¿Cómo valora el impacto actual de la religión en España?
España está sufriendo, desde el punto de vista religioso, una transformación muy importante, incluso desde las propias instituciones. Muchas de ellas luchan contra la religión católica. No son conscientes de que cada religión, independientemente de la que sea, persigue su propio objetivo, y no se puede sustituir una para traer otra. La religión es una creencia de los individuos, y todos ellos, desde ahora hasta el futuro, tienen y van a tener una. El ser humano, desde su nacimiento, ha tenido una creencia en algo. Siempre ha buscado una figura sobre la que sostenerse para el desarrollo de su vida, sea un dios, una diosa o incluso el dinero. Si te das cuenta, las grandes religiones se están convirtiendo en pequeñas religiones debido a todas las nuevas creencias y ramificaciones que están surgiendo. El individuo necesita algo con lo que sustentarse. Todo el mundo, creyente o no, cuando le va mal, recurre a un ser supremo al que pedir ayuda. Si, a pesar de que no creas en nada, has sido educado en la religión católica, rezarás a Dios o a la Virgen en los malos momentos.

¿A qué cree que se debe el cambio de hábitos en la sociedad?
El ser humano cree que ya no necesita esa espiritualidad, lo que provoca un descenso en, por ejemplo, la práctica religiosa.