Editorial

El coronavirus que se quedó entre nosotros

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Ante un poderoso y lesivo mutante, tocaba, y toca, defenderse y seguir aprendiendo

Covid-19. Nunca olvidaremos ese nombre porque todos hemos tenido, tenemos o tendremos algún contacto con él, además de cargar con pérdidas personales, familiares, laborales o sociales, padecer serios problemas económicos, ver incrementadas las dificultades para la socialización y los miedos, las desconfianzas y las incertidumbres respecto al presente y al futuro o padecer secuelas físicas y psicológicas. El coronavirus dio lugar a una pandemia mundial, que sigue vigente en algunas zonas como tal, aunque la mayoría de los países haya logrado ponerle freno con las restricciones primero, con las vacunas después y con una combinación posterior de ambas. Lo cambió todo y en todos los sectores, de manera que nadie se salvó de sus efectos, ya fuera en el ámbito de la salud, en el de la economía, en el del empleo, en el de la educación, en el de las desigualdades, en el de la comunicación o en el de las relaciones personales. Pero, además, no pasó como un tornado para luego desaparecer, sino que se quedó entre nosotros, perdiendo algo de fuerza, pero bien presente.

El año 2022 lo vivimos con la llamada séptima ola y lo cerramos en el caso de la provincia de Palencia con sesenta y seis mil  casos de SARS-Cov-2  oficialmente confirmados y 221 fallecidos en el Caupa habiendo dado positivo al virus. Cifras que asustan y nos permiten hacernos una idea de la envergadura de esta pandemia. Y, con ser datos más que preocupantes, nos permitieron y nos siguen permitiendo vivir en la normalidad, ya sin separaciones, sin aforos limitados, sin usar la mascarilla más que en los espacios sanitarios y con una cobertura de protección importante, a través de las distintas fases de la vacuna.

Sin embargo, hay ciudadanos que no han podido recuperar ese espacio de normalidad personal, laboral, social y relacional que sí se ha extendido a la mayoría. Son los pacientes que acuden a la consulta postcovid, puesta en marcha en Palencia en junio de 2020, adscrita al Servicio de Medicina Interna del hospital. Atiende a más de dos mil quinientos, algunos con el llamado covid persistente -cansancio, fatiga, disnea o falta de aire-, pero la mayoría con otros cuadros distintos, muchos con el de fatiga crónica. La razón para montar una consulta monográfica y accesible estuvo, en su día, en la observación por parte de los especialistas de que al cabo de un tiempo, los pacientes que habían pasado la infección presentaban síntomas muy distintos a la afectación respiratoria inicial, desde cuadros digestivos a psiquiátricos, pasando por los neurológicos, los cutáneos o los autoinmunes.  Se vio la conveniencia de un abordaje específico, a la vez que de miras amplias, y el tiempo vino a dar la razón.

Frente al desconocido poderoso, mutante y lesivo, tocaba -y aún toca- defenderse bien.