«Esto me ha servido para repensar mi relación con Palencia»

Pablo Torres
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Como preludio al comienzo de las fiestas de San Antolín, Justino Zapatero, fiscal del Tribunal Supremo, presenta hoy, a partir de las 20 horas, el pregón del Casino bajo el título 2 miradas sobre Palencia 1963-2023, una visión de la capital durante 6

«Esto me ha servido para repensar mi relación con Palencia» - Foto: DP

Justino Zapatero, procedente de la localidad palentina de Cisneros, presenta hoy en el Casino de la capital su pregón 2 miradas sobre Palencia 1963-2023, un reflejo comparativo sobre lo que el fiscal del Supremo vio hace 60 años y lo que ve ahora. 

Su experiencia como jurista, profesión que lleva ejerciendo desde hace 38 años, le llevó a publicar su obra El buen fiscal, «un libro con excelente reconocimiento entre los compañeros de la profesión» en el que, como él mismo define, «trata la buena deontología entre los profesionales».

¿Qué significa para usted dar el pregón en el Casino?
He vivio diferentes sensaciones. En un primer momento, cuando me lo comunicaron, me sentí muy sorprendido. Más adelante, pensándolo bien, solo siento agradecimiento por quienes me lo han ofrecido. En mi caso, esta oportunidad me ha servido para repensar mi relación con Palencia, algo que ha significado una satisfacción para mí.

¿A qué se refiere con repensar su relación con Palencia?
El momento en el que asimilé todo y me vi hablando en público es en el que tuve la ocasión de pensar cuáles han sido las situaciones que han marcado estos años, cómo veía la ciudad, cómo la veo ahora, etc. 

En la vida, muchas veces decimos, actuamos, pero pocas veces nos paramos a reflexionar. Una oportunidad como ésta me hace preguntarme cuál es mi relación, mi vínculo con la ciudad. Una especie de examen retrospectivo en el que quiero plasmar todo lo que siento en el papel.

¿Se siente con nervios o con emoción por dar el pregón?
Más emoción que nervios. Imagino que los nervios llegarán a medida que se vaya acercando el momento de dar el pregón. Aunque en realidad, no es esto lo que más me preocupa. Ciertamente es un reto estar ahí, delante de personas queridas y significadas, que conocen la ciudad mucho mejor que yo, pero realmente eso se traduce más en un sentimiento emotivo que en un sentimiento de nerviosismo. Pero al final, esto no lo sabré hasta que llegue el momento.

¿A qué se referirá en el pregón?
Creo que el título es bastante ilustrativo. Voy a hablar de aquello que vi hace 60 años y lo que veo ahora. Dos miradas que discurren en ese tiempo y que reflejan, de la forma en la que yo lo he vivido, los cambios y la evolución de la ciudad.

¿Cómo vive usted las fiestas?
Las he vivido de forma muy distinta en función del tiempo. Cuando era un niño, me encantaba ir al ferial, cuando todavía se colocaba en la explanada de los Maristas. Con el tiempo, se van viendo y disfrutando otro tipo de eventos. Cada año lo vivía de una forma diferente, teniendo en cuenta que no siempre he podido estar aquí.

¿Se imaginaba dar algún día un pregón en San Antolín?
No, la verdad es que no. Fue todo una sorpresa, sobre todo habiendo visto a algunos de los pregoneros y pregoneras que me han precedido. Nunca me imaginé estar en la lista de posibles personas para dar el pregón. Ha sido toda una sorpresa de la que me siento muy agradecido. Además, el hecho de aceptar implica, además de la sorpresa incial, el reto de querer hacerlo lo mejor posible y que aquellos que lo escuchen lo encuentren entretenido. 

Es juez del Tribunal Supremo. ¿Cómo lleva su profesión?
Seguramente el título sea algo que imponga. No obstante, yo he estado durante once años en la inspección de la Fiscalía General, un destino desde el que conocí a todas las fiscalías de España y a todos los compañeros. Cuando conoces todo eso, el Tribunal Supremo impone menos. El quehacer de la profesión es muy serio, riguroso y exige mucha responsabilidad, tanto en el último destino como en el primero. Un ciudadano puede tener el juicio menos grave en Palencia y en el Supremo. 

Llevo en esta profesión más de 38 años, evolucionando profesionalmente. Aunque ahora esté en el Supremo, añoro algunos de los destinos anteriores.

¿Qué es lo más difícil de ella?
Muchas veces te tienes que enfrentar a situaciones difíciles. En la mayoría de los casos, tenemos un apoyo importante, que es la ley. Cuando tú actúas usando la ley, generalmente no tienes problemas. El problema aparece cuando te encuentras una situación en la que consideras que la ley no ofrece la solución más justa. Es difícil que una ley esté hecha para todas las situaciones posibles, y hay casos concretos donde el encaje, desde el punto de vista de la justicia, es complicado. 
Por poner un ejemplo, hay veces en las que la ley exige abordar la expulsión de un ciudadano extranjero por no tener la situación administrativa en regla. Al ver su historial, te das cuenta de que es un ciudadano que trata de trabajar, hacer su vida y ganarse el pan dignamente, pero administrativamente tiene una situación irregular. Para mí, esos son algunos de los caso más difíciles. 

Si no hubera sido jurista, ¿a qué se hubiera dedicado?
Diría que me hubiera gustado ser escritor. También me hubiera gustado ser músico, especialmente pianista, aunque no tengo cualidades para ello.

Si se tuviera que quedar con solo uno de los dos libros  que ha publicado, ¿con cuál se quedaría?
Voy a mencionar a los dos, que son muy distintos entre sí. Uno de ellos, de carácter profesional, se llama El buen fiscal. Trata de estudiar la ética y la buena deontología de los buenos profesionales. Escribir ese libro me costó seis años, pero debo decir que me lo pasé muy bien en el proceso. Además, entre los compañeros de la profesión, ha tenido un excelente reconocmiento.

Por otro lado, he publicado una novela llamada Trescientos veinte cautivos, de la que guardo muy buen recuerdo, ya que he disfrutado mucho mientras la escribía.

¿Qué libro se encuentra leyendo ahora?
Los peligros de la mala conducta y otros cuentos oscuros.