Editorial

La salud de la fauna silvestre, signo de riqueza territorial

Diario Palentino
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Los CRAS de la región recibieron 275 ejemplares de Palencia, solo el 4% del total

Producción agro-ganadera, actividad industrial y manufacturera, volumen y conservación del patrimonio natural e histórico-artístico; preservación del paisaje, la arquitectura, las costumbres, las fiestas y las tradiciones locales; cantidad y calidad de las infraestructuras y dotaciones sociosanitarias, educativas y de ocio; preponderancia de los sectores comercial, hostelero y turístico; aprovechamiento de las nuevas tecnologías, y capacidad y eficiencia de las instituciones y servicios administrativos, son los principales indicadores de la riqueza de un territorio. Pero no los únicos. Hay que fijar la mirada, atentamente, en la protección y el cuidado del medio ambiente, en su sentido más amplio, desde parques naturales a accidentes geográficos, pasando por la vegetación autóctona y, por supuesto, la fauna silvestre. 

 No basta con atender al atractivo de la presencia de esa fauna para naturalistas, ecologistas, investigadores y senderistas, ni siquiera a su relevancia en las nuevas formas de turismo, como el ornitológico, que en el caso de la provincia palentina es bastante significativo, con los observatorios en zonas lagunares de Tierra de Campos. Es más importante que todo eso porque pertenece a un hábitat concreto, está presente en la cadena trófica y de su riqueza y diversidad se beneficia el medio natural en buena medida. Preservar las especies existentes, garantizar su conservación,  reproducción y cría, evitar por todos los medios el riesgo de extinción y contribuir a que gocen de buena salud son tareas en las que las administraciones competentes , los gestores de espacios naturales, las movimientos conservacionistas y la sociedad en general  tienen mucho que decir y que hacer.

Y, si bien es cierto, que hay programas, planes y actuaciones que se ocupan del estudio, la conservación y la preservación de la fauna silvestre, no lo es menos que no está cubierto el cien por cien de las necesidades. Tampoco los ciudadanos de a pie pecamos de exceso de respeto medioambiental y, para colmo, algunas de las infraestructuras que salpican campos y montes, cada vez en mayor número, como las torres de electrificación, las antenas de telefonía y los grandes aerogeneradores constituyen peligros fehacientes para muchas especies, mayoritariamente aves.

Para paliar, cuando menos, sus efectos, funcionan los CRAS (centros de recuperación de animales silvestres). Los de Castilla y León recibieron en 2022 más de 6.700, entre ejemplares vivos, enfermos o malheridos y muertos. De Palencia  llegaron 275 -el 65,7% vivos-, más de la mitad aves y, de estas, vencejos y cigüeñas blancas a la cabeza. Fue solo un 4% del total regional, lo que puede hacernos creer que en la provincia gozan de mejores condiciones y de un buen trato, pero que en ningún caso debe suponer bajar la guardia. Por el bien ganeral.