«Cuando trabajas a 2 centímetros de las llamas, estás a 90ºC»

Lucía Toribio
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El brigadista Diego de la Pinta lleva casi nueve años apagando incendios en la comunidad y asegura que su profesión no está tan visibilizada como la de los bomberos urbanos. Por ello, recuerda que, aunque no se les vea tanto son igual de importantes

Imágenes del brigadista Diego de la Pinta - Foto: Juan Mellado

En 1992 se crearon las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales, ante los graves incendios que ocurrieron a finales de los 80 y principios de los 90. Diego de la Pinta, perteneciente a la empresa Clece y la subempresa Talher, es un brigadista palentino que decidió dedicarse a una de las profesiones más complicadas, pero más infravaloradas. Los incendios son la tónica general en verano y los brigadistas forestales son los encargados de apagarlos en Castilla y León, a pesar de que muchos ciudadanos no conozcan su labor.

¿Cómo nació su vocación de brigadista de incendios?

Yo primero estudié el grado de Historia y después el máster en Educación, pero por determinadas circunstancias y para poder ahorrar para la carrera, decidí trabajar de brigadista en verano. Fue entonces cuando me di cuenta de que era lo que de verdad me gustaba y opté por estudiar el grado superior en Gestión Forestal y del Medio Natural. Llevo ya unos ocho o nueve años trabajando de ello.

¿Qué diría que es lo más difícil de su trabajo a la hora de apagar un incendio, llegar al sitio, verlo todo, calibrar el esfuerzo...?

Imágenes del brigadista Diego de la PintaImágenes del brigadista Diego de la Pinta - Foto: Juan MelladoLo más importante es mantener la seguridad de las personas, y después saber controlarse a uno mismo. Tú estás en condiciones extremas, no sabes cuanto tiempo vas a estar allí ni lo que vas a tener que trabajar. Entonces es muy importante regularse físicamente, no empezar con mucha energía y luego a las dos horas desfallecer, o sea, igual trabajas seis horas como que trabajas media.

De hecho, hicieron un estudio en la Universidad de León y concretaron que ocho horas de apagar un incendio equivalían a una etapa del Tour de Francia. Yo tengo 29 años pero hay gente con más de 40 trabajando en eso. Tienes que tener una rutina de ejercicio físico importante.

Entonces, ¿en qué consisten sus entrenamientos físicos?

Imágenes del brigadista Diego de la PintaImágenes del brigadista Diego de la Pinta - Foto: Juan MelladoNosotros tenemos deporte obligatorio todos los días, pero cada uno con sus circunstancias. Solemos correr de 30 a 45 minutos, luego hacemos ejercicios de pesas, abdominales y estiramientos entre 30 minutos y dos horas.

¿Está siendo un verano complicado en la provincia con respecto a los incendios?

Hemos apagado ya en torno a seis o siete incendios, está siendo muy complicado porque los bosques están muy secos y hace mucho calor. Además, no se está haciendo una gestión adecuada del suelo por lo que la vegetación queda completamente abandonada. Bien sea provocado o bien por cuestiones climatológicas, arde todo de una manera impresionante.

¿Cuál es el principal factor causante de los incendios, el error humano o las temperaturas extremas?

No te lo puedo asegurar, pero suelen ser provocados en un 90%. Por mucho que haya sol o que se seque, no va a salir una combustión espontánea de una hierba. La típica imagen de los libros del colegio de un cristal reflejando los rayos del sol y generando fuego es muy complicado que se produzca. Aunque sí que es verdad que como en Palencia hay mucho cultivo de cereal, los agricultores utilizan cosechadoras que, a veces, generan estos incendios.

Aunque ha habido unos días que los agricultores no podían cosechar debido a la ola de calor.

La Junta decreta cuando se puede trabajar y cuándo no, muchas veces vemos a los agricultores trabajar de noche y aunque a veces es porque hace menos calor, muchas otras se debe a su peligrosidad.

¿Cómo cree que está afectando el cambio climático a la aparición de más incendios?

Afecta al 100%. Antes teníamos cuatro estaciones, yo cuando iba a la universidad a Valladolid, llovía todo febrero y ahora casi no cae ni una gota. Hay muchos más meses de calor, que encima es más intenso y dura más tiempo. Esto afecta a la vegetación que está muy seca, lo que provoca un mayor peligro.

¿En qué zonas se suelen generar más incendios?

En Palencia sobre todo en zonas de cultivo, de pasto y cereal debido al trabajo de las cosechadoras. Aunque depende de cada lugar, yo he estado trabajando en Ponferrada, en el Bierzo y ahí son todo montes llenos de árboles por lo que los incendios suelen ser provocados.

¿Han sido incendios muy próximos a las viviendas?

No, muy cerca no. Creo que ese es el problema, que no es visible, yo puedo estar apagando un incendio en Carrión de los Condes y hay gente que no se entera porque no está cerca de las casas.

Pero, durante todos estos años, ¿le ha tocado cubrir incendios más cercanos a los vecinos?

Por ejemplo, nos tocó ir este verano a Zamora donde se quemaron unas 30.000 hectáreas. A pesar de que empiece en el monte, llega un momento que alcanza las casas y es complicado ver la situación de estrés de la gente.

Tú al final estás trabajando y tienes que intentar apagarlo lo más rápido posible, pero hay veces que no se puede hacer nada. Por eso, es una de las partes más duras, ver cómo la gente pierde todo de repente.

¿Cómo hacen para lidiar con esa situación, en la que ustedes están haciendo su trabajo, pero hay ciudadanos nerviosos que ven cómo el fuego está llegando a sus casas?

Hay momentos en los que nos ven parados, sin trabajar y los vecinos nos dicen comentarios tipo «venga va, tenéis que apagarlo rápido». Yo creo que es por su desconocimiento; entiendo la frustración y el derecho que tienen a expresar su opinión libremente.

Al igual que nosotros estamos trabajando y no tenemos por qué contestarlos.También reconozco que hay gente muy generosa que nos da comida y agua constantemente; están las dos partes. Aunque sí que es verdad que hay que verse en la situación de que se esté quemando tu casa o tus tierras.

¿Cuál diría que ha sido el peor día en su profesión?

2017 fue un año bastante complicado. También hay muchos días en los que entras a trabajar a las 10 de la mañana, vas a un incendio, vuelves a montarte en el helicóptero y vas a otro. Cuando llega el tercer incendio, sientes que no puedes más ni física ni mentalmente. Aunque hay veces que el cuerpo te engaña porque la adrenalina te hace creer que puedes más.

Hay ocasiones en las que llegas a casa y no puedes moverte de la cama y encima al día siguiente te toca trabajar otra vez. Es muy complicado, sobre todo en verano ya que es la tónica general.

¿Cómo fue la primera vez en la que tuvo que enfrentarse a la línea de fuego y llegar a un incendio de verdad? ¿Cuál fue la sensación?

La primera vez sentí nervios porque no sabía cómo iba a ser, lo puedes ver en la televisión pero la realidad es mucho peor. Igual ahora estamos a 37 grados, pero cuando estás a dos centímetros de las llamas, estás a 80 o 90 grados. Pero bueno, te formas para ello.

Es un trabajo en equipo y nos ayudamos unos a otros. Las primeras sensaciones son esas, aunque el miedo no tiene cabida porque al final es un trabajo como otro cualquiera. Si tuviera miedo, creo que lo dejaría. Es un trabajo en el que lo primero que hacemos es visualizar la seguridad, saber a dónde tenemos que dirigirnos si ocurre algo. Por eso, voy con total seguridad.

Otra cosa es que hayas tenido momentos de complicación, que los he tenido yo y los han tenido muchos compañeros. De hecho, este verano han fallecido dos personas en los incendios de Zamora. Al fin y al cabo, somos bomberos, pero también somos personas. A veces hay algunos que dicen que tenemos que salir porque la situación se ha complicado, pero otros aseguran que podemos seguir. Son situaciones muy difíciles.

¿Qué hacen en caso de que uno de sus compañeros esté rodeado de fuego? ¿Cómo pueden salvarlo?

Vamos todos en grupo y vamos siempre juntos, por lo que esa situación sería muy complicada de darse. A mí me ha tocado veces de avisar a mis compañeros de que nos va a rodear el fuego, pero si alguna vez me hubiera rodeado del todo, no estaría haciendo esta entrevista.

La gente se piensa que te mueres por quemarte, pero antes de ello te ahogas con el humo. Sí que es verdad que he tenido situaciones complicadas de tener que correr; sin embargo, para los momentos extremos que tiene este trabajo, pocas veces me ha pasado porque lo primero es la seguridad de todo el equipo.

¿Cuántas horas como máximo les ha tocado trabajar para apagar un incendio?

La Junta tiene un protocolo, creo que 10 horas es el máximo que puedes estar trabajando de seguido, después te tienes que marchar. Sin embargo, sí que me ha tocado en alguna ocasión estar toda la jornada trabajando y al día siguiente volver al mismo incendio. Por ejemplo, hay incendios como los de Zamora que duran una semana o semana y media. Hay veces que no se pueden apagar por medios humanos, y eso que en 2022 tenemos helicópteros y herramientas de todo tipo. Pero ese tipo de incendios solo se paran frente al mar o en caso de lluvia.

¿No sienten frustración en ese tipo de incendios, que duran tanto tiempo y encima son tan complicados de apagar?

Muchas veces pensamos hasta dónde van a llegar y cuándo se van a terminar. También nos frustra el hecho de que haya compañeros en otras bases sin trabajar mientras a nosotros nos faltan bomberos. Pero no es su culpa, simplemente es que no les mandan allí a pesar de que se necesite su ayuda.

¿Cómo se preparan para este oficio, no solo físicamente sino también en cuanto a salud mental?

En primer lugar, las pruebas físicas son muy complicadas, luego aparte tienes un examen teórico. Además, durante todo el año realizamos deporte de forma continua y seguimos una formación.

Nos planteamos diferentes situaciones, visualizamos vídeos de incendios anteriores o incendios de otros compañeros, repasamos los espacios... Ahí entra la preparación mental de cada uno.

El otro día tuvimos un incendio, y al día siguiente, te pones un proyector y analizas si se hizo bien o no. Debes aprender de tus propios errores, ver lo que se hizo mal porque siempre hay algo. Por ello, prepararse psicológicamente para enfrentarse al fuego es más un trabajo de cada uno.

¿En qué diría que ha evolucionado este oficio de brigadista forestal o de bombero en todos estos años?

Desde que empecé yo, no ha cambiado mucho hasta hace un par de años. Como comentaba antes, puedo estar en tu pueblo apagando un incendio y tú no saberlo porque estás en casa. En cambio, la situación con los bomberos de ciudad es completamente diferente.

Aunque sí que es cierto que en los últimos dos años, la gente está teniendo más conciencia porque o bien hace más calor, o bien hay más sequía. Está habiendo unos incendios que son una barbaridad, igual antes había más pero eran más pequeños. Por ello, sí  que ha avanzado un poco el tema de que la gente nos conozca.

Sin embargo, sigue faltando concienciación con respecto a los bomberos urbanos. Nadie cuestiona a qué se dedican cuando no hay incendios. En cambio, a mí mis propios amigos me han llegado a decir que qué hacemos cuando no hay incendios. Eso es lo que tiene que cambiar un poco todavía.

¿Cómo cree que se podría mejorar esta imagen que hay de los brigadistas forestales como usted?

Yo estuve en una base en Ponferrada y se hacían visitas con la universidad, colegios, asociaciones... Así, conocen la base, montan en el helicóptero (sin volar) y conocen un poco nuestro trabajo, en definitiva. Es un oficio como otro cualquiera, yo llego, entreno, desayuno, estudio teoría, también tengo un rato para leer un libro o ver una serie, vuelvo a tener preparación física, reviso el material, voy al helicóptero a practicar, etc.

Esa serie de actividades, al igual que esta entrevista, sirven para conocer que en Ponferrada o en Villaeles de Valdavia hay bases de este tipo. Todo ello para que la gente tenga conciencia y consciencia de que estamos ahí y hacemos un servicio como cualquier otro.

Como dice, falta concienciación por parte de la ciudadanía. ¿Nunca le han llamado héroe?

En primer lugar, nosotros somos menos visibles; por ejemplo, yo voy en el helicóptero porque el sitio donde me deja es inaccesible a través de otros vehículos como el coche, entonces, una vez finalizo mis tareas, el helicóptero me recoge y nadie me ha visto.

Sin embargo, sí que ha habido situaciones de tener que ir por el pueblo y encima, el helicóptero nos recogía allí. La gente nos aplaudía porque saben lo que hacemos.

¿Cómo se organizan a la hora de trabajar? ¿Cada uno tiene una función específica o van rotando?

Eso depende del dispositivo de Castilla y León. Por ejemplo, yo estoy siempre en la base y me muevo en el helicóptero, pero hay veces en las que no podemos volar por cuestiones climatológicas o porque es de noche, entonces vamos en coche.

El dispositivo se compone de cuadrillas de tierra, de compañeros que van en los camiones y de los que vamos en el helicóptero. Entonces, cada uno elige o trabaja en lo que mejor se le da. Es decir, cada uno está en su puesto de manera continua.

Antes comentaba que, este año, los incendios son más grandes porque los bosques están más secos. ¿Cómo cree que se podría solucionar este problema?

Nosotros tenemos un periodo de extinción de tres o cuatro meses en el que hay incendios, pero tuvimos uno el 25 de enero en Zamora. Los incendios son todo el año, cuando no los estoy apagando, estoy en el monte podando o haciendo trabajos de gestión forestal para que los bosques no estén con hierbas de 1,5 metros.

Yo creo que se podría contratar a más gente durante el invierno para hacer un trabajo correcto, y que así en verano, los incendios no sean tan virulentos. Además, si durante el periodo estival tienes más gente contratada, se puede actuar mejor. Sin mucho esfuerzo ni económico ni de personal se podría mejorar esto de una forma significativa porque al final nosotros estamos en unas condiciones un poco precarias para el trabajo que se requiere. Yo soy un afortunado porque trabajo 11 meses al año, pero el 95% del dispositivo trabaja solo tres meses.

Parece difícil que sus compañeros, que solo trabajan tres meses al año, puedan vivir de ello.

Sí, es bastante complicado. Aunque es cierto que hay compañeros capaces de sobrevivir, mientras trabajan en otros sitios. En la base de Ponferrada somos cinco durante todo el año y en verano pasamos a ser 26. Los que vienen suelen ser universitarios que en tres meses quieren sacarse unos ahorros. Pero, es difícil que en tan poco tiempo adquieran el conocimiento necesario.

¿Diría que falta cualificación por parte de estos ayudantes?

Sí, sin lugar a duda. Al final va todo de la mano, como son tres meses no forman a la gente y viceversa. Por eso, hay chicos sin experiencia, que no han visto fuego en su vida o que no saben regularse y mantener el control. Como decía antes, con unas contrataciones a tiempo más elevadas, con una formación mejor y unos sueldos acordes al trabajo que se desempeña, tendríamos más trabajadores cualificados.

Da mucha importancia al tema de regularse. ¿Le ha tocado calmar a otro compañero que se haya puesto muy nervioso?

Sí, tenemos situaciones de ese tipo todos los días. No todos somos iguales. Aparte de calmar, hay gente que se marea o que le da un golpe de calor. El que falte un compañero es complicado porque alguien se tiene que quedar con él mientras el resto sigue trabajando. Vivimos momentos de mucho estrés,  a veces los compañeros se piensan que se van a quemar.

Finalmente, ¿cómo definiría ser bombero o brigadista de incendios?

Es algo muy gratificante, aunque es un trabajo grupal en el que si falla uno, fallo yo. No es como un trabajo de oficina en el que solo te centras en lo tuyo. Aquí te juegas tanto tu vida como la de tu compañero.