Guerra y González exigen a Sánchez frenar una amnistía

Agencias
-

El exvicepresidente socialista aprovecha la presentación de su último libro para recordar al líder del PSOE que el "disidente" es él por su giro a cambio de votos

«¡Dales caña, Alfonso!», jaleaba la militancia socialista a Alfonso Guerra en los mítines de los tiempos gloriosos del PSOE. El exvicepresidente del Gobierno demostró ayer que todavía tiene pólvora a raudales y volvió a dar caña otra vez, aunque en esta ocasión sus iras se dirigieron al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Aprovechando la presentación de su libro, La Rosa y las espinas, en un acto en el Ateneo de Madrid junto al expresidente socialista, Felipe González -una imagen inédita que hacía 30 años que no se producía- Alfonso Guerra volvió a ser el centro de atención ante la multitud que acudió al acto. Incluso, antes de llegar al Ateneo, la expectación era tan enorme que los dos expolíticos llegaron a parar el tráfico. Como los Rolling Stones.

Guerra reclamó que no se conceda la amnistía a los implicados en el procès porque «falsificaría la historia» al convertir en represores a demócratas y presentaría como demócratas a «felones» que atentaron contra la libertad «y que repiten cada día que volverían a hacerlo»

La expectación ayer en Madrid para ver juntos a los dos expolíticos fue enorme.La expectación ayer en Madrid para ver juntos a los dos expolíticos fue enorme. - Foto: Fernando Alvarado (EFE)El expolítico sevillano defendió que una amnistía solo es posible concederla cuando un país pasa de un régimen dictatorial a uno democrático, como ocurrió con la aprobada en 1977. Además, señaló que es una medida que debe aprobarse por unanimidad «no con medio país en contra del acuerdo», como ocurre en esta, según advirtió.

A su juicio, con un perdón generalizado al movimiento independentista catalán, se pretende «borrar» un pasado democrático «el de los últimos 45 años» para pasar a un futuro «execrable». «Significaría una humillación deliberada de la generación de la Transición y la condena de la democracia», añadió, subiendo el tono de su crítica al actual Ejecutivo socialista.

En el centro de la diana de su acerado discurso estuvo siempre Pedro Sánchez. De hecho, le quiso recordar que el «disidente» en el PSOE no es él, sino el actual presidente del Gobierno en funciones, al que echó en cara ir cambiando de postura con temas como los indultos o los pactos con Podemos.

En su intervención, reivindicó también que una persona si es de izquierdas «tiene la obligación de no callarse si ve injusticias, arbitrariedades, errores, tanto si las ve en la zona conservadora como en la zona progresista».

Sin chantajes. También dejó clara su postura contraria el expresidente, Felipe González, que actuó como presentador de la obra. «No podemos dejarnos chantajear por nadie y menos por minorías en extinción», recalcó, al tiempo que recordó, a modo de autocrítica al partido, que él sí reconoció la derrota electoral en 1996, la cuál se decantó del lado del Partido Popular por 300.000 votos.

El evento estuvo literalmente plagado de numerosas figuras del panorama político y de diferentes partidos. Algunos de los muchos nombres destacados fueron: José Barrionuevo, Rosa Conde, Javier Sáenz de Cosculluela, Fernando Ledesma, el manchego, Emiliano García-Page, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Javier Fernández, Javier Lambán, José Rodriguez de la Borbolla, Joaquín Leguina, Paco Vázquez, Juan José Laborda, Nicolás Redondo, Tomás Gómez, Cándido Méndez o Adolfo Suárez Yllana. Page también fue crítico: «Confío todavía en que no haya esa ley de amnistía que se predica», indicó.