Javier San Segundo

Ajo, guindilla... y limón

Javier San Segundo


1,50 euros

25/02/2023

Con su permiso iré directamente al grano para que no me falten caracteres. No les va a resultar difícil ponerse en situación. Por lo cotidiano. Café con leche de media mañana. Entramos al local. Pituitaria abofeteada por alguna bayeta con efluvios a pergañeta. Cara de perro detrás de la barra. Ni buenos días ni ná de ná. Calor insoportable. Música atronadora, molesta. No aflojamos.                   -«Buenos días, café con leche, por favor». Sin mediar cuerda vocal ni atisbo de sonrisa, giro de ciento ochenta grados del sujeto. Pienso, yo creo que me ha oído. Barra esperpénticamente sucia. No con vajilla anterior. Sucia. Sin mediar, tampoco, pase de bayeta (igual mejor…), el petróleo servido en la taza, que nunca conoció el cariño, hace sonar en mi mente aquella de con el agua sucia de lavar los pies hacen las monjitas un rico café. Malo. Mal ejecutado. Jodo, necesito ir al baño… Abro la puerta, ojeo el percal y la vuelvo a cerrar. No veo uso posible con una mínima dignidad… y no hay papel. Aprieto piernas y ni un movimiento brusco. Sudores. -«Me cobra, por favor». Cara de perro, no afloja. Vuelta tirada sin cruzar palabra mirando 'pa'otro lao'. Es más importante la conversación sobre el Atleti. Me voy al tajo desmigando lo ocurrido. -«No vuelvo». Entramos al local. Agradable iluminación, olor discretamente atractivo, música acordemente a la par. Barra pulcra. -«Buenos días, Pepito, ahora mismo va ese café rico». Sonrisa sincera y amable. Con mimo y cuidado, -«aquí lo tienes, que lo disfrutes». Café con leche de concurso de baristas. Calidad en materia prima, perfectamente elaborado y servido. Con medio churrito, me acerca las servilletas. Primer sorbo de crema, -«¡qué rico!». Y a gustísimo. Jodo, necesito ir al baño. Le pongo valor al asunto. No hace falta. Perfume. Limpieza. Papel (importante). Al lío. Esfínteres relajados. Más a gustísimo. -«Me cobras, por favor». -«Ahora mismo. Euro cincuenta, por favor. Muchas gracias. Que tengas un buen día -sonrisa amable y sincera, de nuevo-. Cuando quieras aquí estamos para atenderte». -«Gracias a ti, mañana nos vemos». Salgo sonriendo. Qué amable, qué profesional y qué rico café. Y volví. Queda patente. En un euro con cincuenta puede existir una experiencia gastronómica a pie de calle. En el día a día. Y se disfruta. He ahí…

ARCHIVADO EN: Petróleo