El primer alcalde comunista de España

Fernando Pastor
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Santiago Rodríguez nació en Baltanás en 1890 y fue alcalde de la localidad en dos etapas, la primera en 1922 y la segunda en 1936

El primer alcalde comunista de España

Santiago Rodríguez nace en Baltanás en 1890. A los 11 años tuvo que dejar la escuela para ponerse a trabajar de zapatero. A los 16 comienza a colaborar con un grupo republicano vendiendo el periódico El Motín.


Tras los sucesos de la denominada Semana Trágica de 1909 se integra en la Agrupación Socialista de Baltanás, intentando poner en marcha la UGT. En 1920, recientes la Revolución Rusa y la Huelga General Revolucionaria que tuvo lugar en España, forma parte del grupo que pone en marcha el Partido Comunista en Baltanás. 


Todo ello le granjeó la enemistad de los más ricos del pueblo. Recibía constantes insultos y acoso, y su casa fue apedreada. 

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En las elecciones municipales de 1922 un cacique local ya tenía todo arreglado, negociando una única lista para que el resultado arrojara tres concejales conservadores, dos liberales, un independiente y un republicano. 
Pero los comunistas presentaron su propia lista poniendo en riesgo esos planes. Ante ello, a Santiago le ofrecieron un concejal en la lista única a cambio de retirar la suya. Pero los comunistas se negaron, alegando que el pueblo decidiese votando entre más de una lista. Las amenazas e intimidaciones continuaron el día de la votación, produciéndose incidentes en el recuento de los votos que finalizó con la ruptura de las urnas ante las evidencias de fraude.


Una llamada a la Guardia Civil propició la detención de todos los integrantes de la lista comunista y de otros 14 vecinos, pero la presión popular logró que fueran puestos en libertad y que se repitieran las elecciones, en las que la lista comunista arrasó, logrando mayoría absoluta.


De esta forma Santiago se convirtió en alcalde de su pueblo, y él mismo se consideró con orgullo el primer alcalde comunista de España.


Dispuesto a mejorar la vida de los más humildes. El casino lo trasformó en sede de la Sociedad Fiesta del Trabajo, que pronto contó con cientos de afiliados. En ella se realizaron actos culturales como conferencias o la creación de una biblioteca en la que alfabetizar a la población, organizó un sindicado de obreros del campo, impulsó la Casa del Pueblo, restituyó tierras comunales que habían sido usurpadas, puso en práctica los jurados mixtos que determinaban la contratación y condiciones laborales de los jornaleros, etc.


Durante la dictadura de Primo de Ribera, el PCE fue ilegalizado y Santiago destituido como alcalde. Continuó su actividad política en la clandestinidad, incluso se celebró en su domicilio un Congreso Regional del PCE, siendo encarcelado en varias ocasiones. 


Tras la llegada de la República, el 14 de abril de 1931, el PCE recobró la legalidad, pero el apoyo de Santiago a la revolución de Asturias 1934 le supuso un exilio interior, permaneciendo 18 meses en Madrid con obligación de presentarse semanalmente en la comisaría. 


La victoria electoral del Frente Popular, el 16 de febrero de 1936, le permitió regresar a Baltanás, donde fue objeto de un gran recibimiento, con orquesta incluida, y recobró la alcaldía. El 1º de Mayo de ese año Baltanás fue el epicentro de la comarca, con un mitin y una concurridísima manifestación.


La popularidad que tuvo este alcalde en Baltanás fue tal que en una Castilla tradicionalmente de derechas, en que la CEDA obtenía mayoría, en Baltanás ganó el Frente Popular, logrando un porcentaje de votos superior al 60 %, equiparable a Venta de Baños, localidad ferroviaria, y solamente por detrás en la provincia de Palencia de Barruelo, de tradición minera y de izquierdas. Un porcentaje superior incluso a los obtenidos en Madrid, por aquel entonces la ciudad antifascista por excelencia.

En sus Memorias cuenta que la venta de un gran número de ejemplares del periódico Mundo Obrero propició que a Baltanás le fuese otorgado el galardón Pueblo Rojo. La localidad fue visitada por altos cargos del PCE para entrevistarse con él.


Al estallar la guerra, Baltanás pagó esa adscripción política. 62 personas fueron asesinadas y más de 100 encarceladas. Miembros de la denominada Escuadra Justiciera del Silencio fueron a buscarle para matarlo, pero logró huir. Tras 10 días campo a través llegó a Madrid junto con otras cuatro personas. Allí fueron recibidos en el comité Central el PCE y mantuvieron una reunión con Dolores Ibarruri y Pedro Checa, y Mundo Obrero publicó una página entera contando las peripecias de su marcha a la capital de España.


Su mujer y su hija mayor (19 años), que se habían quedado en Baltanás, fueron fusiladas. La hija pequeña salvó la vida porque se encontraba en Burgos con unos familiares.


De su casa se llevaron todo lo que encontraron, incluidos sus útiles de zapatero, buscando cualquier cosa que permitiera incriminarle. Sin embargo, no se llevaron un cuadro que tenía de Karl Marx, quizás porque no lo conocían y pensaron que se trataba de un santo.


Finalizada la guerra, Santiago Rodríguez marchó a México, donde falleció en 1974.