Los embalses del Duero se olvidan de la sequía y están al 92%

SPC
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Las reservas de agua se encuentran 16 puntos por encima de la media de los últimos diez años, lo que el consejero de Medio Ambiente considera «una buena noticia» de cara a los incendios

Los embalses del Duero se olvidan de la sequía y están al 92% - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez

La reserva hídrica de los embalses de la cuenca del Duero se encuentra al 91,7 por ciento de su capacidad, al acoger 6.969 hectómetros cúbicos, una cifra que supone 26,7 puntos más que en la misma semana de 2023, cuando cayó hasta el 65 por ciento (4.939 hectómetros cúbicos), y 16 por encima de la media del último decenio, que es del 75,8 por ciento (5.763), según los datos facilitados por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico recogidos por Ical. En España, la reserva hídrica está al 66,3 por ciento de su capacidad, con 37.154 hectómetros cúbicos de agua, cuando el año pasado a estas alturas estaban ligeramente por debajo de la mitad y la media de los últimos diez años es del 64,9 por ciento.

Por sistemas de embalses, el Carrión en Palencia es el que presenta mejor situación con un 95 por ciento de su capacidad, el 93,8 por ciento en Camporredondo y el 96 por ciento en Compuerto. A continuación aparece el sistema Cega-Eresma-Adaja en Ávila, con el 94,7 por ciento en el Castro de las Cogotas, seguida por el sistema Esla-Órbigo en León (94,5 por ciento). En Salamanca, el sistema Tormes está al 94,2 por ciento de su capacidad, mientras que el sistema Águeda se sitúa en el 83,4. En el caso de Segovia, Linares del Arroyo cuenta con el 90,7 por ciento, con 49,3 hectómetros cúbicos, mientras que Pontón Alto está al completo, par auna media del 91,9.
En Burgos, Úzquiza supera el 90 por ciento y Arlanzón alcanza el 82,7; y en Soria, Cuerda del Pozo está al 86,5 por ciento. Por último, el sistema Pisuerga en Palencia se sitúa en el 75,1 por ciento.

Incendios

Precisamente, el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, señaló que las últimas lluvias y la humedad «son una buena noticia» de cara a la campaña de incendios foretsales, ya que implica que el «leño y el interior de los árboles sea más resistente» y pueda producirse un escenario mejor al de 2022, aunque sin dejar las «dudas e incertidumbres de los excesos climáticos» y los cambios de dinámica.