Las Lanzaderas de Empleo y Emprendimiento Solidario son un producto marca Palencia que, desde Aguilar de Campoo y de mano de la Fundación Santa María la Real (FSMR), han revolucionado el sector. ¿Cómo? Con un abordaje integral en la búsqueda activa de trabajo y en la preparación transversal de personas desempleadas para su inserción en el mercado laboral o la reincorporación al mismo tras un período sin actividad, al tiempo que refuerzan sus competencias digitales. En palabras del arquitecto, dibujante, divulgador, escritor y alma máter de la institución, José María Pérez, Peridis, estas «representan una nueva filosofía de empleo, adaptada al paradigma laboral actual, que presenta un mercado global y continuamente cambiante».

El programa cumple este año una década de andadura con unas cifras que asombran. En este decenio, la FSMR ha puesto en marcha más de 800 lanzaderas en más de 300 emplazamientos de todo el país y tres incursiones internacionales en Portugal, Italia y Bélgica. En ellas han participado 20.000 personas en situación de desempleo, de las que cerca de un 60 por ciento ha mejorado su situación laboral durante el programa por tres vías diferentes: un trabajo por cuenta ajena, emprendimiento o ampliación de la formación reglada con cursos y prácticas. Este 60 por ciento se divide en 9.592 inserciones por cuenta ajena, 407 nuevos emprendedores y 1.774 personas que han ampliado su formación. Dicho de otra forma, las Lanzaderas de la Santa María la Real han generado 19 puestos de trabajo cada semana en sus primeros diez años de vida.

Esta tasa de inserción es, según explica a Diario Palentino la directora del área de Empleo e Inclusión Social de la entidad aguilarense, Natalia Serrano, «veinte puntos mayor que otros programas de orientación laboral, según recoge el Estudio de Evaluación de Impacto realizado por RedCrea».

Junto al balance de inserción laboral de los participantes, cabe destacar también otro dato: el programa Lanzaderas ha contribuido a crear más de 500  puestos de trabajo de profesionales relacionados con el empleo, la orientación laboral o los recursos humanos. Y es que, como explican sus responsables, si las coordenadas laborales cambian, al igual que lo hacen las empresas o los perfiles de las personas en búsqueda activa de empleo, «claramente han de cambiar también las políticas de empleo», de ahí que estas planteen un cambio de enfoque.

Como muestra de su repercusión dentro y fuera de Castilla y León, el programa ha recibido una quincena de premios de diversa consideración por sus buenos resultados y por su innovadora metodología, que también le ha servido para participar en varias redes internacionales con el propio Fondo Social Europeo, Starnet y Ashoka, compartiendo experiencias y aprendizajes con otros países y entidades europeas que también trabajan en programas de innovación social para luchar contra el paro.  

Nayara Valbuena: «Me ayudó mucho a poner en valor mis habilidades y capacidades y a hacer más atractivo el curriculum»

Detrás de cada uno de los 20.000 participantes en las Lanzaderas de Empleo y Emprendimiento Solidario hay realidades diversas que esconden historias de superación personal que, en muchos casos, se han transformado en casos de éxito tras el paso por este programa que pilota la Fundación Santa María la Real.

Uno de esos perfiles es el de Nayara Valbuena, de 31 años y que participó hace seis en la Lanzadera Territorial que se llevó a cabo en Guardo en 2017. Un programa específico para comarcas en plena reindustrialización que nació de la mano del Instituto para la Competitividad Empresarial de Castilla y León (ICE) en el marco del Plan de Dinamización Económica de los Municipios Mineros impulsado por la Junta de Castilla y León.

En aquella edición compartió pupitre con otros nueve desempleados de la comarca, con perfiles y una formación muy dispar. Una experiencia «muy positiva» para Valbuena, que en aquel momento era una casi recién graduada en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Valladolid en el campus de Segovia.

«Me ayudó mucho, sobre todo a tener un currículum más atractivo y adecuado a mi formación universitaria» y también a «potenciar las habilidades y capacidades de cada uno de nosotros», destaca de aquella experiencia que le abrió las puertas del mercado laboral. Como muestra, al poco tiempo de participar consiguió un trabajo como técnico del servicio de Turismo y Cultura en el Ayuntamiento de Guardo, donde sigue desde entonces.
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