Ilia Galán

Ilia Galán


Desde el pueblo

24/07/2023

Las golondrinas cantan mi mañana del gallo acompañadas; celebran entre las yedras y flores del patio el frescor de la alborada, después una grata noche en la que dormí con manta, como hacemos casi todos en Carrión de los Condes también en las noches en que el verano abrasa otras provincias de España. ¡Qué terrible recordar cuando en Madrid uno se levanta y ya por la mañana pronto, en los balcones, el calor arrasa, premonición de un horno trágico para el resto de la jornada!
El otro día fui a votar por correo, después de mil y un enredos, y gracias a que estoy en el pueblo. Me enteré de cómo esta ciudad que no ha tanto tenía tres mil, en el último censo solo llegaba a 2005 habitantes; sin embargo, más de tres mil votos por correo hay, los veraneantes hemos venido, huyendo del fuego y luchando con nuestro voto en las elecciones contra el infierno. Ciertas políticas pueden hacer trizas nuestras vidas.
Esta ilustre ciudad, patria del Marqués de Santillana y de Santob, Carrión, con sus monumentos y sus iglesias románicas, barrocas, con su espléndido monasterio, después de haber sido en tiempos corte de Castilla y León en tiempos del rey Pedro cuando era niño, va quedándose en pueblo y esperemos que no mengüe hasta convertirse en aldea. 
Me dicen que los jóvenes estudian y huyen buscando mejores empleos. Aquí los hay, mas no encuentran empleados para los cajeros en los supermercados, tampoco quieren ser agricultores, camareros, y los puestos quedan vacíos o se disuelven comerciales empeños. Muchos quieren buenos sueldos y probar su estrella para que resplandezca de mejores maneras. ¿Será posible que para todos llegue la gloria en barriadas siniestras de ciudades lejanas? Pero se van. Prefieren mientras pueden cobrar subsidios o vivir de los padres. La provincia, sin embargo, va quedando desierta.
A mi madre, enferma, la atiende una joven peruana que viene a ayudar a casa, con hijos, sonriente, parece feliz en esta población y trabaja de modo eficiente, mientras los naturales huyen. América conquistando el Viejo Continente tal vez nos salve. África mejor en paz nos deje, pues el desierto en torno nuestro crece.