Ribas de Campos-Paredes de Nava

Eduardo Gutiérrez Pérez
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Pedaleando por el Canal de Castilla: el Ramal de Campos riega las tierras de los Campos Góticos

Ribas de Campos-Paredes de Nava

En Ribas de Campos iniciamos nuestra tercera singladura por el Ramal de Campos, 78 kilómetros de vía fluvial con final en Medina de Rioseco y con siete esclusas de por medio, pues ligero es el desnivel que en estos lares implanta el terreno. Además, en este tramo, se construyó una esclusa de retención para la regulación de las aguas, a un kilómetro de la triple  de Calahorra. Este ramal fue el primero en iniciarse y el último en cerrar sus compuertas (1753-1849), en él se realizaron actuaciones tan singulares como la desecación de la Laguna de la Nava, se construyó un emisario para desaguar en el Carrión, en la capital palentina. De camino deja 28 puentes y 39 acueductos: el primero lo encontramos en la Venta de Valdemudo, junto a la CL-615, paso trashumante de la Cañada Real Leonesa, tal vez uno de los más bellos. «Se encuentra fabricado sobre el suelo, ahorrando las cimbras», así lo definió Jovellanos. 

En Ribas de Campos hay mucho que ver, incluso un novedoso museo de los PlayMobil. La iglesia de San Martín de Tours muestra factura gótica, preside la plaza del pueblo. El monasterio de Santa Cruz de la Zarza mantiene una bellísima sala capitular, es ejemplo de rehabilitación y apuesta por la recuperación del patrimonio. Antes de llegar a Villaumbrales, las aguas nos acercan al Serrón (Grijota), donde rompe aguas el Ramal de Campos, pero esta es otra historia. La localidad villaumbraleña muestra con orgullo el museo del Canal, en la Casa del Rey, ubicada junto al embarcadero y contiguo al lugar donde dormitan los restos de los antiguos diques. 

Becerril de Campos está a tiro de piedra, las aguas bordean la localidad del San Pedro Cultural dejando una bella estampa. San Pedro es de visita obligada, pero no menos que la iglesia museo de Santa María, que cuenta con una interesante colección de arte sacro, un retablo con tablas de Pedro Berruguete y diversas obras de arte rubricadas por Alejo de Vahía. En el centro de la localidad, encontramos la iglesia de Santa Eugenia y la Casa Consistorial, cuyo salón de plenos luce una excelsa pinacoteca; sus paredes exteriores son una escuela repleta de interesantes lemas: «Si el ocio te causa tedio, el trabajo es buen remedio», es tan solo una muestra.

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Paredes de Nava nos espera, más bien el paraje bautizado como Sahagún el Real, uno de los asentamientos que la falta de prosperidad arruinó allá por el siglo XIX. Durante el trayecto, el Canal nos deja algunas almenaras, además de algo menos de arbolado. Pero no hay mal que por bien no venga, tan despellejadas van las aguas por estos parajes que nos permiten disfrutar de los pueblos incluso en la lejanía; rompen la soledad que implanta la inmensa Tierra de Campos. Es cuna de ilustres celebridades, Jorge Manrique o los Berruguete, Pedro y Alonso, tal vez sean los más conocidos, pero cuenta con otras brillantes personalidades algo más desconocidas.  

La localidad se enorgullece de sus excelentes casas blasonadas, bellas iglesias, ermitas, museos y algún que otro monumento erigido en honor a sus ilustres personajes, una escultura dedicada a uno de sus más legendarios paisanos, Jorge Manrique, preside la plaza que da asiento a Santa Eulalia, templo que impresiona al visitante, pues los azulejos de su cúspide relucen en el horizonte paredeño vaya de día o de noche. El interior alberga un interesante museo parroquial dotado con importantes obras de arte; merece la visita y el paseo por el pueblo.

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En Paredes, atravesamos tres puentes, todos ellos de la primera fase constructiva (1753-1757). Buen momento para recordar que aquí, en este término, la excavación del vaso se paralizó al año de iniciarse las obras en Calahorra. Noviembre de 1754 es la fecha del primer finiquito, pues hubo varios, aunque la construcción de puentes, acueductos y otras infraestructuras se prolongó hasta 1757.