Un año sin Pelé

C. De la Blanca (SPC)
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La leyenda de 'O'Rei' continúa más viva que nunca 365 días después del fallecimiento de un jugador unido como ninguno a la Copa del Mundo

El exfutbolista brasileño Edson Arantes do Nascimento, Pelé, en una fotografía de archivo. - Foto: EFE/ Sebastiao Moreira

Todo recuerdo que tiende a desaparecer con el paso del tiempo acaba en el frío y lúgubre pozo del olvido. Por eso la huella de una leyenda jamás se borra. Como la de Pelé, quizá el mejor futbolista de la historia, que falleció hace ya un año, dejando huérfana a una sociedad brasileña que lo admiraba como su indeleble ídolo, que trascendió más allá del césped, aunque sobre el pasto guio a la 'Canarinha' hacia su primer Mundial y con la que conquistó dos más mientras en el Santos se elevaba a los altares del balompié.

No hay jugador en el mundo que se pueda comparar a 'O'Rei', ni por dimensión de la narrativa que le rodeó y rodeó ni por repertorio con una pelota en los pies. Edson Arantes do Nascimento nació en el seno de una familia humilde en Tres Coraçoes. Las difíciles condiciones económicas en sus primeros años de vida le abrieron demasiado pronto las puertas del mercado laboral. Toda ayuda era poca en época de penurias.

Pero su lugar estaba en un terreno de juego, con un pesado balón de cuero en sus pies y con la mirada fija en la portería contraria. Lo tuvo claro cuando vio a su padre llorar desconsolado mientras escuchaba por la radio la derrota de Brasil en el Mundial de 1950 ante Uruguay, en el famosísimo episodio del 'Maracanazo'.

«Yo ganaré una Copa del Mundo para usted», le espetó el joven soñador a su progenitor, quizá más para consolarle que con la intención de hacer realidad su afirmación. Pero Pelé, desde ese momento, tenía una promesa que cumplir, y no faltaría a su palabra.

Su momento

Con 17 años, Vicente Feola, seleccionador de la 'Canarinha', convocó a la perla de Tres Coraçoes para Suecia 1958 en detrimento de Luizinho, el delantero estrella de un fortísimo Corinthians, lo que suscitó mucha polémica y generó un caldo de cultivo nada positivo para el equipo.

Sin embargo, el 'Gordo', como era conocido el técnico, tenía clara su apuesta. Pelé fue suplente en los primeros partidos al llegar recién recuperado de una lesión sufrida semanas antes del torneo, pero, en cuanto se arrimó a Garrincha, Brasil puso rumbo a su primera corona.

Con el cambio táctico que introdujo Feola, abandonando la por entonces clásica 'WM' para dar paso a una especie de 'diagonal' retrasando al extremo izquierdo, 'O'Rei' comenzó a brillar junto a Vavá en la punta del ataque. Marcó en cuartos contra Gales (1-0), en semifinales ante Francia hizo un 'hat-trick' (5-2) y en la final, frente a Suecia (2-5), sumó otras dos dianas para hacer historia.

Ya con todos los focos apuntando hacia él, repitió éxito en Chile 1962, aunque ese certamen lo vivió casi al completo en el banquillo al lesionarse en el primer encuentro contra Checoslovaquia, selección a la que Brasil derrotaría en la final con un magistral Garrincha. 

En Inglaterra 1966 llegó el choque con la realidad. Las defensas rivales ya lo conocían, por lo que recurrían a la única forma de pararle, que habitualmente rozaba lo criminal en un reglamento demasiado concesivo. Pelé se cansó y anunció su retirada de la 'Verdeamarelha', pero fue convencido para regresar de cara a la Copa del Mundo de México 1970, en un momento especialmente débil de la dictadura.

Allí, junto a Gerson, Rivelino, Tostao y Jairzinho, capitaneó un equipo mítico, la 'Brasil de los cinco dieces', que enamoró al mundo, logró su tercera Copa Jules Rimet y, de alguna forma, firmó el epílogo de un tipo de fútbol antes de la aparición de la 'Naranja Mecánica'.

Estrella en el Santos

Pero no solo de la 'seleçao' se nutre el grandilocuente curriculum de Pelé. Con el Santos, donde jugó durante casi toda su vida antes de afrontar un retiro dorado en el New York Cosmos de Estados Unidos, disputó 1.114 partidos, en los que superó la cifra de 1.000 goles anotados. Además, con los paulistas levantó dos veces la Copa Libertadores y otras tantas la Copa Intercontinental. Su alargado recuerdo en el 'Peixe' está ahora más presente que nunca, ya que el club consumó hace unas semanas un desgraciado descenso de categoría.

A pesar de lo anteriormente reflejado, el recuerdo, la historia y la narrativa que rodea a Pelé no cabría ni en el tomo más grueso de la enciclopedia más completa. Su influencia en Brasil fue utilizada por políticos de todas las vertientes, sus récords siempre serán los más deseados por los jugadores actuales y su sombra no podrá ser igualada por ningún gran 'gigante' moderno.

Un año sin 'O'Rei' es mucho tiempo, pero su corona, igual que en vida, sigue brillando con fuerza.

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