Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Recetario infalible para perder unas elecciones

09/06/2023

Uno ha visto ya muchas elecciones, no solo en España. Así que uno ha podido ir haciéndose una idea de lo que va bien y lo que va regular, o pésimo, en una campaña electoral. Quizá peque de falta de humildad, pero, a estas alturas, me creo en posesión de un recetario infalible para que usted pierda en una carrera hacia las urnas. He aquí mi decálogo; seguro que le sonarán algunas cosas.
1.- Convoque usted las elecciones en una fecha en la que irrite a la mayor cantidad de electores posible. En época muy calurosa, pongamos finales de julio, por ejemplo.
2.- Amenace con las penas del infierno a quienes se 'salten' la obligación de ir a cubrir las mesas electorales, aun sabiendo que esa fecha, vacacional y tórrida, va a imposibilitar a no pocos cumplir con su deber ciudadano. A esos, no deje de recordarles que hay que cumplir la ley, aunque usted haya disuelto el Parlamento saltándose la Constitución.
3.- No pierda usted la ocasión de introducir temas polémicos, o decididamente impopulares, en medio de la campaña. Como nombrar a una figura por la que mucha gente siente antipatía -aunque no tanta como hacia su pareja sentimental- para una Fiscalía especial, sobre todo si este cargo está relacionado con un tema no menos polémico, pongamos la Ley de Memoria Democrática.
4.- Aproveche cualquier oportunidad para lanzar mensajes tan exagerados que hagan buena la frase aquella de Talleyrand, según la cual "lo excesivo se hace irrelevante". Acusando al rival de querer 'cargarse' el coto de Doñana, por ejemplo.
5.- Confunda al sufrido elector en todo lo que pueda, todo el tiempo que pueda. Por ejemplo, mostrándose aliado con otra fuerza política a la que ahora usted, por motivos comprensibles, repudia. ¿Ejemplos? Pues el trato a cierta vicepresidenta que va por libre, o la distancia marcada (ahora) con Bildu.
6.- Siga al dedillo las instrucciones de algún asesor especialmente desafortunado y continúe insistiendo en que su rival no habla inglés. Se dará cuenta de que él comparte esta deficiencia con un setenta y cinco por ciento del electorado, que considerará a su rival más próximo a ellos que usted, que tanto presume de ser tan plurilingüe, tan alto y tan guaperas.
7.- De ninguna manera caiga usted en la tentación de explicar a la ciudadanía cosas que causan confusión en la calle. Como, por ejemplo, las razones que le impulsaron a realizar lo que se dice en el punto 1. O cualquier otra cosa: dar explicaciones es propio de débiles, sí señor.
8.- Jamás abandone la política de confrontación total frente al adversario, rival o declaradamente enemigo. Confíe en esos asesores que entran y salen en y de La Moncloa como Perico por su casa y no dé ni agua al de enfrente: ¿pactos?, ¿acuerdos? ¿A quién le interesan los acuerdos pudiendo practicar esa política 'testicular' de 'esto se hace porque a mi me sale de...'
9.- Que se note su sentido de la amistad: coloque en puestos de salida de sus candidaturas electorales a los próximos, sobre todo si son relevantes. A los otros seis o siete mil que, con un vuelco de tuerca político, pierden la poltrona, que les den y allá se las apañen. Encójase de hombros si le dicen que practica el amiguismo y no la meritocracia. País de envidiosos...
10.- Permaneza constante en su posición de negar el pan y la sal informativos (y quizá no solo) a los medios que se muestran críticos con usted. Y, si puede, cúlpeles de todos los males, sin olvidar en ningún momento compararles con Trump, que siempre conviene exagerar un poco.
Estoy a punto de asegurarle que, si se atiene con las necesarias fidelidad y constancia a este decálogo, llevará a buen puerto su propósito de resultar perdedor en las próximas elecciones, que es lo que parece que está usted procurando. Enhorabuena.