El Palencia CF sigue imbatido y asciende a la tercera plaza

Alberto Moreno
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Edipo e Íker, autores de los goles

El Palencia CF sigue imbatido y asciende a la tercera plaza - Foto: Sara Muniosguren

Cambios en la formación inicial tipo morada. Alguno obligado, como el de Marcelo, con la selección de su país, Guinea Bissau. Otros, por decisión técnica, dejando a  Álex Gómez y Sekou en el banquillo por Torres  y Rubén Vallejo . 

Víctor, que dejó el Moreno sólo para el apellido, pudo abrir el marcador a los siete minutos en un balón que buscaba el pase a un compañero y que se convirtió en un remate que salvó milagrosamente el portero mirandés en la línea de gol. Esa ocasión tan clara era consecuencia de la salida dominadora local. Los morados cargaban el juego por la banda izquierda, con el propio Víctor, Gianluca y Edipo. Por esa zona llegaba el peligro. Control total local, con paciencia y dominio de la situación, sabiendo que tarde o temprano tenia que llegar el gol, bien por la calidad de sus jugadores, bien por insistencia. El Mirandés B daba la sensación de un filial atípico, agazapado, esperando atrás, sin posesión de balón. Posiblemente, por ese control que ejercía en el partido el cuadro morado, que imponía el ritmo que precisaba.

En la recta final de la primera parte llegaba la ocasión más clara, con un centro ahora por la banda derecha que remató Raúl Vallejo, salvando con las piernas el portero burgalés.

Atacando en la portería del fondo sur, donde está ubicada la renacida peña Frente Morado, llegaba antes del primer minuto de juego de la reanudación el primer disparo morado, del argentino Gianluca (uno de los más activos) despejando Iago. Él sí quería darle una marcha más al partido, pero el juego morado seguía a su ritmo, adaptarse a las especiales condiciones del terreno de juego, por la persistente lluvia.

La entrada del chaval Adri Calvo pareció revitalizar al Palencia, darle más chispa. Así llegaba el primer tanto morado, en una penetraciòn de Torres por banda izquierda, sirviendo un caramelo a Edipo, al que no se le ha olvidado el gol, pese a ser el primero de jugada en esta temporada.

Llegaba en la recta final el gol de Íker que parecía sentenciar el encuentro, pero un minuto después el cuadro rojinegro se encontró con un regalo tan inesperado como inmerecido; un penalti. Ekhiotz lo lanzó a la grada. Hubiese sido excesivo premio para un filial timorato. Sin más desasosiego acabó el partido. Tres puntos más, imbatido y en la lucha.