Yolanda Díaz se difumina

G.F.A. (SPC)
-

El liderazgo de la presidenta de Sumar se diluye entre los suyos, que cuestionan su entreguismo a Sánchez, y también dentro del propio PSOE, que discute su capacidad para controlar su conglomerado de fuerzas

La antaño emergente figura de la política coruñesa se ha opacado notablemente en los últimos meses. - Foto: EFE

A mediados de 2022, Alfonso Guerra, el que fuese vicepresidente del Gobierno en la época dorada del PSOE, acudió a un programa de radio para analizar el batacazo electoral socialista en las elecciones andaluzas. Fiel a su estilo, tocó todos los palos y uno de ellos fue el de la actual vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Con su habitual tono, entre jocoso y lacerante a partes iguales, confesó que se «quedó de piedra» tras ver un vídeo donde Díaz proponía cambiar el concepto de patria por el de matria. «¿Y esta persona quiere liderar algo en España? No, esto es un bluf», sentenció el sevillano.

¿Fue premonitorio su veredicto? A la vista de los últimos acontecimientos y de los derroteros que ha tomado la carrera política de la coruñesa, parece que no andaba errado el histórico socialista.

La gallega vive horas bajas con su liderazgo cada vez más cuestionado a pesar de que el pasado fin de semana su candidatura se impusiese de forma clara en la primera asamblea estatal y fundacional de Sumar. Un proceso, en todo caso, marcado por la baja participación dado que solo votaron el 11,7 por ciento de los 70.000 inscritos totales de Sumar, su plataforma que engloba a 15 formaciones. 

No es nuevo que Díaz arrastra desde hace tiempo una crisis de crédito entre la propia izquierda, que le afea su entreguismo al PSOE de Pedro Sánchez. De hecho, en muchos ámbitos, a derecha e izquierda del ámbito parlamentario, se denomina a Sumar como la «marca blanca» de los socialistas. 

La erosión de su figura comenzó a visibilizarse claramente en diciembre del pasado año, cuando los cinco diputados de Podemos anunciaron que abandonaban el barco de Sumar y se pasaban al Grupo Mixto en el Congreso, recalcando que tenían vía libre para votar con plena autonomía. 

Los morados argumentaron que tomaron la decisión de romper con la plataforma de Díaz después «de haber intentado todo lo posible dentro del grupo» para seguir haciendo política. Finalmente ese esfuerzo se demostró «imposible», según sus palabras. A nadie se le escapa que la nula predisposición de la líder de Sumar a que las exministras Irene Montero y Ione Belarra tuviesen un hueco en el nuevo Ejecutivo fue el principal motivo de la fractura. En ese momento, en el Gobierno empezaron a ver que la política de Fene no era capaz de controlar la amalgama de fuerzas que hay en Sumar.

Posteriormente, se esperó mucho más de ella en las elecciones autonómicas gallegas. Jugaba en casa y el 18-F era primera gran reválida. Sin embargo, fracasó estrepitosamente. El proyecto de Yolanda Díaz, encabezado por Marta Lois, logró el 1,9 de los votos, y se quedó fuera del Parlamento autonómico.

Ella sabe que para consolidar su proyecto es clave que Sumar vaya arraigando a nivel territorial. Su primer intento en los comicios de su tierra resultó fallido, y la pregunta que flota en el aire es si ese revés se repetirá en las vascas del 21 de abril -en las catalanas del 12 de mayo son los Comunes los que asumen la papeleta- y en las europeas de junio.

Más recientemente, sumó otro perjuicio a la lista de agravios que le echan en cara los socialistas. De hecho, no gustó nada su falta de autoridad, ante los Comunes de Ada Colau cuando tumbaron los Presupuestos catalanes, pese a las repercusiones que eso trajo al Gobierno de Sánchez.

Ese veto de una fracción de las tropas de Díaz provocó un efecto dominó: el presidente de la Generalitat convocó elecciones de forma adelantada y acto seguido Pedro Sánchez anunció que renunciaba a pactar los Presupuestos Generales.

Ahora, con la prórroga de las cuentas de 2023, Díaz tiene las manos más atadas para sacar adelante algunas de las propuestas más avanzadas de Sumar como la reducción de la jornada laboral o el aumento de los permisos de paternidad y maternidad hasta las 20 semanas; iniciativas que llevan su sello pero que ahora quedan bloqueadas.

 Tras votar en contra de los Presupuestos de Pere Aragonès, los Comunes tumbaron también las del socialista, Jaume Collboni, en Barcelona. No hay que olvidar que la Ciudad Condal es uno de los pocos bastiones municipales que le quedan al PSOE en España.

En Ferraz se le afeó que el rechazo del partido de Ada Colau a los Presupuestos en Cataluña, y el consiguiente adelanto de elecciones, coloca a ERC y Junts enfrentados en el actual escenario político, y le recordaron que en la coalición de PSOE y Sumar necesita a los dos partidos independentistas catalanes para poder gobernar. 

En la cúpula del PSOE ya comienzan a preguntarse si han sobrevalorado el papel que Díaz puede jugar.