«Los críticos de arte son muy abstractos»

Pablo Torres
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La casa de la cultura de Potes (Cantabria) acoge la exposición'Communicatio', en la que participa una docena de artistas cántabros y palentinos, entre ellos, José Luis Quirce. La muestra permanecerá abierta hasta el 14 de abril

José Luis Quirce - Foto: Sara Muniosguren

Los trabajos de varios artistas palentinos y cántabros conviven en la exposición Communicatio, en la casa de la cultura de Potes (Cantabria), en la que colabora la Asociación de Artistas Plásticos Palentinos Thieldón. 

Entre la docena de pintores y escultores se encuentra José Luis Quirce (San Cebrián de Campos, 1958). Su propuesta en la muestra es un cuadro hiperrealista. 

La exposición Communicatio se sustenta sobre la pregunta de si vale más una imagen que mil palabras. ¿Cómo lo ve usted?
Voy a poner un ejemplo muy claro. Communicatio se expone en Potes, que está cerca de Santo Toribio de Liébana. Ahí se refleja muy bien la importancia de la imagen con su Beato.

En aquellos tiempos, como la cultura era tan baja y la mayoría de gente no podía ni sabía leer, lo que hicieron los monjes fue usar las imágenes para que el pueblo pudiera seguir la religiosidad. Así ha sido durante muchos años. Los altares de las iglesias son también un ejemplo de ello. 

Se puede hablar mucho, pero lo que hace falta es que se vea el resultado de lo que se dice. 

En la muestra participa una docena de artistas. ¿Han seguido la misma línea o presentan propuestas independientes? 
Son independientes. Cada uno comunicamos nuestro quehacer a través de obras diferentes. Desde trabajos vanguardistas hasta clásicos, pasando también por los hiperrealistas, y con facetas como la escultura y la pintura. 

Asegura que son trabajos independientes, ¿aprecia diferencias claras en los estilos?
Cada uno expresa su personalidad. Es una forma de comunicarnos entre nosotros, de ahí que se haya decidido hacer una mezcla entre artistas cántabros y palentinos. 

Daniel de Vena, el comisario de la exposición, ha acertado al escoger Potes. Además, la muestra está muy bien ubicada en su centro cultural, sin una excesiva recarga de obras en el espacio.

En su caso, ¿qué trabajo expone? 
Lo mío es un cuadro hiperrealista. Represento unas fresas con un tamaño más grande que el normal.  Impactan porque están sobre un fondo neutro, de color blanco, y da la sensación de que están levitando. 

Esa es mi obra, sencilla en composición, pero con mucho trabajo detrás, como ocurre con los trabajos hiperrealistas. 

¿Se va a trasladar la exposición a Palencia más adelante?
Daniel de Vena tiene pensado hacer algo a medio-largo plazo en la provincia, pero no esta exposición. A no ser que se lo pida alguien a título particular, las obras se expondrán solo en Potes. 

El comisario de la muestra busca que el espectador «trascienda los límites de lo convencional implicándose en la observación de la imagen». ¿Cómo se materializa esto en las obras?
Habría que preguntárselo a Daniel de Vena.  Cualquier obra implica al observante: se da un sentimiento, unos efectos, que producen en él sensaciones positivas o negativas. 

El espectador no tiene por qué recoger lo que el autor quiere decir. Eso es casi imposible. Por eso, desde mi punto de vista, los críticos de arte son a veces muy abstractos. Debaten sobre si el artista quiere decir una cosa o la otra, pero, ¿estaban ellos cuando se creó la obra para saberlo? La recepción de la imagen es la que cada uno decida. 

El motivo de la exposición es la clausura del Año Lebaniego en Potes. Ya que el Camino Lebaniego es compartido entre Cantabria y Palencia, ¿es este el motivo por el que han convivido autores de las dos procedencias?
También se ha hecho para potenciar la intercomunicación entre nosotros mismos. 

Si ves los trabajos de cualquier artista paisajista cántabro, verás que es un estilo muy propio de allí. Por eso, es tan interesante la interacción entre nosotros. 

Fue el autor del cartel de la Semana Santa de Palencia en 2023. Ahora que ha pasado un año, ¿sigue contento con el resultado?
Estoy satisfecho de cómo realicé mi obra. El de este año es un cartel duro, impactante, difícil de asimilar. Vuelvo a la idea de antes: no depende de la obra, sino del espectador que la mira.