Editorial

La cosecha se ha reducido en kilos, pero es óptima en calidad y grados

DP
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Hay que poner en valor el trabajo de preservación de variedades y producciones ligadas a esta tierra

Las Denominaciones de Origen Arlanza y Cigales producirán buenos caldos, los jóvenes que podrán salir al mercado el año próximo, y los de crianza para cuya degustación habrá que esperar un poco más. Y será así porque, al decir de los vitivinicultores de la provincia de Palencia adscritos a una y a otra, la cosecha de 2023 ha sufrido una reducción en cantidad, que ronda el 15 por ciento con respecto a la del año anterior, por el efecto directo de la sequía y las altas temperaturas, pero no así en lo que a la calidad de la uva se refiere. Esta ha llegado sana a las bodegas, sin ni siquiera acusar las temidas consecuencias de las lluvias caídas justo antes de la vendimia. Sin hongos, sin enfermedades de ningún tipo y con el punto justo de sabor, esas uvas darán vinos apreciables. Ni todos serán iguales, naturalmente, ni la producción uniforme en unas y otras bodegas pero, con carácter general, puede avanzarse que la provincia seguirá dando pasos, no demasiado grandes, pero sí constantes, en su progresión vinícola, ocupando cada vez un espacio mayor. 

 Y toca, en este punto, dejar constancia del esfuerzo que supone mantener las viñas, preservar el tipo de uva, conservar las tradiciones, al tiempo que se innova, se modernizan las instalaciones y se pelea de manera constante por incrementar la calidad. Siempre ha habido zonas en las que el vino y las bodegas han tenido presencia significativa, pero más a nivel doméstico o complementario, si acaso, de otras producciones más rentables, que industrial. Por eso, es encomiable la labor que llevan a cabo Pagos de Negredo, en Palenzuela, y Bodegas Valdesneros, en Torquemada, en el caso de la DO Arlanza -ayer Palencia tuvo especial protagonismo en este ámbito, al celebrarse la Fiesta de la Vendimia en Quintana del Puente-, y Remigio de Salas, en Dueñas, integrada en la DO Cigales.

Lo es también la de esas otras bodegas que no pertenecen a ninguna de estas dos denominaciones, pero coinciden en el empeño de conservar viñedos y sacar adelante producciones, como Bodega Carreprado, de Alba de Cerrato, que está dentro de la IGP Vinos de Castilla y León, al igual que Barrialba, de Venta de Baños. No son comparables estas y aquellas, pero hay que insistir en la importancia de no dejar que se pierdan variedades y conceptos que han dado sentido a pueblos y a comarcas enteras.

En cuanto a los vinos, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que empieza a haber una variedad interesante para los buenos aficionados y que, además, forman parte esos caldos del club de calidad Alimentos de Palencia. El siguiente paso es que el consumidor de aquí confíe en sus productores y pruebe tintos y rosados palentinos. Todo cuenta.