No; no se trata de un homenaje a las celebraciones religiosas que estos días han llenado playas y pueblos acompañadas de una insólita ola de calor. El título hace referencia al empeño de Feijóo en recuperar nombres de la anterior etapa del Partido Popular que, víctimas de las guerras fratricidas que se viven en las formaciones políticas, tuvieron que buscarse la vida fuera de la política.

No son nombres cualquiera sino aquellos relacionados con una imagen de centralidad con los que el nuevo "jefe" del PP pretende conformar unas listas para las Elecciones Generales que se aparten radicalmente de Vox y que arrastren a los votantes de Ciudadanos. La "caza" de nombres en Cs no ha hecho más que empezar y puede acabar incluso con una pieza de la relevancia de Inés Arrimadas. La que fuera mano derecha de Albert Rivera sigue, de momento, empeñada en salvar los restos de su formación que puede convertirse en irrelevante para que PP o PSOE formen gobiernos en las próximas elecciones de mayo.

Será entonces cuando se produzca la desbandada y cuando el PP eche sus redes para pescar. Mientras, se conforma con recuperar a los suyos con el sosegado Borja Sémper como portavoz, que hace unas fechas no sabía como explicar la presencia teatral y escandalosa de la predicadora evangelista.

Y, mientras el PP trata de sumar a la desesperada para depender lo menos posible de Vox, sabiendo que nacionalistas e independentistas (salvo el PNV) no le van a apoyar en una investidura, Sánchez ve con preocupación cómo se enconan las relaciones entre Yolanda Díaz y Podemos, sin los cuales seguir en Moncloa va a ser harto difícil.

Su estrategia de primar a la vicepresidenta frente a las ministras de Podemos no ha hecho más que aumentar las rencillas. Y muy mal tienen que salir los resultados de mayo para que Pablo Iglesias de marcha atrás a su pretensión de controlar, desde su televisión, los pasos de Sumar.

Tanto PSOE como PP saben que el PNV, preocupado por la visibilidad que Bildu ha logrado en el Congreso de los Diputados en esta legislatura, esperará las "ofertas" de cada uno de ellos para decidir a quien apoya para llegar a Moncloa.

Pedro Sánchez va a jugar a fondo la imagen de que vuelve el franquismo con el penoso recuerdo de la fallida moción de censura de Ramón Tamames y la bronca de Castilla y León, donde Mañueco pierde los papales crispado por la difícil convivencia con su vicepresidente de Vox, García-Gallardo.

Por eso es imprescindible la resurrección de los "viejos" dirigentes moderados de la derecha sin los cuales Feijóo seguirá en la oposición o de vuelta a Galicia.