El triunfador del tercer certamen taurino Villa de Ampudia fue Alejandro González Reguero, uno de los doce alumnos de la escuela palentina que demostró su valía en una competición destinada a jóvenes promesas del toreo. Gracias a esta victoria, se ha ganado, por derecho propio, protagonizar (junto a otros compañeros del centro) una clase práctica en la plaza de toros de la capital que tendrá lugar el domingo 4 de junio a las 18,30 horas. La entrada para ver su habilidad con el capote y el resto de útiles es gratuita. Ganas de hacer un buen papel en la próxima Feria Chica no le faltan. «Estuve el año pasado y ahora quiero hacerlo mejor», declara.
Originario de Valdestillas (Valladolid), se inscribió en la escuela de Palencia en el curso 2021/22 tras recibir sus primeras clases de tauromaquia en Salamanca. Tiene 20 años y, de manera paralela a su formación taurina, ha estudiado Formación Profesional en el área de Gestión Administrativa. Explica que en el concurso ampudiano se encontró «muy bien durante las fases previas» y que en la final, que se disputó en la localidad que da nombre a la competición, se unieron «el mejor novillo de la tarde» y sus «ganas y actitud». «Creo que todo ello se vio reflejado en el resultado de la faena», explica el joven, que recientemente también ha hecho el paseillo en otros cosos.
A principios de mes quedó finalista en el bolsín taurino Ciudad de Peñaranda, de Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) y el pasado día 14 cortó cuatro orejas y un rabo en una novillada que se celebró en la plaza de su localidad, en el marco de las fiestas patronales y en la que compartió terna con Cristian González y Gustavo Martos. Además, su experiencia en el albero va más allá, ya que el año pasado participó en cuatro novilladas «en las que salí a hombros». Respecto al futuro, explica que su deseo es ir abriéndose camino en el mundo taurino. Sabe que es complicado y por eso va dando pasos «poco a poco». «Estoy centrado en lo que salga y preparando los compromisos que tengo. Pienso en el día a día porque es un mundo complicado», manifiesta.
Es aficionado a la tauromaquia desde pequeño, cuando ya disfrutaba de las novilladas de su tierra de origen en compañía de su familia y «veía programas taurinos como Grana y Oro con mi abuelo», pero comenta que la labor de una profesora del instituto fue determinante para que acabara en una escuela taurina. «Fue la que me picó. Me regalaba revistas taurinas y fue la que habló con mis padres para que me apuntaran a la escuela taurina», recuerda González Reguero, quien también da las gracias a la escuela palentina «por acogerme y por enseñarme día a día» y especialmente a José MaríaGonzález.