Su mejor campeonato

David del Olmo
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Álvaro Lastra, entrenado por Elena Caballero, logró una plata nacional en altura tras el confinamiento

Su mejor campeonato - Foto: Juan Mellado

Álvaro Lastra (Santa María de Mave, 28-10-1998) era el único palentino en el Campeonato de España sub’23 al aire libre, celebrado en las pistas de San Pablo (Sevilla), donde lograba la medalla de plata en el salto de altura.

Residente en Aguilar de Campoo (al menos hasta que la Junta asigne las becas que faltan en la residencia Victorio Macho de la capital, donde vivió el pasado curso), se acercó al atletismo a los 8 años, en la escuela Marta Domínguez. De ahí pasó al Running Reinosa, luego compitió con el cordobés Surco Aventura (con el que logró el ascenso a División de Honor de clubes) y es su tercera temporada en el Club Puentecillas.

Cursa Emergencias Sanitarias, para ser en el futuro el conductor que guíe una ambulancia. Mientras, ha desarrollado una trayectoria atlética donde ya figuran tres medallas nacionales en altura: bronce júnior al aire libre en Granollers en 2017 (1,99 m); bronce sub’23 en pista cubierta en Salamanca en 2019 (2,06 -marca personal bajo techo-) y la reciente, la más importante, plata sub’23 al aire libre, en Sevilla (2,05). Su marca personal al aire libre es de 2,07 (en 2018 en Salamanca, en la Liga de Clubes). 

Aunque «empecé corriendo, hasta que con el paso de los años, por condición física, por altura [1,91 m], velocidad, vieron que valía para el salto de altura y lo empecé a entrenar. No me disgustaba, se me daba bien y ya me quedé».

ESPECIAL. El del pasado 27 de septiembre ha sido su mayor éxito y también su competición más especial en todos los sentidos (precedida de los meses de confinamiento, también atípicos), porque «ha sido en septiembre, donde en otros años estaríamos empezando la temporada y este la acabamos de terminar. También por tener que bajar hasta Sevilla. No había competido tan al sur, con un  calor seco como el de aquí, por lo que no tuve problema».

Además, «nos metían a la pista justo una hora antes, con unas pulseras para identificar que eras atleta, delegado de equipo o entrenador. Solo éramos cinco atletas, porque uno se lesionó por la mañana. Fue muy corto, había más jueces y delegados para controlar que atletas. Y sin contacto, te encuentras con atletas con los que te ves de año en año desde hace mucho tiempo, y ni siquiera puedes dar un abrazo. Ha sido raro también por eso».

«Me encontraba bastante bien, sin molestias. Fue muy rápido, todos pasamos el 1,99 enseguida», y en la siguiente altura solo quedaron los tres medallistas. Aunque no entrenó todo lo que hubiera sido deseable, «porque trabajé todo el verano y he bajado días puntuales a hacer técnica».

 

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