La Junta de Castilla y León pidió  «disculpas» a los cerca de 8.000 ciudadanos que este miércoles sufrieron las «molestias» de suspender cautelarmente la vacunación con AstraZeneca, pero defendió que acertaron al tomar esa iniciativa y la achacan a la «no decisión e inacción» del Gobierno central. El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, y la consejera de Sanidad, Verónica Casado, dieron ayer explicaciones por la rocambolesca jornada vivida este miércoles con la campaña de vacunación en la Comunidad, aunque garantizaron que no se arrepienten de la decisión y que lo volverían a hacer. Así lo manifestaron en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, donde FranciscoIgea insistió en que el principio de prudencia fue el que primó en todo momento al conocer que la Agencia Europea del Medicamento iba a emitir un informe con posible contraindicaciones sobre el uso de esta vacuna.

Durante su intervención, Igea argumentó que la suspensión «debía haberle correspondido» al Gobierno central, como hicieron otros países europeos al conocer que iba a haber un nuevo informe de la Agencia Europea del Medicamento, y avisó de que apoyarán al Ministerio de Sanidad en las decisiones que tome, pero no en las que no tome: «Alguien tiene que encargarse de velar por la seguridad de nuestros pacientes», resumió. Casado por su parte detalló que el miércoles por la mañana trasladó su intención a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, y ésta señaló de que la organización y planificación de las vacunas es competencia de las comunidades autónomas. «Saber que iba a haber un nuevo informe, no tener conocimiento de su envergadura es lo que hizo que tomáramos la decisión de parar», explicó la consejera.

De este modo, tanto ella como Igea señalaron que en ningún caso ha habido «unilateralidad» sobre la posología de? las vacunas y no se ha contravenido la marcada Estrategia Nacional, sino que se adoptó una decisión en base a la «prudencia» ante un evento ha que provocado el cambio de que no se administre la vacuna de Astrazeneca a menores de 60 años.

Tras esta explicación, el vicepresidente de la Junta reseñó que las decisiones que adopta la Junta se alejan de criterios políticos o electoralistas y siempre miden compaginar «riesgo-beneficio». «¿Podríamos explicar a algún familiar un caso de trombosis severa sabiendo que se iba a tomar esa decisión?», se preguntó Igea, quien señaló: «Pesó menos nuestra popularidad que la vida de los ciudadanos».

Tras esta reflexión, la consejera de Sanidad reiteró que los casos de trombos detectados tras el suministro de la vacuna de Astrazeneca son «muy, muy raros» y llamó a la población a vacunarse. En esta línea, Verónica Casado aseguró que no se arrepiente de la decisión adoptada. «No me arrepiento de nada, absolutamente de nada», dijo, a lo que Igea apostilló que durante la gestión de esta pandemia se han destapado muchos comentaristas. «Se está más cómodo en la no decisión, si quieren políticos de ese tipo búsquelo en otra parte», apuntó en referencia a las críticas recibidas el miércoles por comunidades y oposición.

Críticas al Gobierno

Así, el vicepresidente reconoció que la decisión de paralizar la vacunación puede generar «desafección e incertidumbre», tras lo que consideró que estas sensaciones se generan más con un Gobierno que «se bajó del barco». «Ustedes toman las decisiones difíciles y yo anuncio el fin de la pandemia», lamentó, tras lo que señaló esta situación como la «cogobernanza del hortelano». «Nuestra obligación como gobernantes es preservar al máximo la salud. Vamos a seguir así», señaló tras lo que criticó al Gobierno por estar más pendiente de su rentabilidad política que de «liderar la nación».