Aina sigue apuntando a las medallas

EFE
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Tras la retirada temporal de su compañera Anna Boada, la remera de Astillero afronta los nuevos retos compartiendo embarcación con Virgina Díaz y se fija el objetivo de llegar a Tokio

La pareja femenina de España Aina Cid (i) y Anna Boada (d) durante el Campeonato Mundial de Remo 2017 - Foto: ERIK S. LESSER

Aina Cid alimenta su ambición deportiva en Banyolas, entre sesiones de gimnasio y paladas en el agua. Su gran anhelo es conseguir una medalla en los Juegos de Tokio 2020 al frente del dos sin timonel que ahora gobierna desde la parte trasera del bote. Virginia Díaz marcha por delante.

La remera de Astillero asumió el pasado noviembre la plaza que dejó vacante Anna Boada. La catalana renunció temporalmente al equipo nacional para recuperarse de diversos episodios de ansiedad que se acentuaron tras saborear la gloria en el último Mundial. Cid y Boada consiguieron en 2018 la primera medalla mundialista femenina de una embarcación olímpica en la centenaria historia de la Federación Española de Remo, pero tras ese éxito su prometedor futuro se paralizó.

La prueba de la Copa del Mundo que se disputará este fin de semana en la localidad de Plovdiv, donde consiguió el bronce mundialista junto a Anna Boada, marca el inicio de su nuevo periplo internacional junto a Virginia Díaz.

 

¿Cómo afrontan esta primera prueba de la Copa del Mundo?

Nos sentimos bien, aunque no ha habido una preparación específica, en el sentido de que dentro de tres semanas tenemos el Europeo. Esta regata la usaremos más como un entrenamiento que como una competición. En todo caso, la afrontamos con mucha confianza. Hace unas semanas decidimos cambiar nuestras posiciones. Yo normalmente solía ir delante, ahora va Virginia. Eso nos permite explotar un poco más las cualidades de cada una.

¿Le resultó sencillo adaptarse a una nueva compañera?

Virginia y yo empezamos a entrenar juntas al comienzo de la temporada. La adaptación desde entonces está siendo buena. A mí formar un bote nuevo me ha dado como un soplo de aire fresco. Lo quieras o no, cuando estás dentro tienes otra mentalidad, otra perspectiva y me ha dado otra vez la vidilla de querer más. Virginia venía del skiff y clasificar para unos Juegos Olímpicos en esa modalidad es muy difícil. En cambio, en el dos sin timonel en los últimos años se ha demostrado que es posible y para ella se ha allanado bastante el camino en ese sentido. La verdad es que nos hemos compenetrado bastante bien.

¿Qué tiempos están haciendo?

Los tiempos que estamos haciendo son muy parecidos (que con Anna). Entrenamos con el objetivo de pelear por las medallas en Tokio pero no sabemos cómo estamos porque este fin de semana va a ser la primera regata; ahí realmente vamos a ver cuál es nuestro nivel respecto a nuestras contrincantes. Queremos seguir mejorando y llegar a reducir la diferencia de 14 segundos que hay con la plata y con el oro.

Dada la inexperiencia de Virginia Díaz en el dos sin timonel, ¿ha cambiado su rol en el bote?

Virginia tiene experiencia en el mundo del remo y sabe lo que es competir a nivel internacional, aunque es verdad que en el mundo del dos sin timonel es nueva. Eso hace que yo coja más responsabilidad y en parte a mí me ha cambiado el rol. Las cosas que hacía Anna, ahora las voy a hacer yo. En general, yo creo que automáticamente he adoptado un papel más de "hermana mayor" por la experiencia. En este campo creo que tengo mucho que aportar porque ella necesita tiempo para aprender, obviamente.

¿Cómo afrontó usted este proceso?

Para mí ha sido un reto. A mí los cambios me cuestan y he vivido muchos cambios en muy poco tiempo. Lo teníamos todo planeado y de pronto un cambio como este te desmonta todo lo programado. A mí los cambios no me gustan. He tenido que ser consciente de que cambiarían muchas cosas y de que no sería lo mismo. En algunos momentos la situación incluso me sobrepasó. Ahora lo llevo mejor, ya veremos más adelante. 

¿Ha tenido algún momento de duda?

En algunos momentos estuve más agobiada, por mí misma, pero en cuanto Virginia y yo nos montamos en el bote todo fue muy fluido. Ella se ha adaptado enseguida. Desde el primer momento fuimos conscientes de que empezábamos de cero y que había mucho trabajo por hacer. Eso nos ha ayudado muchísimo en estos meses. Sabemos que el esfuerzo que tenemos que hacer es mucho mayor.

¿Sufrió en primera persona los problemas de Anna Boada?

Yo lo siento, pero no me di cuenta. Todos los deportistas tenemos nuestros problemas, todos vamos al psicólogo por una razón u otra. De eso sí era consciente. Son cosas que nos pueden pasar a cualquiera. A ella o a mí. La parte mental es algo que hay que trabajar mucho, al igual que la parte física.