Sufrir en silencio

Carmen Ansótegui (Spc)
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Al 40 por ciento de las mujeres les cuesta reconocer la incontinencia urinaria de estrés tras la menopausia

La incontinencia urinaria es una patología frecuente en la mujer, aunque muy silenciada. La vergüenza y el desconocimiento sobre los nuevos abordajes hacen que quienes padecen este problema lo escondan, lo que impide que encuentren una solución que vaya más allá del uso de compresas. Los expertos recomiendan prevenir y consultar al especialista para valorar posibles tratamientos como el láser o la radiofrecuencia y piden al Ministerio de Sanidad que financie este tipo de terapias para mejorar la atención a la mujer.

Según explicó el doctor Santiago Palacios, presidente del 20º Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer, que se celebró recientemente en Madrid, existen tres tipos de incontinencia urinaria. La más frecuente es la conocida como incontinencia de estrés o de esfuerzo, que llega a afectar a cuatro de cada 10 mujeres tras la menopausia y a muchas otras féminas tras un parto vaginal. Se produce como consecuencia de una pérdida del ángulo de la uretra y la vejiga, haciendo inviable que la mujer realice ejercicios de impacto que impliquen correr o saltar.

En estos casos, Palacios destaca lo «efectivo» que está siendo el láser vaginal, que «gracias al calor, aumenta el colágeno y estabiliza el ángulo». Funciona para el 70 por ciento de las mujeres y a las que no les queda la opción de pasar por el quirófano. Además, ahora se está estudiando el uso de la radiofrecuencia, que podría tener un efecto similar al láser.

Por otra parte, hay quienes sufren la llamada incontinencia de urgencia, más típica en mujeres que superan los 65 años, aunque es menos común que la primera. Este tipo se produce por la contracción de la vejiga de forma involuntaria, dando paso a escapes incontrolados. Para estas el tratamiento pasa por medicamentos que estabilizan las contracciones. Por último, está la versión mixta que combina las dos anteriores y que es «muy frecuente» en las mujeres mayores, tal y como asegura Palacios. 

Jesús Sánchez Martos, catedrático de Educación para la Salud de la Universidad Complutense de Madrid, lamenta que muchas de las afectadas escondan su situación y acaben por dejar de ir la cine o quedar con amigos por desconocimiento de la existencia de «soluciones más allá de los pañales y la cirugía».

Además, ambos expertos insisten en la importancia de hacer ejercicios kegel a lo largo de toda la vida para prevenir la incontinencia urinaria. Se trata de una práctica sencilla, pero que muchas mujeres no realizan porque se recomienda la práctica diaria y, con el tiempo, acaban abandonando. En este sentido, el doctor Palacios, habló de la existencia de un aparato de magnetoterapia que refuerza el suelo pélvico y lo equipara a 1.000 kegels en tan solo 20 minutos.