Chapillas y los fuegos artificiales

Fernando Pastor
-

Chapillas y los fuegos artificiales

Cuando comenzó a organizar eventos, sobre todo de pirotecnia, el primer contrato que le surgió fue en Villaviudas. Tenía que tirar una colección de fuegos artificiales y fijó como hora para lanzarlos la una de la mañana, en el descanso de la verbena. Pero después de tener el contrato firmado le llamaron de Castromocho para que tirara allí también fuegos artificiales esa misma noche. Dado que estaba comenzando no podía rechazar ningún contrato, sobre todo para irse dando a conocer, por lo que aceptó igualmente el contrato de Castromocho. Para compatibilizarlo con Villaviudas, en Castromocho fijó como hora para lanzarlos las 12 de la noche.

Aún así, solamente podría cumplir los horarios firmados si en Villaviudas lo dejaba todo preparado de antemano, para que de esa forma nada más regresar de Castromocho poder lanzarlos. Por ello cuando llegó el día, sobre las 10 de la noche fue a Villaviudas y dejó las cajas de los fuegos ya sacadas y ordenadas en el suelo, en el pórtico de la escuela. Para evitar problemas llevó un ayudante, Agapito M. C., a quien pidió que se quedara en Villaviudas y le rogó insistentemente que no se separara de los fuegos para que estuvieran vigilados permanentemente. 

Cuando Chapillas volvió de Castromocho se encontró con que los miembros de las de las peñas de Villaviudas habían convencido a Agapito para que les hiciese allí un número de animación divertido, dejando los fuegos abandonados. Fue rápidamente a ver los fuegos y se encontró  a un grupo de niños jugando con ellos, con el peligro que conlleva. No pasó nada de milagro. Desde entonces tomó medidas para que no volviera a ocurrir, aunque en Villaviudas tardaron en volver a contratarle.

Chapillas y los fuegos artificialesChapillas y los fuegos artificialesPese a la gran profesionalidad de Chapillas, en tantos años es inevitable que  ocurra algún incidente involuntario con los fuegos artificiales. 

Así, en Alba de Cerrato, en las salvas lanzadas en la procesión de San Pedro en una ocasión un cohete no subió lo suficiente y bajó antes de tiempo, por lo que la explosión prevista en las alturas se produjo a ras de suelo, chamuscando el pelo a una vecina, Gema Herrero, que además perdió la audición y pese a llevarle a urgencias a Venta de Baños tardó varios días en recuperarla. Chapillas le regaló a Gema una planta, en desagravio. 

Desde entonces ha aumentado la distancia entre los fuegos y las personas y les lanza en perpendicular en vez de en vertical para evitar que haya gente debajo.

En Espinosa de Cerrato, en plena lanzadera de cohetes, una señora desde un balcón le dijo a Chapillas «¡a ver si va a caer un cohete en mi casa!». Premonición: uno de los cohetes salió torcido, impactó en el tejado de esa casa rompiendo varias tejas, para finalmente caer contra la puerta de la misma casa. 

Días después Chapillas acudió a pagar los desperfectos a aquella vecina, pero no le quiso cobrar, por lo que de nuevo le regaló una planta a la propietaria del inmueble.

Desde entonces cuando acude a Espinosa la misma señora le dice riendo «¡a ver si va a caer un cohete en mi casa!», y Chapillas, también riendo, responde «calla, calla, que pareces bruja».

En Palenzuela, durante las fiestas tenía que estar con su grupo tocando la dulzaina y el tambor a la puerta de la iglesia mientras las autoridades estaban dentro, en misa. Ese día se celebraba un homenaje a la Tercera Edad y Chapillas le dijo al alguacil «os he regalado unos fuegos artificiales, lo lógico sería utilizarlos en el homenaje a la Tercera Edad hoy que han venido todas las autoridades provinciales, pero no les has traído». El alguacil asiente y se encamina a por el ellos, a la escuela, donde estaban guardados; pero con un andar torpe y lento. Chapillas, que estima que no van a estar a tiempo para cuando salga la gente de la misa, le apremia: «Pero venga, date maña». Y cuando ya regresaba el alguacil con la colección de fuegos, lo mismo: «Vamos, ya está bien, que estamos esperándote». Justo en ese momento salía la gente de la misa, con las autoridades al frente, y el diputado provincial Isidoro Fernández Navas creyó que los gritos de Chapillas iban dirigidos a él, y le dice «Chapi, no sabía que tenías este genio y que me pusieras así, es cierto que nos hemos entretenido un poco y vosotros estabais aquí fuera tocando y esperando, pero no creo que sea para ponerse como te has puesto». 

  Chapillas trató de explicar: «Que no, que no iba por ustedes, que se lo decía al alguacil, que ha ido a buscar unos cohetes y mire con qué parsimonia viene». El diputado no las tenía todas consigo: «Entonces ¿en serio que no era por nosotros?, eso lo dices ahora por quedar bien». Chapillas insistió en su versión hasta que Fernández Navas pareció quedar convencido y aliviado. 

También en Palenzuela, otrora capital del Cerrato, celebran la denominada procesión de las hogueras, una marcha nocturna hasta la ermita con faroles y antorchas. Chapillas  le propuso a la alcaldesa, Sara Esteban de los Mozos, poner la guinda a la celebración con unos fuegos artificiales en el regreso de la procesión al pueblo. En el año 2011 se llevó a cabo, pero las circunstancias adversas jugaron una mala pasada. Un fuerte viento reinante se unió a un exceso de maleza (ya que las abundantes lluvias de ese año propiciaron el crecimiento de las malas hierbas) de tal forma que cuando Chapillas preparaba la colección, aún sin lanzarla, una chispa de los fuegos generó un incendio que pese a sus intentos de evitarlo quemó la totalidad de los fuegos preparados, creando la traca final cuando la procesión ni había pasado todavía. 

Quedó preciosa la improvisada traca, eso sí; pero sin ningún vecino que la viera.