El compromiso con el reciclaje de envases crece un 10,7%

Carlos H. Sanz
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Este año se han recogido 2.007 toneladas en los contenedores amarillos de la provincia, y otras 2.283 de papel y cartón

El compromiso con el reciclaje de envases crece un 10,7% - Foto: Óscar Navarro

Cada vez son más los palentinos concienciados con que la lucha contra el cambio climático comienza en casa. Así lo reflejan los datos de reciclaje de envases de plástico, latas, briks, papel y cartón en la provincia durante este año, que registran un incremento del 10,7% y 2,5% respectivamente, respecto al año anterior, según desvelaron ayer el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, y el director de Gestión Local y Autonómica de Ecoembes, Ángel Hervella, durante una visita al Centro de Tratamiento de Residuos.

Más concretamente, a lo largo de este año se han recogido 2.007 toneladas de envases de los contenedores amarillos, 12,7 kilos por habitante, unos 900 envases por persona, lo que supone un incremento del 10,7% respecto al año anterior. De los azules, aquellos destinados a recoger papel y cartón, se han sacado 2.283 toneladas, unos 14,4 kilos y 700 artículos por habitante, el 2,5% más.

Un balance muy similar al registrados en Castilla y León, donde el reciclaje de envases ha aumentado en más de un 10,8% , mientras que el de papel y cartón ha superado el 4,3 % con respecto a 2017, lo que supone que cada ciudadano ha reciclado una media de 717 envases.

Unas cifras «buenas pero no son suficientes», según el consejero de Medio Ambiente, que recordó que «la UE obliga a todos los países a que antes de 2020 el 50% de los residuos domésticos y comerciales sean destinados a la reutilización o al reciclaje».

«Esos objetivos que crecen un 5% cada 5 años, de modo que en 2025, deberá ser un 55%; en 2030, un 60%, y en 2035, un 65%», señaló Juan Carlos Suárez-Quiñones, y que, reconoció, «son muy difíciles de cumplir».

La clave, recalcó el consejero, es la concienciación ciudadana, y el camino para lograrlo programas como los impulsados de forma conjunta por la Junta de Castilla y León y Ecoembres.

Concienciación a través de la educación en universidades y colegios pero también del adulto, así como inversión en infraestructuras que, según detalló Suárez-Quiñones, suma 260 millones en la región, de los que 26,3 sirvieron para construir el Centro de Tratamientos de Residuos, y 21,12 para el depósito de Valdeseñor, por ejemplo.

Hoy en día en Castilla y León hay 4.825 contenedores de envases -uno por cada 183 habitantes- y 13.263 de papel y cartón -uno por cada 264 habitantes-. En el primer caso, la media está por debajo de la nacional y en el segundo, por encima.

Sin embargo, de nada sirve -y en ello incidió el responsable de Medio Ambiente- si «la ciudadanía no se sienta vinculada a esa lucha contra el cambio climático y no cambia sus comportamientos diarios».

«Esta lucha no es solo una misión de organismos internacionales, sino de cada persona en su vida diaria, en su hogar y en la calle. Las administraciones podemos invertir y realizar acciones políticas muy relevantes, y organizaciones como Ecoembes pueden trabajar denodadamente, pero si no se invierte esa cultura diaria de cómo tenemos que comportarnos en materia de residuos no tendremos ningún éxito», recalcó Juan Carlos Suárez-Quiñones.

«un cambio cultural». Para  el director de Gestión Local y Autonómica de Ecoembes, Ángel Hervella, está claro que la forma de caminar hacia ese objetivo es «llevar el reciclaje fuera del hogar, es decir, más allá del contenedor que vemos en la acera cada vez que salimos a la calle».

«De ahí que se impulsen iniciativas de recogida selectiva, que hagamos pruebas u optimicemos rutas, siempre con el objetivo de seguir creciendo», señaló. Una línea de trabajo que funciona dados los «datos históricos de crecimiento».

«Estamos asistiendo a un cambio cultural, en el que el ciudadano demanda políticas de medio ambiente. El reciclado es un gesto cotidiano, que se puede hacer siempre y nos ayuda a cuidar el medio ambiente», señaló Ángel Hervella.

«Esa es la clave del éxito de estas políticas», resumió el consejero de Medio Ambiente, quien recalcó que el único camino para salvaguardar la subsistencia de la humanidad es pasar de una economía lineal a una circular.

«Eso significa pasar de consumir todo tipo de envases sin importarnos cómo se obtengan, tirarlos y que se almacenen en los vertederos; a consumir pocos envases y que los que se consuman sean obtenidos de forma medioambientalmente sostenible -con energías verdes y recursos renovable- y puedan tener una segunda vida, bien reutilizarlos para el mismo fin o reciclarlos para que tengan otro fin distinto», especificó Suárez-Quiñones.