Una maravillosa obra sale a la luz

DP
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La pintura sobre tabla se titula San Martín y el pobre y pertenece al retablo mayor de la iglesia Santo Obispo de Tours de Los Llazos, en la Montaña Palentina

Una maravillosa obra sale a la luz

Amediados del pasado mes de enero dio comienzo un nuevo taller de restauración de obras de arte gracias al convenio suscrito entre la Diputación y el Obispado. Al igual que en las seis ediciones precedentes, en esta, que hace la número siete, participa una decena de restauradores, ocho de ellos especializados en pintura y escultura, y dos en textiles. La novedad del actual taller respecto a los anteriores ediciones es la ampliación de su duración, que ha pasado a ser de ocho meses, en lugar de los seis anteriores.

 El subdelegado de Patrimonio Cultural de la Diócesis, Antonio Rubio, publica en su perfil  de Facebook una noticia que, «por lo habitual, ya parece carecer de interés, y es para mostrar asombro por el descubrimiento de joyas, cuya calidad desconocíamos y que, además, parecían condenadas a su desaparición». Así presenta una «excepcional pintura»,  una «maravillosa joya», cuya restauración aunque no está terminada permite sorprenderse con el antes y el después. Explica Antonio Rubio que «se trata de la pintura sobre tabla titulada San Martín y el pobre, que pertenece al retablo mayor de la iglesia de Los Llazos, en la Montaña Palentina, de la que es titular el santo obispo de Tours». «Estaba absolutamente irreconocible, con un deterioro tan acusado que parecía imposible su recuperación», señala, y añade a renglón seguido que «a veces los milagros existen, cuando esas piezas caen en manos de profesionales tan cualificados como los que tenemos en el taller de restauración».

«Los restauradores no han inventado nada. Todo estaba en el cuadro», comenta Antonio Rubio, que apostilla que «la capa pictórica había roto en mil pedazos y estos estaban enrollados sobre sí mismos. Con paciencia franciscana se han ido volviendo a su lugar, se han asentado los fragmentos y, una vez recompuestas las figuras, se ha procedido a la limpieza, retirada de barnices envejecidos y retoques. La obra aún no está finalizada, pero ya se parece bastante a cómo quedará cuando se dé el barniz de acabado».

Una maravillosa obra sale a la luzUna maravillosa obra sale a la luzLa Diputación, mediante el nuevo convenio, aporta 240.000 euros a la Diócesis para sufragar los gastos de contratación de las diez personas que trabajan en este nuevo curso del taller de restaución. Esta cifra es el doble de la cantidad que la institución provincial concedió en el 2019-2020, sexta edición del taller, que restauró 39 piezas (procedentes de veintiuna localidades) entre pinturas, esculturas y textiles, algunas de autores tan significados como Alejo de Vahía, Juan de Valmaseda o Juan de Villoldo.

Los 240.000 euros del convenio se financian con cargo a un remanente del  ejercicio del pasado (50.316 euros) y con la partida prevista para este fin en 2021 (190.000 euros), que aumenta el 58% con respecto a 2020. 

La Diputación y el Obispado, además de venir obligadas legalmente a conservar el patrimonio provincial, coinciden en la necesidad de mantener el abundante rico patrimonio mueble que posee la Diócesis, que se ha ido generando y atesorando a lo largo de la historia de la provincia, para que -además de cumplir el fin para el que fue creado- pueda legarse a generaciones en las mejores condiciones. Asimismo, la actuación se enmarca en la meta 11.4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de la Agenda 2030 planteada por Naciones Unidas -Protección del patrimonio cultural y natural-, una agenda en la que se incardina todo el presupuesto de la Diputación desde este año.

Recordar, por otra parte, que en agosto del pasado año se clausuró la sexta edición del taller con la entrega a la catedral de una pieza pictórica concreta, que destacaba de entre todas las restauradas: Santa Úrsula y las 11.000 vírgenes. La ubicación original de la pintura hasta su traslado en el siglo XVIII al trascoro de la Capilla Mayor, fue la capilla de Sta Úrsula, localizada en la girola y conocida actualmente como de San José o de Sta. Teresa. La obra era la imagen principal de un retablo que no se conserva, y según consta en las fuentes escritas (Real Academia de la Historia, Archivo Español de Arte), fue encargada y pagada en 1531 por el arcediácono y canónigo Esteban Fernández de Villamartín, y ejecutada por el pintor conocido como Maestro Benito, seguidor y/o discípulo de Juan de Flandes. La pintura está realizada sobre cuatro grandes paneles de madera de pino mediante técnica mixta (pintura al temple y retoques con óleo) y tiene unas dimensiones totales de 273 x 235 centímetros.