El conde de Salazar

Fernando Pastor
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/ Cerrato insólito

El conde de Salazar

Bernardino de Velasco y Mendoza,  después conocido también como Bernardino de Velasco y Aragón, señor de Castrillo Tejeriego desde 1577 (antes lo fueron su abuelo, también llamado Bernardino, y su padre, Juan), fue el primer conde de Salazar, título otorgado por Felipe III el 12 de enero de 1608.

Perteneciente a la Casa de los duques de Frías, también heredó de sus antepasados el condado de Castilnovo. 

Pese a su estrecha relación con Castrillo Tejeriego, se vio envuelto en pleitos con el Concejo y con los vecinos de la localidad, que no le reconocían como señor considerando que abusaba de sus derechos. Incluso tuvo lugar un motín por el que varios vecinos fueron detenidos por su guardia personal y encarcelados en su palacio.

El conde de SalazarEl conde de SalazarFue capitán de la guardia personal de Felipe II, consejero de Guerra, veedor general de Infantería, mayordomo mayor de la reina y ostentó un cargo equivalente al actual ministro de Hacienda. Participó como capitán en las campañas de Aragón.

Tuvo un destacado papel en la historia de España, ya que Felipe III le encomendó en 1609 expulsar de la corona de Castilla a los moriscos, así como controlar los excesos de ciertos militares en Andalucía.

 

El pundonor puesto en estas tareas y su condición insobornable le supusieron ser citado con gran simpatía por Miguel de Cervantes en El Quijote.

Según cuenta el historiador Javier Barrientos Grandon, pasó seis días encarcelado en el monasterio de San Agustín por mandato del Consejo de Órdenes, por no haber comulgado el día de Pascua del Espíritu Santo junto a los demás caballeros de Santiago, orden a la que pertenecía.

Le vendió a Felipe III La Quemada, caserío de la localidad cerrateña de Olivares de Duero, en el que se había alojado Felipe II para cazar (había caza mayor y menor) y en el que se habían hospedado Maximiliano de Austria cuando vino a Valladolid a casarse con su sobrina María (hermana de Felipe II) y el cardenal y obispo de Trento, Christóforo Madrucho, que le acompañó para oficiar la boda. Alcalde y guarda mayor de La Quemada era el duque de       Lerma.

Fue famosa su extrema fealdad, así como la de su mujer, María Lasso de Castilla, a quien llamaban doña Chirimía, hasta el punto de que el conde de Villamediana les dedicó un par de cuartetos burlescos y satíricos:

Don Salazar de Legaña

dijo a doña Chirimía:

«Sed mora, señora mía,

para que os echen de España».

Al de Salazar ayer

mirarse al espejo vi

perdiéndose el miedo a sí

para mirar a su mujer.

 

Falleció en Madrid el mismo día que Felipe III, el 29 de marzo de 1621, siendo trasladado a Castrillo Tejeriego con gran fastuosidad para ser enterrado en la cripta del convento de Santa Ana que él mismo había fundado dos años antes con esta finalidad. Legó a los frailes del convento como rentas perpetuas los intereses que produjeran 1.200 ducados, así como 100 fanegas de trigo anuales, a condición de que rogaran por su alma, la de su mujer y la de sus antepasados. Tenían que oficiar anualmente 85 misas cantadas por al menos cuatro sacerdotes (los domingos y fiestas) y otras 154 rezadas; letanías y oraciones habladas y mentales diariamente mañana y tarde durante varias horas; un Padre Nuestro y un Ave María tras las comidas y las cenas, etc. 

Había ocasiones en que los frailes no recibían estas rentas debido a deudas que obligaron incluso a hipotecar el convento, lo que originó nuevos pleitos y que los monjes dejaran de oficiar las misas cantadas.

 Este convento duró dos siglos. Tenía huertas, animales, una noria, etc. Estaba unido por una pasarela con su palacio, de forma que cuando estaba en el pueblo podía escuchar la misa desde el balcón (justo encima de la capilla), sin salir del palacio. 

También financió la reconstrucción de la ermita de la Virgen de Capilludos. 

Tras su fallecimiento heredó el señorío de Castrillo Tejeriego y el condado de Salazar su hermano Luis, marqués de Belveder, que en calidad de general de caballería de los tercios españoles en Flandes participó en la conocida rendición de Breda de 1625, por lo que entra dentro de lo posible que sea uno de los personajes reflejados en Las Lanzas, el famoso cuadro de Velázquez. 

A Luis le fueron sucediendo sus tres hijos, Jacinto, Felipe Alberto y Juan, todos ellos también con cargos militares en Flandes (Jacinto falleció combatiendo).

A Juan le sucedió su hijo, del mismo nombre, y a este su hija Mariana, aunque en 1710 los títulos pasan a los duques de Frías, que no tenían vinculación con Castrillo. Hasta que la Constitución de Cádiz de 1812 abolió los señoríos.

Poco después desaparecería también el condado de Salazar, en situación de bancarrota, aunque posteriormente sería rehabilitado y existe en la actualidad.

Bernardino de Velasco y Aragón y su familia fueron personajes relevantes de la historia de este pequeño municipio cerrateño. A lo señalado hay que añadir que sus abuelos, Bernardino de Velasco y Catalina Guevara, tuvieron relación con los luteranos al dar acogida a Francisca Hernández cuando la perseguía la Inquisición, en 1527.

Su hermano Juan ostentó un alto cargo militar en la Armada de los mares del sur, bajo el mando de su tío, Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón, virrey de Navarra y luego virrey de México, conocido como El Prudentísimo por su defensa de los indígenas frente a los encomenderos y por su integridad al negarse a recibir sobornos pese a que no disponía de dinero ni para su entierro.

Un hijo de este último, Luis de Velasco de Castilla, primo por tanto del conde de Salazar, también fue virrey de México en dos ocasiones, virrey del Perú, presidente del Consejo de Indias y marqués de Salinas de Riopisuerga.