La Junta defiende las fajas cortafuegos del Monte

A. Benito
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Desde la sección territorial de Medio Ambiente aseguran que sus objetivos son dificultar la propagación de posibles incendios, hacer más transitable el espacio y obtener subproductos que autofinancien las labores

La Junta defiende las fajas cortafuegos del Monte - Foto: Sara Muniosguren

«Disminuir el riesgo de incendios al romperse la continuidad horizontal y vertical del combustible vegetal y, por ello, dificultar la transformación de posibles fuegos de superficie en fuegos de copas; fomentar el uso público del monte al hacerlo más transitable y atractivo; y obtener unos subproductos forestales que, una vez valorizados, puedan autofinanciar en parte las labores proyectadas». Esos son, según el Servicio Territorial de Medio Ambiente, los objetivos de las actuaciones que se están llevando a cabo en el monte El Viejo y que tanto han dado que hablar en las últimas semanas, unos trabajos que comenzaron el año pasado y que se extenderán hasta 2022. 

La Junta asegura que las labores persiguen «no solo una mejora del estado selvícola de la masa en general, y en particular de las condiciones de defensa del monte -ya que se gestiona el exceso de combustible, labor que es esencial para reducir el riesgo de incendios forestales, sobre todo en este tipo de montes de intenso uso público-, sino que, además, no hay duda de la conveniencia de las mismas». En este sentido, la administración regional, que quiere así salir al paso de las críticas manifestadas por algunos vecinos, defiende que la finalidad de las fajas cortafuegos es también la protección de las personas, tanto de los usuarios del monte como de otros colectivos, caso de los trabajadores y usuarios del CAMP.

El organismo autonómico, eso sí, reconoce su fallo al no haber explicado el proyecto a los palentinos. «Unas labores de construcción en las inmediaciones del monte El Viejo provocaron chispas y prendieron un cultivo anexo, de tal forma que las llamas estuvieron a punto de entrar en el propio monte. Por ello se decidió, además de continuar con la ejecución de parcelas según el plan de ordenación, acometer una limpieza integral de sus límites exteriores e interiores creando unas fajas cortafuegos de 50 metros de anchura», indica Dolores Ruiz de Navamuel, jefa de la sección territorial de Medio Ambiente.

 Concretamente, se están creando fajas perimetrales -lindantes con fincas de cultivo, laderas de repoblación, perdidos y áreas semiurbanas- y fajas interiores -en caminos principales de tránsito del monte, con mayor riesgo de incendios por negligencias-. «La creación de una discontinuidad de vegetación tiene un doble objetivo: impedir la propagación de las llamas en caso de que se produzca un incendio que amenace el monte y, en su caso, facilitar a los medios de extinción el ataque del fuego», señalan los técnicos de la Junta. 

«Es, por tanto, una labor preventiva en el monte», insisten al tiempo que señalan que «la biomasa resultante de estas labores sirve como parte del pago de la actuación». La autoridad competente en la gestión de este espacio alega «diversos problemas en el reparto de leñas gruesas para su asignación gratuita a vecinos de la ciudad de Palencia» como razón para optar, a partir del año 2016, por el sistema de valorización económica de las leñas obtenidas en diversos tratamientos de la masa del monte El Viejo, vista la posibilidad de un retorno económico, estimándose 10t/ha. 

«El precio de valorización estimado es de 25 euros/t y está basado en la experiencia de las ventas realizadas los años anteriores. No obstante, a medida que avancen los tratamientos y las leñas gruesas sean extraídas del monte, se irá valorizando esta biomasa, de foma que, al concluir la intervención, se calcule la cantidad final y, con ello, el importe total a descontar», señala Ruiz de Navamuel. «Tradicionalmente, las leñas gruesas eran apiladas y transportadas a un punto de acopio fijado por el Ayuntamiento, en concreto la Casa Pequeña, para su reparto a los vecinos que previamente lo solicitaban. Este sistema implicaba unos costes de recogida, apilado y transporte, por eso fue desechado vista la posibilidad de un retorno económico», añade al tiempo que niega que «la enajenación de la biomasa extraída constituya un negocio, como se ha escuchado por doquier».

Finalmente, y en respuesta a afirmaciones hechas en varios medios, la Junta quiere dejar claro que lo que se ha adjudicado a Tragsa es la ejecución de los trabajos, no la gestión del monte. «Con ello se profesionaliza esta realización de los tratamientos, ya que la empresa cuenta con técnicos y capataces forestales de experiencia y competencia reconocida. No obstante, la dirección de obra le corresponde al personal técnico del Servicio Territorial de Medio Ambiente, que cuenta con el apoyo del los agentes medioambientales de la comarca de Palencia», matiza. 

En cuanto a los caminos utilizados en la saca de las leñas, en los que se han producido algunos daños, el organismo regional asegura que, «de acuerdo con la empresa ejecutora, serán reparados en breve, de forma que se mejore el tránsito por los mismos». Asimismo, Medio Ambiente señala una vez más que «detrás de las labores se encuentra un proyecto técnico, elaborado por un ingeniero de Montes» y que dicho proyecto «ha sido aprobado por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente».