Ideas claras, querencias permanentes y amores inalterados e inalterables, Fausto San Martín Rodríguez se declara «palentino hasta la médula». 
Palencia es su ciudad de nacimiento y de vivencias y no la cambia por ninguna otra. Quizá necesite algunos cambios, sobre todo en el ámbito de la convivencia, donde, a su juicio, faltan el cariño y la cercanía de la gente que predominaban hace algunas décadas. 
Opina, además, que los políticos deberían tener más en cuenta los intereses de los vecinos y de las empresas locales y apunta la necesidad de sacarle más provecho no solo a la ciudad, sino a la provincia. «No basta con acordarse solo en los tiempos de crisis de los recursos que tiene; hay que sacarle mucho más provecho siempre». 

Por lo demás, le gusta pasearla y vivirla a diario en la medida de lo posible, que con esto de coronavirus no es demasiado, pero suficiente para mantener las buenas costumbres. «Todas las tardes, mi mujer y yo salimos a dar un paseo y a tomar algo, y casi siempre nos encontramos con otros matrimonios conocidos. Y yo por las mañanas también me encuentro con los amigos», señala. A Fausto San Martín le encanta hablar con la gente, relacionarse con unos y con otros, mientras se reconoce como parte del entorno urbano en el que tan a gusto se siente.

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