El cáncer de mama, en primera persona

A. Benito
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Sofía Rodríguez y Teresa Rebollar son dos palentinas que han decidido compartir su experiencia con los lectores de 'Diario Palentino'. Ellas, como otras muchas, son el ejemplo de que con fuerza y optimismo se puede hacer frente a la enfermedad

El cáncer de mama, en primera persona

Con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer de Mama, Sofía Rodríguez y Teresa Rebollar, han decidido compartir su experiencia con Diario Palentino. Para ambas fue duro encajar la noticia cuando les diagnosticaron cáncer de mama, pero con optimismo y mucha fuerza, estas palentinas han conseguido hacer frente a una enfermedad que les ha hecho ver la vida con otros ojos. 

 

«Al principio fue duro, pero hay que tirar para adelante, porque de esto se sale»

 

A pesar de que en su familia había habido varios casos de cáncer de mama, ovarios y colon, Sofía Rodríguez, que hace un tiempo entró a formar parte de un programa especial para la detección precoz de la enfermedad, nunca pensó que le fuera a tocar a ella. «Por mi genética, la predisposición a desarrollar esta patología es mayor. Como ya había tenido a mis hijas, me extirparon los ovarios, pero dije que no a operarme el pecho», explica.


Un 22 de junio de 2018 le comunicaron la noticia. «A las 9 me dieron los resultados, a las 11 fui a consulta y a las 12 tuve mi primera sesión de quimio», indica una mujer cuya primera reacción fue la negación. «Lo primero que pensé fue que me iba a morir. Llamé a mi madre y al oirla llorar decidí que tenía que luchar», añade. Sin embargo, reconoce que en aquel momento todo lo que se le venía a la cabeza eran cosas malas. «Tenía un pitido en el cerebro que no me dejaba escuchar nada de lo que me decía el doctor Arranz, quien con el tiempo se ha convertido en  mi ángel», continúa.


Él fue quien le recordó que ella era la única capitana del barco. «Me dijo que me iba a curar y, a la vez, me advirtió de lo importante que es no caer en la depresión», expresa Rodríguez, quien asegura que «el tratamiento es horrible, pero en Palencia, por suerte, tenemos el mejor equipo de Oncología del mundo». 


Concluida esta fase, esta madre de dos hijas, que en ellas, en su pareja y el resto de su familia y amigos encontró la fuerza para luchar, fue intervenida. «Fueron 15 horas, pero en la misma operación me hicieron la mastectomía y me reconstruyeron el pecho», afirma al tiempo que habla de sí misma como una «afortunada». 


Ahora, Sofía Rodríguez, que sigue con sus revisiones periódicas, mira a la vida de otra forma. «Abro la ventana, respiro y doy gracias por seguir aquí», manifiesta. Y es que, como ella misma señala, «esta mierda de enfermedad tiene sus cosas buenas». Rodríguez, sin embargo, no se olvida de quienes están pasando por esto en este momento tan complicado, pero envía un mensaje positivo: «Hay que tirar para adelante, porque de esto se sale», concluye. 

 

«La lucha contra el cáncer empieza cuando te atreves a pronunciar su nombre»

 

Como en la mayoría de los casos, María Teresa Rebollar se dio cuenta de que algo no iba bien de forma fortuita. «Un día haciendo gimnasia me hice daño en un pecho y decidí ir a la ginecóloga», indica. La mamografía del programa de la Junta no le correspondía hasta unos meses más adelante, así que solicitó que se la adelantaran.


Hasta que llegaron los resultados le fueron haciendo otras pruebas y en enero de este mismo año le diagnosticaron cáncer de mama. «En el mismo momento en el que me comunicaron esta noticia atroz, me dieron esperanza. El tumor no parecía muy grande y estaba aislado», expresa esta madre de dos niñas adolescentes que se define como «muy positiva y activa», pero reconoce que aquello fue un «trauma».


Asimilar algo así no es fácil. «El cáncer es un monstruo al que todo el mundo tiene miedo, a pesar de que son muchas las personas afectadas por esta patología contra la que empiezas a luchar cuando te atreves a pronunciar su nombre», continúa Rebollar, que fue intervenida en febrero.


La operación corroboró el diagnóstico, el tumor estaba localizado, pero el «segundo palo» vino cuando los médicos decidieron someterla a un tratamiento de quimioterapia y radioterapia en un momento que coincidió con el estado de alarma. Ella tuvo la compañía y el apoyo de su marido e hijas, con quienes sigue compartiendo esta lucha, pero aplaude la labor de la AECC y de los CEAS. «Durante el confinamiento han desempeñado un papel fundamental con las personas que han tenido que pasar por esto solas», reconoce.


Hoy, María Teresa Rebollar afirma que la enfermedad le ha hecho ver la «belleza» de la vida y anima a otras mujeres en su misma situación. «Tenemos que apoyarnos las unas en las otras, hablar con otras personas con cáncer de mama ayuda muchísimo», asegura a la vez que recuerda que esta es una enfermedad «cada vez más crónica» y defiende la importancia de «cuidar» a los científcos e investigadores.