Un tesoro aún bajo tierra

Jorge Liébana / Palencia
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Se cumplen 50 años de las primeras excavaciones del yacimiento romano de la 'Villa Possídica', conocido también como 'El Cercado de San Isidro'

Un tesoro aún bajo tierra - Foto: dp

Palencia suma una decena de Bienes de Interés Cultural en la categoría Zona Arqueológica, entre ellos La Tejada, La Olmeda o la Villa Possídica. Cuando se conmemora el 45 aniversario del descubrimiento de la villa romana de Pedrosa de la Vega, hoy en lugar destacado dentro del  conjunto de recursos turísticos y culturales de la provincia, se cumplen 50 de las primeras excavaciones del yacimiento romano también conocido como  El Cercado de San Isidro (1962-63), si bien en este caso con peor suerte en cuanto su disfrute se refiere, pues continúa en su condición de tesoro bajo tierra.

Las excavaciones fueron realizadas y financiadas, una vez autorizadas por la Dirección General de Bellas Artes, por el propietario de los terrenos, Antonio Cuadros Salas, junto con sus hijos y su yerno, bajo la dirección técnica de Manuel Revilla y con el asesoramiento científico de Pedro de Palol.  En 1991 -de octubre a diciembre- se emprendieron los trabajos encaminados a comprobar la situación de conservación, gracias al convenio entre la Junta de Castilla y León y la Diputación, actuación cuya dirección científica corrió a cargo de José Antonio Abásolo y de Javier Cortes. En el devenir de este medio siglo de la Villa Possídica hay que hacer referencia además a que tras la consolidación, entre 1995 y 2006, de los mosaicos en el taller de La Olmeda, a cargo del equipo de mosaistas de la Diputación, con Javier Cortes y Domiciano Ríos al frente, permanecieron almacenados en dependencias del Monasterio de La Trapa (en la cripta funeraria de la familia Cuadros) para ingresar después en el Museo de Palencia con el objetivo de garantizar su conservación. En noviembre de 2007 el mosaico de Océano quedaba instalado en el Arqueológico.    

El yacimiento romano del Cercado de San Isidro, conocido también como Villa Possídica, es periferia o área de influencia de la Pallantia romana. Las excavaciones de 1962 y 1963 pusieron de manifiesto la estructura de baños de esta gran villa, localizándose el praefurnium u horno, la caldaria y el tepidarium, pavimentado con un mosaico de magnifica calidad que podría catalogarse como uno de los elementos más importantes de la villa, con temas decorativos geométricos y vegetales que representan en el centro un caballo con el nombre de Amoris en el cuello. En el extremo oeste, representación oceánica con cabeza de Océano en el centro y nereidas a los lados. Se localizaron también el frigidarium o natatoria y el sudationes o laconium. Junto a estas habitaciones, cuya función ha sido identificada por los tratados de Vitrubio, existen otras dependencias de utilidad todavía no muy clara. Todo ello correspondería a un primer momento de habitación en la primera mitad del siglo III d.C. En el último cuarto de este mismo siglo se produjeron destrucciones en los baños que habría que encuadrar dentro de las fases de inestabilidad, causada por la anarquía militar y las sucesivas invasiones. El alcantarillado y habitaciones del extremo sureste y el desagüe formado por arcos se ven claramente adosados a estructuras ya existentes. Se trataría de reparaciones y ampliaciones correspondientes a finales del siglo III o principios del siglo IV d.C. Se trata pues de un conjunto termal de una villa tardorromana de la segunda mitad del siglo III d.C.

    - Foto: dp En 1988 se incoó expediente de Bien de Interés Cultural al conjunto de estructuras excavadas de Villa Possídica, en la categoría de zona arqueológica (BOCyL de 26 de mayo de 1989), con lo que se garantizaba la máxima protección. En 1995 se aprobó la ampliación del espacio de protección.

El director del Museo de Palencia, Jorge Juan Fernández, en un artículo sobre la suerte de aquellos restos desde el momento de su aparición, que sirvió como homenaje a la memoria de Javier Cortes,  protagonista de los trabajos llevados a cabo en el último trimestre del año 1991 en compañía del profesor Abásolo y que fueron ciertamente decisivos para el salvamento de las estructuras de la villa y de sus pavimentos musivos, se refiere al informe en el que se adelantaban los planteamientos científicos que futuras excavaciones arqueológicas deberían contrastar y que se han visto frustradas por motivos de diversa índole. Así, hay que hablar de cuatro períodos principales en el devenir de la villa. Un primer momento constituido por la mayor parte de las estructuras actualmente visibles, a base de mampuesto, determinados pavimentos de opus signinum y algunas conducciones de teja. Se fecharía a finales del siglo I e inicios del II d.C. También se documentarían en este periodo diversas reparaciones, como se comprobaba en una esquina del tepidarium. En relación con este momento permanecen aún inéditos algunos ámbitos, como la piscina correspondiente al sector septentrional de la habitación principal, así como en el lado opuesto de la villa distintas estancias con similar aparejo y alineación. El segundo momento se identificaría por una serie de solados de signinum dispuestos encima de los anteriores señalados y por una reordenación de la planta de la villa, modificándose la distribución del tepidarium constituido hasta entonces por dos habitaciones prácticamente iguales que ahora se convierten en dos de distinto tamaño. El tercer momento constituye el período de mayor esplendor de la villa, y se correspondería con la época del mosaico, tanto del tepidarium como de la piscina aneja. Es en este momento cuando se pica el opus signinum del segundo período para que agarrase mejor el rudus del mosaico de Océano. Paralelamente se reordenan también las habitaciones, algunas de ellas enriquecidas con exedras, y se aplica a los muros una original técnica constructiva a base de la inclusión de ladrillos alternando con un sillarejo típico que, ocasionalmente, recrece o modifica los alineamientos anteriores. «Una de las más novedosas observaciones recogidas en el informe es el descubrimiento en las inmediaciones de la villa del presunto obrador donde se habrían fabricado las teselas utilizadas en los mosaicos -abundantes sobre todo los tonos blancos-, asociadas a diversos fragmentos cerámicos que permitían su datación dentro de la cuarta centuria», señala Jorge Juan Fernández. Y finalmente en un cuarto momento se realizarían modificaciones de las estructuras de la época precedente, se trazarían paramentos con cimentaciones ajenas a las hasta ahora enumeradas y se llevarían a cabo diferentes parcheados en los mosaicos.

Explica Jorge Juan Fernández en el mencionado artículo que el contenido de aquellas actuaciones de 1991, desarrolladas en unas condiciones climatológicas especialmente penosas a causa del frío y las abundantes lluvias, consistieron en la limpieza de maleza y arbustos de las zonas excavadas en 1962-63, realizándose incluso zanjas de drenaje en los alrededores para prevenir la acción del agua; cubrición y protección de estructuras, no sólo las arquitectónicas sino también las canalizaciones e improntas de adobes correspondientes probablemente a un horno (el sistema utilizado fue mediante pilares y vigas transversales metálicas con cubierta ondulada, con los taladros imprescindibles, de modo que fuese una intervención lo más sencilla posible, siempre reversible y que pasase desapercibida a la vista de posibles curiosos) y el arranque y restauración de los mosaicos hubo de realizarse en unas condiciones poco idóneas, teniendo en cuenta tanto las condiciones climáticas adversas como sus condiciones de conservación.

- Foto: dp
 

LITIGIO. El Monasterio de San Isidro de Dueñas de la Orden Cisterciense de la Estrecha Observancia  solicitó en 2010 ante el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Palencia la ejecución de desalojo de los copropietarios de una finca aledaña al mismo, El Coto de San Isidro, de 103 hectáreas, que ha ido incorporando en lotes a través de sucesivas negociaciones con los herederos, menos una parte (concretamente, el 24 por ciento de la finca), que finalmente fue adquirida a través de pública subasta. La finca tiene su interés desde el punto de vista patrimonial, independientemente de las consideraciones litigantes que la familia y la Orden han mantenido durante los últimos años por su propiedad: allí fue localizada la Villa Romana Possídica.  En 1996 la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo declaró indivisible la mencionada finca. Sólo un acuerdo a través de negociaciones con los herederos podría haber evitado la subasta de un terreno que alberga casa y tierras de regadío y cereal, y en el que fue descubierto el conjunto arqueológico, declarado Bien de Interés Cultural (BIC). La Orden religiosa el 21 de diciembre de 2004 logró la adquisición de una parte de la finca tras llegar a un pacto económico con alguno de sus copropietarios -aproximadamente una cuarta parte de la finca a un precio estimado de 1,2 millones de euros- y un año más tarde le fue consignado mediante donación otra parte del terreno por parte de otro de los copropietarios. A partir de aquí se inició el litigio propiamente dicho, por cuanto cinco de los herederos y una mercantil no quisieron alcanzar un acuerdo de compraventa con la Orden religiosa sobre el 39 por ciento restante de la finca, por lo que Comunidad Cisterciense presentó ante los Juzgados de Palencia una demanda de división de cosa común al objeto de obtener la totalidad de la finca. La Orden había valorado la finca en 571.417 euros, según un informe encargado al Colegio de Ingenieros Agrónomos de Castilla y León y Cantabria, pero admitió elevar esta cantidad, al objeto de acabar con la situación de indivisión hasta un precio de 1.425.412 euros, «como prueba de buena voluntad en el deseo de no pleitear y vivir en paz y espiritualidad, que es su razón de ser». Finalmente, la subasta se llevó a cabo en marzo de 2009, aunque antes dos de los copropietarios, en el último momento, decidieron vender sus participaciones al Monasterio Cisterciense. El resto de esos copropietarios reiteró su petición de suspensión de la subasta al considerarse perjudicados, aunque ésta se llevó a cabo y tras sucesivas pujas el Monasterio de San Isidro de Dueñas ofreció la suma de 1,6 millones de euros, que no fue mejorada por ningún postor.