40 años de pujanza empresarial

J.B.I.
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Dos generaciones familiares de Comercial Villanova montan y adaptan oficinas, locales y fábricas con proyectos llave en mano

40 años de pujanza empresarial - Foto: Sara Muniosguren

Pedro, economista de 44 años, y su hermano Jaime, con 28 e ingeniero industrial de la rama mecánica y electrónica, llevan en la sangre la cultura del esfuerzo que emana de la empresa familiar que su padre, Pedro José Izquierdo Villanova, fundó el 1 de febrero de 1980. Tras cuatro décadas, el negocio de Comercial Villanova tiene un relevo generacional asegurado y una plantilla joven de 15 empleados en el polígono de Villalobón.

«Mi padre fue un pionero del sector», sostiene Pedro, máximo responsable del negocio desde hace tres años. En los inicios la gente estaba habituada al ladrillo y no a módulos prefabricados, mamparas, suelos técnicos y techos desmontables en todo tipo de locales utilizando pladour. «Los años y las crisis hacen evolucionar e innovar. Hoy somos proveedores de grupos como Renault, Michelín y casi todas las empresas de alimentación de Castilla y León. También la administración pública empiezan a darnos trabajo tras años de un cerrojazo tremendo», agrega.

El directivo concreta que el mercado de Comercial  Villanova se centra en Castilla y León, con alguna incursión en Madrid y Cantabria. «Ahora nuestro negocio pasa por hacer proyectos  llave en mano a través de un equipo de arquitectura e ingeniería. Buscamos que el cliente nos cuente sus necesidades y hacemos una remodelación completa del  local, oficina o  lo que sea necesario con  la incorporación de fluidos, electricidad, climatización, mobiliario y decoración. Para ello, se hace un estudio completo con  una visualización en 3D de cómo va a quedar el trabajo.  Subcontratamos muchos de los servicios y, en ocasiones, sumamos trabajando  de forma externa a otras 25 personas más», detalla.

Renovación. A Pedro, que sucedió a su padre, se ha sumado en la saga familiar Jaime, ingeniero. «Mi hermano, que me saca 17 años, es como un padre más en la empresa, donde solo llevo seis meses. Estuve  un año trabajando en Madrid en otro sector aprendo poco a poco. Llevo el tema de 3D y  los plano en el ámbito de la visualización de la obra», remarca. El padre, Pedro José Izquierdo, añade alguna anécdota que cimenta su resistencia al desaliento como una de 2003, tras quedar inutilizado por un derrumbe el colegio de Ampudia. «A través de la Dirección de Educación se me propuso montar en 23 días una instalación prefabricada de 800 metros con sus aulas, comedor, salas, patio e incluso un pequeño jardín. Dije que cumpliría y claro que lo hice. Fue el impulso para concursar y montar otros colegios en Segovia, Salamanca o Valladolid», enfatiza.