La División de Honor tenía previsto un mes sin duelos

David del Olmo
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Mireia Diez y Elena Cuadrado disputaron su último partido con el Aula Alimentos de Valladolid el 4 de marzo y el 8 se clasificaban para semifinales de la Challenge Cup europea. No tenían que jugar hasta el 4 de abril

La División de Honor tenía previsto un mes sin duelos

Las dos palentinas del Aula Alimentos de Valladolid, equipo de División de Honor de balonmano, afrontaban unos días de descanso tras ganar en la Liga el día 4 y rubricar brillantemente el 8 el acceso a las semifinales de la europea Challenge Cup. Aprovechaban el parón liguero de un mes (hasta el 4 de abril) por los compromisos de las selecciones nacionales.

Es por eso que Elena Cuadrado (ahora en Palencia) y Mireia Diez (en su Guardo natal) todavía no han visto aplazado ninguno de sus encuentros. Aunque, en cuarentena, tratan de mantener en casa la actividad tanto en los estudios (Elena de Enfermería; Mireia de Criminología) como en el plano físico, para que el regreso a las pistas no sea muy traumático.

Para la guardense se está haciendo «duro. Salir de la rutina y estar parada». Llegó a Guardo porque «nos dieron cuatro días. Y vine y me pilló en casa». Ahora «tenemos que hacer trabajo físico, porque aunque no podamos ir a entrenar, esto sigue y en cualquier momento se reanuda la competición». Adaptándose a lo que tiene en casa, trata de seguir el plan de trabajo del club: «Si no tienes un banco, coges una silla. Si tienes que coger peso, tendrás una garrafa de aceite o botellas de agua. Yo aquí no tenía ni una goma o mancuernas, porque las llevé a Valladolid».

La División de Honor tenía previsto un mes sin duelosLa División de Honor tenía previsto un mes sin duelosHoy saca tiempo para estudiar en un año de cambios, donde pasó de jugar en el Zamora (estudia en Salamanca) a vivir entre Valladolid y la capital charra: «Todo el mundo me dice que ni me imaginaba hace dos meses que iba a pasar de Primera a estar jugando una semifinales europeas y en la fase final de la Copa de la Reina. Estos días tengo tiempo para recuperar. Porque estudiaba por la mañana en Salamanca, luego iba en tren a entrenar a Valladolid y, si podía, volvía. La familia es la que salía perdiendo».

Su paisana «Elena es muy maja, se siente el cariño de la tierra. Habíamos  coincidido un año en la selección regional en el Campeonato de España de Blanes y algunas veces enfrente, ella en el BMPalencia femenino y yo en el Fuentes Carrionas».

Elena, a su vez, destaca que su compañera «se ha adaptado muy bien. El equipo en el tema social está muy bien, acogemos a todo el mundo. Y en el campo ha respondido muy bien, se ha adaptado muy bien al juego».

También sigue el plan físico, «he subido y bajado escaleras, me pongo música y hago mis ejercicios, unos saltos o lo que se puede, sin mucho descanso para no perder la parte de cardio. Tengo algunas gomas y pesas. Y en las comidas, sin pasarse».

La internacional en categorías inferiores no descuida sus estudios («nos suben  los apuntes a la plataforma de la universidad y vídeos de profesores») y se entretiene «viendo alguna serie y lo que se me ocurre. Aunque aún quedan muchos días».

«Estábamos en muy buena dinámica, nos salían muy bien las cosas, con la competición europea estábamos muy motivadas. Al volver habremos perdido un poco el ritmo», reconoce. De momento, «el gozo en un pozo, como se dice». Así que «a quedarse en casa, es la mejor manera de ayudar a los sanitarios para que esto acabe».