Los gimnasios demandarán a la Junta por los cierres

DP
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Aurora Miguel Antón, del gimnasio Cronos, mantiene que «están ahogando al sector»

Imagen de un usuario en el interior de un gimnasio durante la pandemia. - Foto: Juan Mellado

El cierre de la actividad no esencial decretado en las provincias de Castilla-León ha provocado que un grupo de gimnasios se esté empezando a movilizar con un objetivo: demandar a la Junta de Castilla y León contra unos cierres que, según aseguran, «están ahogando al sector».

«Es un desastre. No nos lo esperábamos. Pensábamos que ya no tendríamos que volver a cerrar. Es intolerable. Nos tratan como si fuéramos un interruptor de la luz: nos van abriendo y cerrando sin que haya casos en los gimnasios». Quien expresa este hartazgo con las decisiones políticas es Aurora Miguel Antón, copropietaria junto a su hermana Ana, del gimnasio Cronos, creado en Palencia en 1995. Este local, de 500 metros cuadrados, daba trabajo antes de la pandemia a 13 empleados y atendía a 230 abonados. Ahora, las dos hermanas tienen que apañárselas para mantener en pie y sin ayudas económicas un centro que recibía 50 abonados hasta el pasado lunes, primer día del tercer cierre decretado por la Junta. La medida se alargará hasta el próximo 24 de enero.

«Tengo un grupo con otros gimnasios de la zona y estamos agotados física y mentalmente. Amigos del sector ya han tenido que cerrar su gimnasio en Valladolid. Y los demás estamos aguantando, a ver hasta cuándo llegamos. Yo me estoy planteando incluso buscar otro trabajo para pagar este. No sé cómo acabará todo esto», explica Aurora Miguel a la revista CMD Sport.

La solución, a su entender, pasa por seguir el ejemplo catalán y recurrir esta decisión en los tribunales. «Denunciando tal vez es la única forma que nos hagan caso. Si somos una víctima más de la pandemia, que nos den dinero», anticipa. «En diciembre ingresamos 600 euros trabajando ocho horas al día las dos hermanas. Y para este enero ya tenía toda la planificación hecha, con monitores que iba a dar de alta. Pero todo ha terminado en saco roto», constata la gerente del Cronos. La cruda realidad que vive este modesto gimnasio es una muestra representativa del gran tejido de pequeñas empresas del sector que se han visto severamente golpeados por los sucesivos cierres sufridos sin recibir ningún tipo de indemnización. «A las empresas pequeñas nos están matando poco a poco», se lamenta.