Otra para el pichichi

Alberto Moreno
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El vitoriano Oier Lazkano (Caja Rural Seguros RGA) sumó en el Santuario de al Virgen del Brezo su séptima victoria de la temporada. Es el nuevo líder de la general, con cinco segundos de diferencia sobre su compañero Calle

Otra para el pichichi

Atrapado en el tiempo II. No, no es que juguemos a pitonisos y acertásemos en el desarrollo y desenlace de las dos primeras etapas. Sencillamente la tradición y el perfil así apuntaban a ello. En la etapa del Santuario de la Virgen del Brezo siempre ha habido múltiples escaramuzas previas, vengan del este, del oeste y del sur, como fue ayer el caso. Sin embargo, a pie del corto, pero duro puerto,  llega un pelotón numeroso y selecto y en la cima escasos segundos entre los favoritos. 

Así volvió a ser. Y es que aunque las carreras amateur, especialmente sub’23, sean impredecibles, también hay cierta lógica. Otra cosa es que esta etapa estuviese adornada por una serie de altos previos. Montaña hay y mucha, pero no carreteras, las más próximas están muy alejadas y hay terreno y tiempo suficiente para que un pelotón se organice y dé captura a una escapada. Si se asfaltase o habilitase el camino forestal de tres kilómetros hasta la Ermita de Cristo Sierra sería un puerto de Vuelta a España. Y si se hiciera lo propio con la bajada a Valcobero o Camporredondo se podría enlazar con la Ruta de los Pantanos. Soñar no cuesta dinero...

Villamuriel acogía la salida de la segunda jornada, con el estudio por parte de la nueva corporación municipal de la oferta de ser un final de etapa en la próxima edición. De salida se rodó a un ritmo frenético, hasta el punto de completar en la primera hora 47 kilómetros, lo que hacía muy complicado que cuajase cualquier escapada. Pese a todo, tras atravesar Paredes, se formó un grupo cabecero de 30 unidades en el que se metía el propio líder, Alejandro Gómiz, que hizo de freno. Poco después era un sexteto el que abría camino. Entre ellos, el italiano Alessandro Fancellu, reciente ganador de la Vuelta a León. Era evidente que no se iba a permitir que un favorito al triunfo final tomase tierra por medio y era anulada antes de llegar a Villasirga.

Era el turno de otra fuga inicialmente de ocho corredores y posteriormente de diez, entre los que se encontraban dos de los 39 corredores que en Aguilar entraban con el mismo tiempo, SergioHernández (Caja Rural) y Alberto Serrano (Escribano). A ellos se añadió Alejandro Ropero (Kometa), uno de los damnificados en Aguilar.

Con un buen entendimiento inicial, fueron abriendo hueco, hasta el punto de llegar a los dos minutos. Diez corredores con relevos de verdad abren hueco, pero siempre llega el momento racaneo, el tira tú que a mí me da la risa que acaba por descomponerlo todo. Por detrás, Lizarte, que no había metido a ningún corredor, tomó la responsabilidad de anular la peligrosa fuga. Al Bicicletas Rodríguez también se le vio por momentos en la punta.

La diferencia en el paso por Santibáñez, a 25 kilómetros de meta, era de 1’15’’. Era evidente que se iba a anular la escapada de siempre, que los valientes iban a ser relegados y pasaban a un segundo plano cuando la película llegaba a su desenlace.

Así fue. A pie de puerto estaban todos los gallos en la pelea. En el último kilómetro eran hasta veinte corredores los que mantenían sus ilusiones intactas al triunfo. En la meta, un sprint (sí sprint en alto) de cinco corredores.

Oier Lazkano, el hombre que más veces ha levando los brazos en señal de triunfo en esta temporada era el más rápido por delante de su compañero, el colombiano Juan Fernando Calle. Triunfo y liderato para el vasco, además con los segundos de diferencia que marcan las bonificaciones. El Santuario de la Virgen delBrezo  al ser corto de longitud es un puerto en el que los ciclistas todoterreno pueden medirse a los escaladores puros, al ser explosivo y se adaptaba como anillo al dedo al alavés, pero también a su compañero, fino escalador. Caja Rural coloca a ambos al frente de la general. Es una situación idílica. Tiene dos bazas. Aunque se haya recortado su longitud, el Golobar parece demasiado para el muchachón vitoriano de 1,90 metros. Calle, ganador en la Subida a Gorla (la primera, en 1975 la ganó Alberto Fernández) es ahora el favorito, pero todo está en un pañuelo.

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