«El desafío está en generar trabajo en torno al patrimonio»

A. Benito
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El exdirector general de la Fundación Santa María la Real se considera un afortunado por haber podido trabajar con José María Pérez Peridis, al que considera «un fórmula uno», y con las más de 3.000 personas que han pasado por la organización

«El desafío está en generar trabajo en torno al patrimonio»

Después de 25 años, Juan Carlos Prieto dejaba hace unos días su cargo como director general de la Fundación Santa María la Real y pasaba a ser secretario general de su patronato. Además de ensalzar la labor de una entidad que lleva casi medio siglo poniendo en valor los recursos locales, el patrimonio cultural y a las personas, Prieto aprovechaba la ocasión para agradecer su labor a quienes han hecho posible este proyecto.

Decía usted en su despedida que no es momento de «recrearse en el pasado», pero después de tantos años al frente de la FSMR resulta casi inevitable echar la vista atrás. Explíquenos cómo llegó a la institución 

Me incorporé en enero del año 90, cuando todavía era estudiante de Arquitectura. El inicio fue espectacular, con la carrera aún por terminar empecé a trabajar en la escuela-taller de Santa María la Real, que era la referencia en España, el buque insignia de todo el programa. Fue una oportunidad increíble. Venía con muchas ganas a trabajar aquí, pero  cuando empecé a ver todas las posibilidades y todo el futuro que se podía desarrollar en esta casa, mi involucración y compromiso fue total. 

«El desafío está en generar trabajo en torno al patrimonio»«El desafío está en generar trabajo en torno al patrimonio»Durante estos años, he tenido la fortuna de trabajar aquí y, sobre todo, de haber podido conocer a tanta gente, entre ellos nuestro fundador, José María Pérez Peridis, que es un auténtico fórmula uno, una persona con una capacidad de liderazgo, de creatividad, de innovación, y con un poder de movilización enorme. Para mí ha sido un privilegio haber trabajado con él y con las más de 3.000 personas que han pasado por aquí. 

Hay que agradecer el apoyo a todos los compañeros, órganos de gobierno, administraciones y empresas que nos han acompañado a lo largo de estos años. Esto ha sido fruto de un montón de gente que hemos trabajado y nos hemos emocionado con un proyecto que es líder en España en este modelo de desarrollo local. Una persona irrepetible como Peridis, más un grupo de gente trabajando en este tipo de proyectos ha dado como resultado una organización muy viva, con un futuro enorme y que, en este momento, es capaz de hacer este cambio porque tiene todas las garantías de éxito y, de que de aquí en adelante, la entidad va a seguir creciendo y aportando soluciones a la sociedad sobre los temas de empleo, digitales, de cohesión territorial, igualdad o verdes, que es de lo que se trata. Por lo tanto, ahí estaremos con propuestas de ese tipo.

Desde que comenzó su andadura como director general de la Fundación Santa María la Real hasta ahora, el proyecto ha crecido y se ha diversificado. ¿Cómo ha sido estar al frente de esa evolución?

«El desafío está en generar trabajo en torno al patrimonio»«El desafío está en generar trabajo en torno al patrimonio»Ha sido muy intenso. Ha habido momentos extraordinarios, fases de crecimiento importantes y mucha alegría. Nos hemos divertido en estos años y yo creo que la gente que nos conoce está de acuerdo con esta afirmación. Aquí lo pasamos bien, porque si no es imposible alcanzar este desarrollo. Todo esto mezclado ha generado un modelo de gestión basado en la confianza. Hemos apostado por la gente joven y nunca hemos mirado el reloj ni hemos controlado las horas de entrada y de salida. La gente que entra en Santa María la Real sabe que viene a trabajar con intensidad, comprometida y fuerte.

Gracias a los programas de escuelas-taller -trabajar aprendiendo, aprender trabajando- se restauraron cientos de edificios históricos con un nivel de calidad enorme, con la aportación de cientos de miles de profesionales del sector, sobre todo de la construcción. Más de 700.000 jóvenes pasaron por un programa que también se exportó a Latinoamérica. Esos procesos han sido increíbles y el más bonito ha sido transformar esos programas en productos y servicios de mercado, en economía social. Eso ha generado sostenibilidad, independencia y futuro. 

No somos ya una organización que dependa, como dependía en su momento, al 100% de la financiación de las administraciones, sino que estamos en el mercado y crecemos gracias a esos productos y servicios que prestamos. Ese proceso de transformación es el más difícil, pero nosotros hemos conseguido dar ese salto, y eso ha sido gracias a que nos hemos creído que lo que teníamos en las manos podía tener una solución de mercado.

¿Y cuál diría usted que es el elemento que ha permanecido inalterable a lo largo de este tiempo?

El espíritu fundacional. El otro día hablaba con Peridis y él me decía: «Charli, sigue existiendo ese espíritu de la Fundación, me llama la gente y me lo dice». No es tan fácil de explicar, pero es verdad que ves a alguien de Santa María la Real y se nota ese compromiso, esas ganas de trabajar, esa simpatía, esa habilidad social... 

Creemos en las personas, eso es lo más importante, y no solo lo creemos sino que lo demostramos en el trabajo diario. Yo creo que ese es nuestro perfil: gente cada vez más profesional, más en relación con la sociedad. Peridis decía hace tiempo: somos pequeños pero internacionales. Ya no somos tan pequeños y aunque Aguilar sigue siendo nuestro centro de referencia, afortunadamente, el círculo ha crecido muchísimo. Estamos en todas las provincias de España, con proyectos de I+D en la Unión Europea, pero como digo, con toda la diversidad y las características de cada uno, los compañeros de la Fundación tenemos ese corte de gente apasionada por este mundo del empleo, del patrimonio, del turismo, de la cultura, de la atención a las personas mayores... Es ese compromiso el que nos define.

La misión de la Fundación es generar desarrollo sostenible y activar los territorios mediante la puesta en marcha de proyectos e iniciativas innovadoras. ¿Considera cumplidos esos objetivos?

Queda mucho por hacer, aunque es verdad que algunos escalones hemos subido. Afortunadamente, contamos con un grupo de compañeros de otra generación que son extraordinarios y tienen una preparación enorme. 

Yo creo que era el momento de dar este relevo. Realmente no doy nada por terminado. Soy el mismo, voy a estar al pie del mismo cañón, pero cumpliendo otras tareas. Tengo colmado todo mi esfuerzo y mi carrera profesional; en ese sentido me siento pleno, no echo en falta nada de mi anterior posición en la Fundación y, precisamente, estoy muy contento porque tengo un nuevo desafío enorme. De la misma manera que hemos conseguido desarrollar un equipo directivo con todas las garantías, ahora voy a trabajar desde los órganos de gobierno para desarrollar una función parecida, que es poner a funcionar al patronato de una manera mucho más moderna. No voy a parar, así que sigo trabajando con muchísimas ganas en la Fundación.

Ha hablado de un trabajo intenso a lo largo de estos años y de muchos momentos buenos. También habrá habido alguno malo o difícil

Sí, pero esos se me han olvidado. Los momentos más difíciles que he vivido han sido cuando ha desaparecido alguna persona. Recuerdo a Miguel Ángel García-Guinea, a Enrique Fuentes Quintana y a algunos compañeros más que fueron imprescindibles para nosotros. Pero como digo, de los sinsabores del trabajo uno no se acuerda. Además, ese es un poco nuestro estilo. Lo decimos en nuestra propia misión: donde otros ven problemas, nosotros vemos soluciones, y aunque suene a frase hecha, es verdad. Aquí todo el mundo es muy positivo.

¿Y cree que la gente de la zona es consciente de lo que la Fundación Santa María la Real aporta a la comarca de Aguilar y a toda la provincia?

La frase de que nadie es profeta en su tierra en Aguilar no se cumple. Peridis es una persona queridísima aquí, igual que la Fundación. En ese sentido, nos hemos sentido siempre muy protegidos. Además, tenemos al Ayuntamiento y a la Diputación dentro de nuestro Patronato, son dos entidades que han estado siempre demostrando su compromiso y lealtad con esta institución. 

En cuanto a la sociedad civil, participa en todas nuestras actividades y casi todo el mundo tiene algún familiar o amigo que trabaja o ha trabajado en la Fundación. Otros tienen allegados que están recibiendo la atención de la residencia de mayores o en los programas de desempleo. Es rara la familia que no ha tenido alguna relación con la Fundación y ojalá que esto crezca y que nuestro ámbito de actuación sea cada vez mayor. Que hayamos salido de Aguilar no quiere decir que en Aguilar hayamos dejado de hacer cosas, todo lo contrario, cada vez hacemos más. Es verdad que las iglesias románicas están tan bien que poco nos queda por hacer, pero seguimos trabajando en otros ámbitos. En el monasterio, por ejemplo, empezamos ahora los cursos, un año más, y tenemos pleno. 

La labor de la Fundación en la conservación y promoción del patrimonio es innegable. Quizá el mayor problema ahora es que el acceso a muchos monumentos sigue siendo misión imposible

Efectivamente, esa es una tarea que hay que terminar de resolver. Es un problema que tendrá una solución cuando las instituciones se sienten y lleguen a acuerdos. Nosotros siempre vamos a apoyar las decisiones de las diferentes administraciones y ahí estaremos. Nuestra labor ha sido buscar recursos y trabajar con excelencia en esas tareas de restauración y conservación y, desde luego, que ese es un activo extraordinario para el desarrollo de los territorios. Por tanto, ese recurso debe ser explotado. Yo creo que hay voluntad institucional por todas las partes y, en algún momento, el tema terminará por resolverse, pero no solo en la Montaña Palentina, sino en toda España. 

El patrimonio cultural que tenemos en todo el país es vastísimo, en cantidad y en calidad, y todo esto nos lo están diciendo desde estas nuevas líneas de transformación y de resiliencia de la Unión Europea. Hay que aprovechar los recursos endógenos y locales, transformarlos y potenciarlos para sacarles partido. En definitiva, tenemos recursos que no deben estar ociosos, sino plenamente activos, porque además, en este caso, está en unas condiciones perfectas de visita. Creo, con toda seguridad, que este tema se resolverá pronto, y nosotros vamos a estar apoyando ese proceso.

Otro de los apartados en los que la FSMR ha centrado su actividad en los últimos años es el de la Atención Social. El cuidado de las personas mayores podría ser un importante nicho de desarrollo en una comunidad especialmente envejecida

Nosotros nos dimos cuenta hace muchos años de la enorme necesidad que había en el sector de las personas mayores. En nuestra provincia hay gente que vive en los pequeños pueblos y que necesita atención, por un tema de memoria. Igual que le dedicamos esfuerzo a nuestras iglesias románicas, hay que dedicárselo, con más razón aún, a nuestros mayores. En el año 2001 abrimos la residencia Tercera Actividad en Aguilar y en la actualidad contamos con otro centro en León. Nuestro compromiso sigue ahí y es verdad que el Covid ha agitado al sector. Creo que nosotros hemos salido, dentro de lo malo, relativamente bien parados. El de Aguilar, especialmente, es uno de los centros de referencia en Palencia y vamos a seguir trabajando en las nuevas orientaciones que nos dan desde las administraciones. Ahora se habla de centros más pequeños y de la atención en domicilio. Nosotros vamos a estar ahí tratando de promover líneas de innovación en la atención de mayores para darles los mejores cuidados y que estén el mayor tiempo posible en su casa. Esta es la tendencia que en este momento prevalece y con la que estamos completamente de acuerdo, naturalmente. Como digo, vamos a tratar de innovar al máximo, y por qué no introducir tecnologías en este área. Ahí vamos a estar y ya tenemos algunas propuestas para el nuevo plan estratégico que está elaborando el equipo directivo.

Tampoco nos podemos olvidar de la inmensa labor que la institución ha llevado a cabo para el fomento del empleo y el emprendimiento

De la misma manera que cuando desarrollamos las escuelas-taller la necesidad en aquel momento era formar a las personas en oficios, en este momento el problema es otro. La generación actual es la mejor formada de la historia, lo que no tenemos claro es que los jóvenes tengan las capacidades de empleabilidad. Hay una serie de habilidades que no se conocen ni se manejan. En España tenemos un déficit enorme en la alineación con los objetivos de cada organización, el trabajo en equipo, el compromiso, etc. Esto lo entrenamos en las lanzaderas, un proyecto que fue una revolución en el campo de la empleabilidad y que está teniendo un éxito enorme. 

Más de 20.000 personas han pasado por el Programa Lanzaderas, con un índice de empleabilidad del 60%. Además, fruto de la innovación, desde Santa María La Real, el proceso de digitalización lo veníamos ya entrenando desde hace unos cuantos años y hemos sido capaces de desarrollar en este último año de pandemia todo el programa de forma online, de hecho, ha sido una de las pocas iniciativas de la Unión Europea que no se ha caído. Nuestros programas de empleo no solo no se han desplomado, sino que se han reforzado, y eso ha sido un gran éxito. Ahí estamos desplegando todo un Programa de Lanzaderas digitales, express, para mujeres, para personas con distintas necesidades, etc. 

La atención a personas, en definitiva, representa casi el 75% de todo lo que trabaja la Fundación. El otro 25% son los programas de cultura y turismo. Es decir, dedicamos a las personas el mayor esfuerzo.

Hace tiempo que la Fundación tiene un ojo puesto en el propio territorio y otro en Europa y los proyectos internacionales. Lleva algo de ventaja y eso es bueno de cara a los famosos Fondos NextGeneration

Si hay un área en el que tenemos ventaja es en el de patrimonio. Hemos hecho una declaración de interés que ha tenido mucha repercusión dentro del área de turismo, porque hemos puesto encima de la mesa lo que debe de ser, todo un ciclo de vida de cómo deben atenderse la conservación, la restauración y la explotación turística de los recursos en España. Estamos teniendo mucha relación con la Secretaría de Estado de Turismo, con Segittur y con otros organismos. 

Además de ser capaces de orientar una propuesta interesante para el Ministerio, hemos propiciado y estamos liderando una agrupación de entidades, empresas y centros de conocimiento. Estamos ya con proyectos y, efectivamente, esta es la línea de trabajo de los próximos años. De la misma manera que España entró en la UE y aquello supuso un salto importante y de la misma manera que los fondos cohesión territorial tuvieron una repercusión importante en nuestro país, esta tercera vía de desarrollo a gran escala que nos viene de Europa hay que atenderla. 

La buena noticia es que la Fundación tiene mucho que decir y mucho que desarrollar para atender las necesidades que hay en España. En el ámbito del patrimonio histórico, nuestro gran desafío es transformar estos edificios en activos no ociosos, que generen economía y puestos de trabajo. El modelo que hemos conseguido desde Santa María Real es válido en otros territorios. En eso estamos y yo creo que vamos a tener el apoyo necesario para hacerlo.

Quién le iba a decir que una pandemia iba a marcar su último año como director general

Este tema, precisamente, es de los que más me han animado a promover este cambio. La pandemia ha puesto de manifiesto que aquí hay un equipo extraordinario de gente capaz de tirar adelante. A pesar de las dificultades, la Fundación ha ido muy bien este año y esa garantía me ha hecho reafirmarme en que este paso había que darlo. Tanto en lo profesional como en lo personal, lo hemos sufrido, como todos, con muchas incertidumbres y angustia, pero con el equipo que tenemos yo me he sentido muy bien arropado, secundado y apoyado. No he tenido en ningún momento ninguna duda de que la Fundaciónn iba a solucionar con impulso esta pandemia, y así ha sido. Esto no es más que el principio de una nueva andadura que crecerá exponencialmente respecto a lo que hemos conseguido hasta ahora.

El encargado de recoger el testigo como director general ha sido el hasta ahora director corporativo de desarrollo, Álvaro Retortillo. ¿Qué cree que puede aportar a la entidad como nuevo director general?

Yo creo que va a dar todo lo que tiene, porque es una persona muy comprometida y con un enorme talento para el trabajo. Además, tiene capacidad de liderazgo y cuenta con un equipo extraordinario y bastante renovado, así que lo que toca es vivir con ilusión esta nueva etapa.

Para finalizar, ¿cree usted que va a echar algo de menos de su anterior cargo?

Yo creo que no, sigo en el mismo despacho, rodeado de papeles y de un montón de nuevos proyectos que tengo que abordar desde mi nuevo cargo y, lo que es más importante, sigo rodeado de mis compañeros. Creo que la anterior etapa se ha desarrollado plenamente, así que es una asignatura que doy por aprobada. Ahora a por otro curso distinto. Creo que no voy a echar nada de menos porque estoy al pie del mismo cañón, de la Fundación, que es mi pasión y ha sido mi vida a lo largo de los últimos 30 años.