Comisiones Obreras (CCOO) presentó ayer su informe anual sobre la situación social y laboral de la población extranjera asentada en Castilla y León. La secretaria general del sindicato en Palencia, Elena Villamediana, puso el foco en la «triple discriminación» que sufren las mujeres trabajadoras extranjeras: como mujeres, por las dificultades propias del colectivo; como inmigrantes, por tener menores oportunidades al acceso y mantenimiento de empleo; y como trabajadoras, porque ocupan las profesiones más precarias con menor protección social.
Para revertir esta situación, aseguró, «la formación resulta fundamental». Pidió incrementar el catálogo de certificados de profesionalidad para dar continuidad a la formación y facilitar el reconocimiento y homologación de títulos extranjeros. También consideró necesario revisar los requisitos de contratación en lo referente a permisos de residencia para facilitar su incorporación y mantenimiento en el mercado laboral.
Precariedad. Villamediana indicó que relegar «sistemáticamente» a las mujeres inmigrantes a puestos para los que no se requiere formación sin tener en cuenta otras competencias más allá del origen es, «simplemente, desperdiciar talento». Y es que tanto mujeres españolas (39%) como extranjeras (25%), superan en formación superior a hombres de su nacionalidad (29 y 19% respectivamente), según el Ministerio de Educación.
En Palencia hay 1.300 mujeres extranjeras afiliadas a la Seguridad Social. En los regímenes general, agrario y de autónomos, hay un menor porcentaje de mujeres que de hombres, según datos del INE. Solo es superior en el de empleadas del hogar (95%). «Es uno de los más precarios», opinó, «porque, por ejemplo, no cotizan para poder obtener prestaciones por desempleo». Además, denunciaron su dificultad para ejercer la conciliación familiar.
CCOO destacó asimismo que su tasa de actividad es del 73% frente al 47% de las nacionales, debido a la diferencia en la edad media (35 frente a 50 años). Esto, a su juicio, viene motivado porque estas mujeres inician proyectos migratorios para ser sustentadoras económicas de sus familias, asumiendo en ocasiones tareas de cuidados que se relacionan con el envejecimiento de la población, problema «al que este colectivo da respuesta».
Por último, el sindicato pidió una mejora en las estadísticas públicas, con segregación por sexo y nacionalidad, «como un primer paso para dar voz a estas mujeres y adaptar políticas públicas hacia una sociedad inclusiva».