«Venus es el ejemplo de efecto invernadero desbocado»

A. Benito
-

A través del curso telemático Introducción a la Astronomía, el científico palentino tratará de dar respuesta a muchas preguntas relacionadas con el Universo, pero sobre todo sembrar inquietudes y despertar en los alumnos el interés por la ciencia

«Venus es el ejemplo de un efecto invernadero desbocado» - Foto: Juan Mellado

José Francisco Sanz Requena es doctor en Ciencias Físicas, profesor del departamento de Ciencias Experimentales de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, colaborador honorífico del departamento de Física teórica, atómica y óptica de la Universidad de Valladolid y miembro del Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco. A lo largo de su carrera el científico palentino ha publicado diferentes artículos en la prestigiosa revista Nature y, en los próximos días, a través del Ateneo, impartirá el curso Introducción a la Astronomía.

Háblenos de sus inicios. ¿Qué fue lo que le animó a estudiar Física?

Siempre he tenido mucha curiosidad por la ciencia y por conocer cómo funcionan la naturaleza y el Universo que nos rodea. En su momento pensé que la carrera que más me iba a ayudar a llegar a ese conocimiento era la de Física. 

«Venus es el ejemplo de un efecto invernadero desbocado»«Venus es el ejemplo de un efecto invernadero desbocado» - Foto: Juan MelladoHa orientado sus pasos hacia la educación y la investigación. Explíquenos cuál ha sido su trayectoria en ambos campos

El primer trabajo que tuve fue de profesor de Secundaria y Bachillerato en Maristas. Después vi la oportunidad de saltar a la Universidad y ya llevo quince años como profesor impartiendo asignaturas de Física General y Termodinámica y de Astrofísica. 

En lo que respecta a la investigación, desde el año 2009 soy miembro de un grupo de investigación de ciencias planetarias de la Universidad del País Vasco. Fundamentalmente, lo que hacemos es estudiar las atmósferas planetarias, porque es algo imprescindible para comprender por qué un planeta es capaz de albergar vida y porque todo lo que conocemos de ellas es aplicable a la atmósfera terrestre desde el punto de vista de la climatología y de la naturología. 

«Venus es el ejemplo de un efecto invernadero desbocado»«Venus es el ejemplo de un efecto invernadero desbocado» - Foto: Juan MelladoEl grupo es puntero y está muy presente en organismos e instituciones como la NASA y la Agencia Espacial Europea. El 18 de febrero llega la nave Perseverance a Marte, un astromóvil que, entre otras cosas, va a estudiar la atmósfera del planeta; parte del equipo está participando muy activamente en ese trabajo. Creo que va a ser un hito importante, desde el punto de vista humano y científico.

También estudiamos atmósferas de gigantes gaseosos como Júpiter y Saturno o de lunas tan importantes como Titán, súper interesante porque pensamos que, primigeniamente, la de la Tierra era muy similar a la de este satélite de Saturno. En general, las atmósferas de los planetas del Sistema Solar son nuestra línea de investigación, aunque últimamente también estamos haciendo cosas sobre exoplanetas.

Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos. ¿Hasta qué punto la ciencia es capaz de responder a estas preguntas?

Lo cierto es que tratamos de darles respuesta. También a si puede haber vida en otros puntos del Universo. Pensamos que sí, pero dar con ello es tremendamente complicado. Marte, por ejemplo, tiene un interés astrobiológico brutal. 

En este sentido, ha salido un libro que se llama Extraterrestes, escrito por Avi Loeb, un catedrático de la Universidad de Harvard, que habla sobre un objeto que se observó hace tiempo a través de un telescopio hawaiano. Está siendo muy polémico porque el autor defiende que se trata de un objeto que no pertenece a nuestro Sistema Solar y que pudiera ser parte de los restos de una nave espacial. Loeb es un defensor de que fuera de nuestro Sistema Solar hay vida inteligente. A mí el libro no me convence mucho, pero, como digo, ha generado controversia. 

También hay cuestiones relacionadas con el Proyecto SETI, que en los años 70 trataba de ponerse en contacto con seres inteligentes. A mí me gusta mucho la ciencia y me gusta mucho la ficción, pero creo que detrás de algunas ideas hay mucha ciencia-ficción.

Somos seres insignificantes en medio de un Universo de enormes dimensiones y uno de los grandes retos de hoy en día es encontrar evidencias de la existencia de vida en otros planetas. ¿Qué certezas existen a día de hoy?

De momento, en nuestro Sistema Solar no hemos encontrado nada. Últimamente ha habido mucha polémica con el tema de la fosfina en la atmósfera de Venus. La fosfina se puede generar en atmósferas por procesos fotoquímicos, lo que pasa es que en planetas telúricos -que tienen superficie- como Mercurio, Venus, la Tierra y Marte se piensa que la existencia de fosfina puede ser debida a procesos en los cuales hay vida de por medio. ¿Realmente es un biomarcador? Ahí está el debate y quizá sea lo único que se ha encontrado como opción de que exista algún indicio de vida dentro de nuestro Sistema Solar. Del resto no se ha encontrado absolutamente nada. 

A veces, no le damos la importancia suficiente, pero que la Tierra sea un planeta que alberga vida es una situación bastante excepcional. Fuera de nuestro Sistema Solar, se han encontrado exoplanetas muy similares a la Tierra, que están dentro de lo que llamamos zona de habitabilidad, otra cosa es que sean capaces de albergar vida. 

En su opinión, ¿están irremediablemente reñidas ciencia y religión?

No creo que estén reñidas, sino que son cosas diferentes. Hay un socavón importante entre la vida y la muerte y creo que la ciencia explica la vida, pero cuando pasamos a la muerte la gente se aferra a la religión. Yo me considero agnóstico, lo cual no quiere decir que vaya quitando la fe a la gente, ni mucho menos, pero creo que la religión aparece como una esperanza para dar sentido a la muerte. 

Volviendo al curso del Ateneo, ¿puede ahondar en su duración, estructura y contenidos?

Los títulos de cada apartado son preguntas que la gente se hace y a las que hay que intentar dar respuesta, pero lo que quiero, sobre todo, es sembrar inquietudes y que en los alumnos despierte el interés por esta ciencia. Siempre recalco que no hay que confundir astrología con astronomía, no tienen nada que ver. La astronomía está basada en el método científico y en ella confluyen otras ciencias como la física, las matemáticas o la química. En el caso de los astronautas que tienen que salir al espacio, incluso la psicología es importante. 

En el curso vamos a hablar de cuáles son las dimensiones del Universo, dónde estamos dentro de él o cómo ha sido la historia de la astronomía. La revolución científica que aparece en el siglo XVI gracias, fundamentalmente, a las aportaciones de Galileo se debe a observaciones astronómicas. Pasar de un modelo geocéntrico en el que el hombre era el centro del Universo a otro heliocéntrico -aunque ahora sabemos que tampoco es así-, donde este queda desplazado totalmente supuso una auténtica revolución social, científica e incluso religiosa, porque también el lugar de Dios cambia. El trastoque conceptual fue muy importante. Toda la aparición del método científico que se utiliza hoy en día en cualquier aspecto de la ciencia procede de una serie de observaciones astronómicas que modifican el comportamiento del hombre, así como su forma de actuar y pensar. 

También hablaremos de lo que es nuestro Sistema Solar y haremos un viaje por todos los planetas y sus características, e iremos un poquito más allá para explicar dónde estamos dentro de la galaxia y del Universo. Quiero hablar de cómo ha sido la evolución, desde los viajes mentales que hacía Julio Verne a la Luna, hasta misiones espaciales como la New Horizons a Plutón, Voyager 1 y Voyager 2 a Júpiter y Saturno, o ahora la Perseverance a Marte. Como digo, vamos a hacer un recorrido por todas esas misiones, entre las que ha habido más fracasos que éxitos. Explicaré, además, que todo esto tiene una repercusión tecnológica muy importante, de hecho, nuestros móviles, los ordenadores, algunas técnicas médicas, el velcro o los pañales de los niños son resultado del avance que supuso la tecnología espacial. Por otro lado, quiero que la gente vea, de forma sencilla, con qué herramientas contamos hoy para caracterizar un planeta. También que entienda que de nuestro Sistema Solar conocemos muchas cosas, pero desconocemos más. 

Básicamente, el curso es un recorrido para hacernos una idea global sobre las dimensiones, a escala espacial y temporal, del Universo y tratar de dar respuesta a esas preguntas de las que hablabas antes: quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos.

Las personas interesadas en participar en Introducción a la Astronomía pueden inscribirse hasta el 18 de febrero a través del correo electrónico secretaria@ateneodepalencia.com. ¿A qué tipo de público se dirige la propuesta? 

El curso está pensado para cualquier persona que tenga interés, no solo por la astronomía, sino por la ciencia en general, el gran motor de la humanidad. 

Cambiando de tema,  ¿cuál es su valoración sobre la enseñanza de la ciencia? 

Creo que hay muchas carencias y también que el profesorado se tiene que reciclar en aspectos científicos. Da la sensación de que la ciencia es algo estanco, pero lo cierto es que va evolucionando. No obstante, en los planes de estudio de Secundaria y Bachillerato está todo muy restringido a que el alumno tiene que hacer una prueba para ir a la Universidad, lo cual constriñe bastante la educación desde el punto de vista académico. 

Por otro lado, pienso que, desgraciadamente, la educación se ha politizado mucho y se utiliza como un arma arrojadiza entre los distintos partidos. Es lamentable. Savater decía que «la educación es la conciencia ética de la vida». Siempre me ha gustado mucho esta frase, pero, tristemente, tengo la sensación de que la educación importa muy poco.  

Cursos como el que usted va a impartir tienen una importancia vital en la divulgación de aspectos científicos, en este caso de la astronomía, pero, ¿qué opina de programas de televisión como El condensador de fluzo u Órbita Laika? Dicho de otro modo, ¿cuál es o debería ser el papel de los medios de comunicación en la promoción de la ciencia?

Hacer llegar la ciencia no es fácil, no nos vamos a engañar, pero todo lo que sea acercársela al público de la forma más sencilla posible y sin perder la ortodoxia, a mí me parece bien. Por tanto, ¿hay que hacer divulgación? Sí, pero hay que mantener la rigurosidad científica y también tenemos que ser conscientes de que no se puede hacer llegar todo, porque hay cosas que no son fáciles de explicar. En resumen, me parecen estupendos todos estos programas, siempre y cuando no se caiga en las pseudociencias. 

¿Cómo podemos hacer frente a esas pseudociencias de las que habla?

Hay que seleccionar la información y hay que ser críticos con ella, separando el grano de la paja, aunque no sea fácil. Hay mucha información, pero no toda esta bien documentada y bien tratada. En este sentido, creo que el apoyo entre el científico y el periodista es fundamental para que toda la información que corre por los medios y redes sea filtrada de una forma eficiente. 

En alguna ocasión ha señalado usted que «en astronomía nada es para siempre». ¿Qué quiere decir exactamente?

El Universo no es estático, sino que evoluciona, y cuando hablamos de cuestiones de vida en él puede ocurrir que, en su momento, haya habido una civilización en otro sitio pero esta haya desaparecido en la actualidad, que es lo que nos va a pasar a nosotros. 

Nuestro sol, que es una estrella de lo más vulgar, tiene una vida limitada: le quedan, aproximadamente, unos 5.000 millones de años. Es un tiempo considerable desde el punto de vista astronómico, pero llegará un momento en que nuestro sol evolucione. Sabemos muy bien cómo funciona, que la cantidad de luz y de calor depende de procesos termonucleares y que cuando el combustible, que es el hidrógeno, se acabe, se acabó. En ese momento, nuestro sol se expandirá y se convertirá en lo que llamamos gigante roja. En la expansión ocupará una posición que llegará casi hasta la órbita de Júpiter, es decir, absorberá la Tierra. No quiero mandar un mensaje catastrofista, pero hay que ser conscientes de que, efectivamente, nada es para siempre. 

¿De ahí el afán por buscar otros planetas en los que vivir? 

Marte está ahí al lado y se está hablando de una terraformación del planeta. Estoy convencidísimo de que llegaremos a Marte y de que crearemos colonias allí, claro que sí. Nosotros igual no lo vemos, aunque el otro día en un artículo hablaban de que el primer humano que va a pisar Marte ya ha nacido. Efectivamente, estamos buscando sitios donde se pueda llevar vida. 

Por otro lado, dentro de esta idea tan catastrofista, hay una esperanza importante, y es que todos los átomos que forman parte de nosotros mismos se han generado en una estrella. De hecho, pensamos que nuestro sol es una estrella de segunda generación, que antes de ella hubo otra que explotó y que toda la materia esparcida se volvió a aglutinar, para formar el sol y los planetas. Digamos que toda la basura que queda alrededor de una estrella que se forma, es lo que da lugar a los planetas, dicho así a lo bruto. El hierro que forma parte de nuestra sangre, y todos los elementos químicos, se generaron en el interior de una estrella. 

Dicen que somos polvo de estrellas y es cierto. Por tanto, es posible que cuando nuestro sol muera y pase de ser una gigante roja a una enana blanca, todo el residuo que deje en el Universo dé lugar a otra estrella, a otros planetas y a otras civilizaciones. Pero, como decía antes, muchas veces no somos conscientes de la casuística que debe ocurrir para que un planeta albergue vida y, quizá por eso, cuidamos poco del nuestro. 

¿Hasta qué punto en este Universo que tiene sus propias normas la acción humana puede influir en la destrucción de un planeta?

La contribución antropogénica a cómo está cambiando el planeta desde la Revolución Industrial es evidente, aunque haya negacionistas. Es verdad que el cambio climático ha existido siempre, desde que la Tierra es Tierra, pero antes tenía un origen natural relacionado con la propia evolución de la atmósfera. 

Necesitamos energía para vivir y eso provoca la emisión de gases de efecto invernadero, pero también es cierto que existen energías limpias. Tenemos el ejemplo de Venus, con un efecto invernadero desbocado, una atmósfera de dióxido de carbono muy densa y unas temperaturas sobre la superficie de más de 400ºC, de lo que podría llegar a suceder en la Tierra. No es mala imagen para tenerla presente.

Los investigadores españoles siempre se quejan de falta de financiación. ¿Cuál es su opinión al respecto y cuáles son las expectativas en este campo teniendo en cuenta la situación actual?

Creo que se invierte muy poco en ciencia y que la sociedad no es consciente de la importancia que tiene la investigación. Lo que pasa es que la repercusión no es inmediatada, sino que sus efectos se ven a largo plazo. Estoy convencidísimo de que un país que quiera progresar, o invierte en ciencia, o no tiene nada que hacer, y creo que épocas de crisis como la actual son un buen momento para hacerlo. Isaac Newton se tuvo que recluir durante dos años por la peste europea en casa de su tía, en un pueblo cerca de Londres, y de ahí salieron algunas de las ideas más brillantes de la ciencia. Así que igual es un buen momento para aprovechar las circunstancias. El problema es que, igual que en la educación, en la investigación también está por medio la política. 

Es usted el director de la sección de Ciencias del Ateneo de Palencia. ¿Qué le animó a asumir este cargo? ¿Tiene pensadas otras actividades para este año?

Lo que me animó fue el deseo de mover la actividad cultural y científica de Palencia. Creo que deberíamos estar más abiertos al conocimiento, pero la mayoría de las veces, por comodidad o por conformismo, no tenemos esa visión. En este sentido, creo que el papel que juega el Ateneo a nivel social es enorme. Si yo fuese palentino (ríe), no dudaría en ningún momento en hacerme socio. Tenemos que relanzar la ciudad, no solamente desde el punto de vista económico, que falta hace, sino también en el ámbito sociocultural.  

En cuanto a lo que tengo pensado, aparte del curso, mi intención es hacer un par de programas de radio en directo. Tengo un espacio semanal en la Cadena SER en Valladolid que se llama La ciencia es el nuevo rock and roll y colaboro con dos programas de radio a nivel nacional, uno de ellos De SER historia, de Nacho Ares, y otro que es La escóbula de la brújula, un podcast en el que he participado varias veces. Una de mis ilusiones es hacer esos dos programas en directo y que la participación de ateneístas y, en general, del público palentino, sea activa.