Un título con nombre de mujer

A. Benito
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Gema Cuesta, responsable del departamento de música en el colegio San Gregorio y directora del Coro Ronda Peña Aguilón, se convirtió ayer en la Marcera Mayor 2020 de Aguilar

Un título con nombre de mujer

Hace dos años, Mari Lali Serna, directora del Coro Parroquial, escribió una importante página en la historia de Aguilar al convertirse en la primera Marcera Mayor. En aquel momento, la Ronda demostró que, tan importante como mantener la tradición, es tratar de adaptarla a los nuevos tiempos. 


Este año, el colectivo ha vuelto a dejar clara su apuesta por abrirse a las mujeres concediendo su máxima distinción a Gema Cuesta, responsable del departamento de música en el colegio San Gregorio y directora del Coro Ronda Peña Aguilón. Asturiana de nacimiento, Cuesta lleva varios años afincada en la localidad norteña, donde se ha ganado la fama como firme defensora de la tradición musical.


De hecho, la Marcera Mayor 2020 lleva varios años trabajando las marzas junto a sus alumnos, y la interpretación de algunos de estos cánticos por parte de los jóvenes se ha convertido ya en una costumbre. No obstante, el nombramiento es un reconocimiento al importante trabajo desarrollado por Cuesta en las últimas tres décadas.


«Me siento muy querida y arropada en Aguilar», asegura la docente asturiana, que ayer recogió agradecida los símbolos de la Ronda: el fajín, la vara y la banda. De esta forma, el colectivo quiso devolver a la homenajeada un poco de lo mucho que ella ha hecho por llevar el nombre de la villa galletera más allá de las fronteras provinciales, nacionales e incluso internacionales.


 Además de valorar positivamente el hecho de que la agrupación musical esté dando pasos hacia adelante en este ritual de identidad y sociabilidad masculina que, poco a poco, se acerca más a las mujeres, Gema Cuesta ve con sorpresa la iniciativa de un grupo de mujeres de interpretar por primera vez las marzas y plantea la posibilidad de que se cree un grupo mixto.


Por otro lado, la nueva Marcera Mayor reconoce el problema de relevo generacional que rodea a la Ronda y, por eso, anima a los vecinos de la localidad, grandes y pequeños, a evitar la desaparición de esta tradición. «Tenemos que tratar de mantener las costumbres y tratar de transmitírselas a los más jovenes», recuerda.


De ahí que en sus clases tenga especial importancia la música tradicional, pero también la cultura, la gastronomía y la historia de una comarca que hunde sus raíces en los valles y montañas que la rodean.