La Bien Querida es el nombre artístico tras el que se esconde Ana Gutiérrez-Villaverde (Bilbao, 1972). Siendo su padre uno de los pioneros de la música rock en Bilbao, era cuestión de tiempo que apartara un poco su afición por la pintura para centrarse de lleno en componer canciones. Algo que le ha llevado a ser una de las reinas del indie español. Lo demuestra hoy en el último concierto del Micro Palencia Sonora.  

La Bien Querida fue antes pintora. ¿Qué le hizo dar el salto a la música?

Siempre he sido una persona bastante inquieta. Me compré una guitarra, descargué unos acordes de Internet y me puse a tocar a canciones de pop sencillas. Empecé a componer y casi todas de aquellas canciones están en mi primer disco. Fue una maqueta que colgué en MySpace y me llamaron varios sellos discográficos independientes.

Antonio Luque o Jota, de los Planetas, me dijeron que se me daba bien y me animaron. Pero, por mucho que lo hagan, hay que tener constancia. Aunque intento hacer todo lo que puedo, no solo música o pintura.

En los inicios, ¿pensó en algún momento que podría dedicarse a esto?

Después de hacer mi primera maqueta y sacar el primer disco, cobré por mi primer concierto. No he hecho nunca ninguno gratis. Desde el principio, me he buscado la vida porque necesitas dinero para pagar las facturas. Nunca me lo tomé como un hobby, aunque sí lo fuera. O ganaba dinero o hacía otra cosa. La idea era, por lo menos, intentarlo y, si no hubiera ido bien, no habría seguido con la música. Con el éxito de discos y conciertos, dije: «Tiraré por aquí, será que valgo para esto». O, por lo menos, tratar de aprovechar esta racha.

Por fin podrá actuar en Palencia un año y medio después de ser anunciada en el cartel. ¿Qué espera de la ciudad y su público? ¿Tiene alguna referencia?

Creo que toqué hace muchos años. A mí me da mucha pena porque este concierto lo iba a hacer con la banda. Con la pandemia, reducciones de aforos y el resto de restricciones, voy a ir solo con un guitarrista. Es una lástima porque realmente disfruto mucho cuando voy con la banda y tocamos las canciones con sus arreglos. Así que será diferente: guitarra y voz. Aun así, lo afronto con mucha ilusión. 

Ya ha dado muchos conciertos en acústico, ¿alguna pista sobre lo que se encontrará el público?

Ya me he acostumbrado, porque todos los conciertos del año pasado, desde la reapertura, eran  así. Tengo seis discos publicados, así que tocaremos canciones de todos ellos. En acústico, canto muchas canciones desnudas que con el grupo no toco. Son formatos diferentes pero a la gente le gustan. Al final, como le doy mucha importancia a las letras y a las melodías porque realmente compongo con la guitarra, son canciones que admiten muy bien el acústico. En mi caso, la base es esa.

Los conciertos en pandemia son radicalmente diferentes a los que teníamos. ¿Cómo los encara desde su posición en el escenario frente a un público sentado, con mascarilla y distancia?

Afecta, pero el ser humano se acaba acostumbrando a todo. He tocado en sitios donde la gente no se podía ni tomar una cerveza. El público no puede cantar y es algo que en mis conciertos se hace mucho. No es lo mismo y para mí todo esto es una tristeza… Pero es lo que hay. Nos tenemos que adaptar, no nos queda otra. Hay que ser optimistas.

Brujería, su último disco, salió en 2019, aunque supongo que ha tenido poco rodaje en directo...

No creas, mi caso es especial porque he seguido tocando un montón. Soy de las pocas privilegiadas a las que les ha pasado esto. Tengo el verano lleno de fechas. Eso sí, antes de la pandemia no lo pude tocar mucho con la banda, apenas unos conciertos en Madrid, Barcelona o Valencia. 

¿Y qué me dice del siguiente? ¿Trabaja ya en él? 

Respecto al nuevo disco, tengo unas siete canciones pero, hasta que no lo vea claro, no lo sacaré. No tengo prisa, lo haré cuando esté contenta con el resultado. Sigo trabajando.

Amor y desamor son la cara de una misma moneda y temas irrenunciables en su carrera, ¿cómo es el proceso creativo de tus discos? 

Me siento a escribir cada día, tengo mi despacho con mi guitarra. Me vienen estribillos, cojo la guitarra y toco canciones que me gustan. Pruebo un acorde, luego otro y se me ocurren melodías. Trabajo esto cada día. Respecto a las letras, me inspiro en emociones fuertes, en sentimientos, las cosas que me pasan y las acabo contando en mis canciones.

Ha colaborado con muchos artistas durante su trayectoria, tanto en álbumes como en conciertos, ¿cuál le gustaría que fuera el siguiente?

Una colaboración soñada sería Robert Smith [líder y vocalista de la banda británica The Cure]. Pero como no canto en inglés, lo veo muy complicado. Otra persona con la que me gustaría colaborar es Santi, el vocalista de Él Mató a un Policía Motorizado. Me gusta su timbre y su forma de cantar y de afrontar las composiciones. Si lo conseguimos cuadrar, haremos algo. Pero no forzado. Tiene que haber algo detrás, un sentimiento. En el último disco salió lo de Diego [Ibáñez, vocalista de Carolina Durante] porque en esa canción lo vi muy claro.

También me gusta colaborar con Jota [líder de Los Planetas] porque es como de mi familia. Robe Iniesta también me chifla. Le comenté una colaboración pero él no se veía. Tendría que hacer una canción específica para que se sintiera a gusto.