«Cuando aparece un problema como el Covid-19 no hay fronteras sociales y nos damos cuenta que tampoco hay motivo para crearlas». Quien habla es Jesús Mazariegos, director general de Fundación Personas, una entidad volcada en el trabajo de las usuarios con discapacidad del medio rural, también durante la pandemia. Y es que, si ya es complicado de por sí acceder a un puesto de trabajo estable en los pueblos, para este colectivo es un hándicap añadido.

Como ejemplo de esta dedicación y compromiso con lo rural, la entidad ha mantenido su plantilla de trabajadores con discapacidad intelectual y sensorial en el centro especial de empleo de Guardo, que se ha encargado de confeccionar, lavar, desinfectar, higienizar y empaquetar, hasta la fecha, más de 14.000 mascarillas reutilizables para empresas, varios ayuntamientos de la provincia y particulares, algunas de ellas personalizadas con logotipo. 

Además, los trabajadores han cosido buzos, mascarillas y delantales protectores de refuerzo para centros sanitarios y para los propios complejos de la entidad repartidos por varios puntos de Castilla y León. Una tarea de la que se ocupa un grupo de 30 personas con discapacidad física, intelectual y psíquica naturales del municipio guardense y de otras localidades del entorno en un radio aproximado de 20 kilómetros tales como Velilla, Santibáñez, Fresno o Pino.