Casado, ante un 2021 cargado de retos

EFE
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El líder del PP quiere consolidarse como la única alternativa al Gabinete de coalición sin descuidar los problemas internos de su formación

El dirigente popular da por rota la relación de su partido con Vox y ahora busca aprovechar también la caída de Ciudadanos. - Foto: DAVID MUDARRA

El líder del PP, Pablo Casado, se enfrenta a 2021 con el reto de liderar el centroderecha y empequeñecer a sus adversarios, Vox y Ciudadanos, para poder erigirse como la única alternativa a Pedro Sánchez, una meta que tendrá como primera prueba las elecciones catalanas de febrero.

En su viaje anunciado al centro, el mandatario popular ha renunciado públicamente a competir con Vox por la derecha y quiere ahora acabar con el comodín naranja, menguado y en caída. Atrás queda la intentona de una unión mediante la coalición España Suma. Si Ciudadanos se derrumba, el PP estará ahí para recoger los restos. Y es que el objetivo de Génova es recopilar los votos no solo de su espectro político, sino también de los socialdemócratas desencantados con el PSOE por sus pactos con el independentismo.

Más complicado lo tiene Casado a su derecha porque para ampliar su mayoría necesita reducir el peso de Vox. La suma con esta formación, además de salirle cara, repele a otros posibles apoyos. Por ello, la estrategia del PP pasar por orillar a los de Santiago Abascal en el extremo como un partido bronco, chillón, pero que no ofrece soluciones. Enfrente, los populares se retratan a sí mismos como un bloque de gestión, en el que los españoles confiaron ya para salir de la anterior crisis.

Sin embargo, la polarización del debate político y leyes como las de la memoria histórica o la de Libertad Sexual, solo sí es sí, les obligarán a posicionarse en batallas culturales. Estos debates son incómodos para los de Casado: una postura conservadora les aleja del centro y les acerca a Vox, la moderada les hace perder apoyos por su derecha.

 

Oposición dura

Aprobados los Presupuestos, el PP asume que la legislatura será larga y para erigirse como alternativa no renunciará a hacer una oposición dura al Gobierno, pese a que se les culpe de la crispación, unas acusaciones que en Génova atribuyen a la maquinaria de La Moncloa. De hecho, están convencido de que sus votantes han entendido la posición adoptada en 2020, cuando actuaron como soporte en el estallido de la crisis sanitaria para pasar después a la ofensiva, criticando los errores cometidos.

De momento, los sondeos parecen avalar esta hoja de ruta con el vaticinio de un empate técnico entre bloques en un momento en el que el Gobierno podría haber sido un valor refugio, como ocurre en otros países.

Cuando las vacunas logren dar un respiro a la pandemia, los populares pondrán el foco en el que será el principal problema de España: la economía. Casado ha anunciado ya que buscará la creación en el Congreso de una Comisión en la que fiscalizarán los fondos europeos para que no se conviertan en un fondo de reptiles con el que pagar favores.

Para mostrar que son la alternativa al PSOE se mirarán en el espejo de las cinco autonomías donde gobiernan. Reivindican la gestión de todas ellas, desde Galicia y Andalucía a Madrid, pese a que sus respuestas a la crisis sanitaria hayan sido distintas e incluso contrarias.

Además, seguirán acudiendo a la Justicia para recurrir las leyes del Gobierno, al que acusan de querer acabar con el estado de derecho.

Por otro lado, el bloqueo para renovar el Consejo del Poder Judicial parece que se mantendrá, al menos, hasta después de las elecciones catalanas. Esta situación, señalan fuentes populares, sirve al partido de Casado para tensionar a la coalición de Gobierno ya que para alcanzar un pacto exigen públicamente que el PSOE dé de lado a su socio en el poder, Unidas Podemos.

También agitan las divisiones en el seno de la coalición en lo referente a la Monarquía. Cualquier cambio en la Corona, dicen, debe pasar por ellos y no por los aliados de Sánchez.

 

Horizonte judicial

El 2021 volverá a enfrentar al PP con su pasado y las acusaciones de corrupción, con dos frentes abiertos. En el Congreso de los Diputados arranca en enero la comisión de investigación sobre el caso Kitchen, el supuesto uso de recursos del ministerio del Interior para espiar al extesorero del PP, Luis Bárcenas, durante la etapa de Jorge Fernández Díaz como ministro. El PSOE marcará cómo de lejos llega la investigación, condicionando el nombre de los comparecientes, pero al PP no solo le perjudicará ver desfilar a antiguos altos cargos de su partido, también las críticas que vendrán no solo desde la izquierda, sino también por parte de Vox.

Además, en febrero empezará el inicio del juicio sobre la presunta caja B de Génova, donde declararán como testigos los expresidentes del Gobierno José María Aznar y Mariano Rajoy y cuatro ex secretarios generales del PP: Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas, Ángel Acebes y María Dolores de Cospedal.

Y del pasado del partido al futuro. Casado espera que 2021 sea el año de la consolidación a nivel interno. En el calendario figura la renovación en Nuevas Generaciones, donde Bea Fanjul tomará el mando en enero, y de las direcciones provinciales y después, autonómicas. De abajo a arriba.

Dos años después de hacerse con el poder, el palentino ha emprendido el rumbo moderado que le pedían algunos de sus barones y, calmadas las críticas de los menos adeptos, el peligro para su liderazgo a largo plazo parece venir ahora de su elegida: Isabel Díaz Ayuso. Génova niega el choque en público y también en privado, al tiempo que destacan la buena amistad que les une desde hace casi dos décadas. Pero, en su día, también sacaban a relucir la relación personal de Casado con Santiago Abascal. Y la historia no acabó muy bien.