«He enseñado a partir de ideas para motivar la reflexión»

Carmen Centeno
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A los seis años ya sabía que quería ser profesora. De hecho, daba clases a las muñecas, lo intentaba con otras niñas e, incluso, con las amigas de su madre. No siempre lo conseguía, pero el germen estaba ahí para guiarla en su camino vital

«He enseñado a partir de ideas para motivar la reflexión» - Foto: Óscar Navarro

Hija de militar, su infancia y adolescencia estuvo marcada por los cambios de destino de su progenitor. Ella nació en la pequeña localidad de Rábade (Lugo), a finales de abril de 1951, y muy pronto la familia se trasladó a Burgos. 


Allí estuvieron cinco años y de allí son los primeros recuerdos de Lourdes Álvarez de Mon. «Iba al colegio de las Teresianas del Padre Poveda y mi mayor felicidad era que fuera a buscarme mi padre». También conserva la imagen alegre de los bailes y las sencillas obras de teatro infantiles en las que participaba en casa de la madre del cineasta Giménez Rico, que era amiga de la suya. «Y recuerdo la catedral y los juegos con los niños de las casas de los militares, donde vivíamos».


El siguiente destino fue en Soria. En esa ciudad pasó nuestra protagonista once años, hasta que se fue a estudiar a la Universidad de Navarra. «Los fines de semana, hiciera frío o calor, mi padre nos llevaba a ver algo interesante o importante de la provincia y cuando ya nos lo sabíamos, nos nombraba cicerones para que se lo explicarámos a los familiares que nos visitaban». Además de descubrir una provincia cargada de rincones, espacios y monumentos hermosos y cargados de historia y tradiciones, aquella niña curiosa, que tenía vocación de profesora desde los seis años, intuyó las vías más eficaces para transmitir el conocimiento.

 

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