Excelencia académica

Jesús Hoyos
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Reciente Premio Extraordinario de Bachillerato, entre sus pasiones destacan los juegos de rol, con los que espera trabajar a través del campo de la narratología

Excelencia académica

El esfuerzo suele dar sus frutos. Y si no que se lo digan a Fernando Hoyos de Jesús, el joven palentino reconocido este año con el Premio Extraordinario de Bachillerato.

El galardón, que otorga la Consejería de Educación, representa, según sus palabras, todo el trabajo que ha ido haciendo a lo largo de ambos cursos del Bachillerato.

Y es que para poder presentarse a esta prueba, es necesario obtener una nota superior al 8,75 en primero y segundo. El examen, en el que participaron 45 aspirantes de toda la provincia, consistió en tres ejercicios: un comentario de texto, una prueba de inglés y una de modalidad. En su caso, Historia del Arte.

Se enteró de la oportunidad a través de la orientadora del IES Jorge Manrique, centro en el que ha estudiado y cuya experiencia ha sido satisfactoria para él. «Me animé porque todo beneficio económico iba a ser útil [está dotado con 1.000 euros y la exención del pago de precios públicos en la primera matrícula en la Universidad]. Además, el examen era poco después de la Ebau y tenía los contenidos bastante mascados», recuerda. Y como sacar una mala nota no tendría ninguna repercusión en el futuro, fue «bastante tranquilo, sin nervios ni presión».

«La experiencia fue hasta agradable», recuerda. «La temática del primer ejercicio fue los derechos animales y estuvo interesante porque es algo que no te sueles plantear y me hizo buscar mi punto de vista», comenta.

Afirma que las bases para obtener unos resultados académicos de ese calibre son dos. «Por un lado, he seguido una buena metodología. Además de trabajar prácticamente a diario, lo he hecho de la forma más óptima posible», explica. «Por otro, he tenido mucha suerte con los profesores. Han sido fantásticos; en particular, los del segundo año me han parecido los mejores. Son muy competentes y han sabido promover muy bien el interés en sus asignaturas», añade.

Señala el ejemplo de Filosofía. «La profesora me ha ayudado a expandir la asignatura más allá de los contenidos que se dan en clase, leyendo otros autores por mi cuenta o participando en la Olimpiada Filosófica. Son experiencias que ayudan a disfrutar más de la materia en concreto», opina.

La situación provocada por el Covid-19 le afectó «para peor» en el primer año. «Perdí cierta metodología al ser online y los últimos temas no terminé de aprenderlos tan bien. Aunque el confinamiento me ayudó a concentrarme una vez que separé la zona de estudio de la zona en la que hacía mi vida cotidiana», subraya.

«Hay dos pilares que me han interesado y me gustaría explorar. Son la filosofía y la narratología, el arte de contar historias», señala.

Por las escasas salidas laborales de ambas, decidió mezclar en un doble grado que estudia en Madrid el Periodismo, «algo que me había llamado la atención desde joven», y la Filología Hispánica, «que representa el campo de la narratología en específico».

Le gustan las cámaras, pero lo que más le interesa es la prensa escrita, los artículos de opinión y la cultura. Combinándolo con su otra pasión, los juegos de rol, ve como salida la escritura de módulos para esos juegos, novelas, guiones, historias para videojuegos o libros teóricos sobre sus materias preferidas.

Es decir, no se cierra a nada porque «hay que aprovechar cualquier oportunidad que salga», concluye.