Casi recién llegado de América, donde brilló a gran altura tanto en Perú como en México
América me ha permitido empezar pronto la temporada. He podido lidiar dos corridas, una en Lima, donde corté dos orejas y disfruté de la magnífica afición peruana, y otra en la mexicana de Zacatecas, en la que me tuve que conformar con una vuelta al ruedo, pese a la petición mayoritaria que hubo en los tendidos. El caso es que ya estoy deseando hacer las maletas para volver a cruzar el charco. Entre tanto, estoy preparándome para ponerme a tono y volver allí donde tengo varias tardes contratadas.

Todo ello tras una interesante temporada en España con ese colofón en Logroño
Ha sido un buen año, muy buen año diría,  tanto en número de festejos como de triunfos. Es cierto que no pude pisar plazas importantes, pero en las que estuve dejé muestras de mi dimensión.  Hubo varias tardes que marcaron la temporada por la repercusión que tuvieron, entre ellas la de Logroño. 

Allí entraba por vía de la sustitución como premio a una buena temporada, cortando la única oreja del encierro de Garcigrande
Me llevé un trofeo en esa corrida con un gran cartel, junto a El Juli y Manzanares. Entré por Pablo Aguado y tengo que agradecer la sensibilidad que demostró la empresa, ya que en su elección tuvo en cuenta el gran nivel que mantuve a lo largo de todo el año. Y es que no me cabe duda de que el toreo siempre acaba siendo justo con los méritos de cada uno.

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